FIESTA DE LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

Hoy nos reunimos en esta fiesta de la Transfiguración del Señor para reflexionar sobre uno de los momentos más asombrosos y reveladores de la vida de Jesús. En este evento, Jesús sube a un monte junto con tres de sus discípulos más cercanos, Pedro, Santiago y Juan. Allí, ante sus ojos atónitos, Jesús es transfigurado, su rostro brilla como el sol y sus vestiduras se vuelven deslumbrantemente blancas.

La Transfiguración es un momento de profunda revelación, donde la divinidad de Jesús se manifiesta ante sus discípulos. Es como si el velo que oculta su verdadera identidad se apartara por un instante, permitiéndonos ver a Jesús en su esplendor divino. Esta experiencia impacta a los discípulos y nos recuerda que Jesús no es solo un gran maestro o un profeta, sino el Hijo de Dios encarnado.

Además, durante la Transfiguración, Moisés y Elías aparecen junto a Jesús, representando la Ley y los Profetas del Antiguo Testamento. Esto simboliza la continuidad entre la Antigua y la Nueva Alianza, mostrando cómo todo el plan de salvación se cumple en Jesús. Él es la plenitud de la Revelación divina y el cumplimiento de todas las promesas de Dios.

Esta fiesta de la Transfiguración nos invita a reflexionar sobre nuestra propia fe. ¿Estamos dispuestos a subir al monte con Jesús, a apartarnos del bullicio de la vida cotidiana y permitirnos tener un encuentro íntimo con Él? ¿Estamos dispuestos a escuchar su voz y a seguir sus enseñanzas?

La Transfiguración también nos recuerda que nuestra vida cristiana no está exenta de montañas y valles, de momentos de gozo y dificultades. Sin embargo, en medio de todas las circunstancias, Jesús está siempre con nosotros, guiándonos y fortaleciéndonos.

En esta fiesta, elevemos nuestra mirada al monte de la Transfiguración y pidamos a Jesús que ilumine nuestra vida con su presencia y su amor. Que podamos experimentar la gracia transformadora de su Espíritu y que, como los discípulos en el monte, sepamos reconocer su divinidad y seguirle con corazones dispuestos y entregados.

Que la fiesta de la Transfiguración del Señor sea una ocasión para renovar nuestra fe y confianza en Él, sabiendo que, en su presencia, encontramos la verdadera luz y la esperanza que necesitamos para seguir adelante en nuestro camino de discipulado.

¡Que Dios les bendiga abundantemente en esta hermosa celebración!

Con cariño y oraciones,

El equipo pastoral parroquial.