“¿A quién iremos, Señor?” – Un
camino pascual de fe y misión en el Año Santo Jubilar
Tercera Semana de Pascua | Memoria de San Juan de Ávila, presbítero y doctor
de la Iglesia
Queridos hermanos en Cristo:
En este tiempo pascual, la Iglesia nos sigue conduciendo por las sendas de la vida nueva que brota de la Resurrección del Señor. Hoy, sábado 10 de mayo de 2025, la liturgia nos presenta un tríptico poderoso: la expansión de la Iglesia en los Hechos de los Apóstoles (9, 31-42), el salmo 115 que eleva nuestra gratitud con la pregunta “¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?” y el Evangelio de Juan (6, 60-69), donde Pedro, en nombre de los Doce, pronuncia una de las confesiones más bellas de fe: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”.
Estas lecturas se enmarcan en la celebración del Año Santo Jubilar, un tiempo de gracia para renovar la fe, vivir la conversión, caminar hacia la reconciliación y volver al corazón de la Iglesia: Cristo Eucaristía. También celebramos hoy la memoria de San Juan de Ávila, presbítero, maestro de evangelizadores y doctor de la Iglesia, que supo vivir con ardor la misión, la reforma eclesial y la amistad con los santos.
1. Una Iglesia que se edifica en la paz y se fortalece en el Espíritu Santo
El libro de los Hechos nos
presenta a la Iglesia en un momento de sosiego: “La Iglesia gozaba de paz… se
edificaba, y con el consuelo del Espíritu Santo se multiplicaba” (Hch 9,31). En
medio de un mundo convulso y a veces adverso, esta imagen nos recuerda que la
Iglesia crece no por estrategias humanas, sino por la acción del Espíritu.
Hoy más que nunca, el Pueblo de Dios necesita ser edificado en la paz, en la
comunión y en la santidad de vida. La sanación de Eneas y la resurrección de
Tabitá muestran que Cristo sigue obrando por medio de sus discípulos. Pedro se
convierte en instrumento de la vida nueva: no se exalta a sí mismo, sino que
hace que todos miren a Jesús: “Jesucristo te sana” (Hch 9,34). ¿Estamos
dejando que el Señor obre por medio de nosotros?
2. ¿Cómo le pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
El salmista expresa una gratitud
profunda que brota de la experiencia de la salvación: “Alzaré la copa de la
salvación invocando su nombre”. En este Año Jubilar, estamos
llamados a mirar hacia atrás con gratitud y hacia adelante con esperanza.
¿Cómo retribuir al Señor por la vida, la fe, los sacramentos, el perdón
recibido, las veces que nos ha levantado? La mejor manera es vivir la vida como
ofrenda: alzando la copa del compromiso, de la caridad, de la entrega diaria,
como hizo San Juan de Ávila, quien ofreció su sabiduría, su predicación y sus
sufrimientos por la renovación de la Iglesia y la conversión de los pecadores.
3. “Señor, ¿a quién iremos?”: la decisión de los discípulos auténticos
En el Evangelio de Juan, muchos
abandonan a Jesús porque sus palabras son “duras” (Jn 6,60). No comprenden su
enseñanza sobre la Eucaristía, sobre el pan vivo bajado del cielo. Jesús no
retiene a nadie por la fuerza. Respeta la libertad. Pero a los que se quedan,
les pregunta: “¿También ustedes quieren marcharse?”
La respuesta de Pedro es también la nuestra, en medio de tantas dudas e
incertidumbres: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna”.
Esta confesión es la clave de la perseverancia cristiana. Cuando no entendemos
todo, cuando la fe cuesta, cuando la cruz pesa, cuando otros se alejan…
nosotros, como Pedro, renovamos nuestra confianza.
4. San Juan de Ávila: testigo fiel de Cristo y maestro de esperanza
Hoy recordamos a San Juan de
Ávila (1499-1569), gran reformador de la Iglesia española del siglo XVI,
canonizado en 1970 y declarado Doctor de la Iglesia en 2012 por
Benedicto XVI. Fue un incansable predicador, confesor y formador del clero. Su
vida nos muestra que la santidad florece en la fidelidad cotidiana y en el amor
apasionado por la verdad del Evangelio.
Él enseñaba: “No hay mayor honra que ser servidor de Jesucristo”. Como
Pedro, también él eligió quedarse con Cristo, aunque fuera cuesta arriba. Su
testimonio nos inspira a responder al Señor con firmeza, especialmente en este
tiempo pascual y jubilar.
5. Vivir el Año Jubilar: sugerencias prácticas para hoy
En este camino de conversión pascual, te invitamos a:
En este sábado pascual, alzamos
la mirada con esperanza. La Iglesia vive, crece, se renueva y se fortalece en
el Espíritu. Cristo no abandona a los suyos. Él es el Pan Vivo que nos
sostiene, la Palabra de vida eterna que ilumina nuestras decisiones, la fuente
de todo bien.
Y como Pedro, como San Juan de Ávila, como tantos discípulos que no se fueron,
nosotros también decimos con el corazón: “Señor, ¿a quién iremos?”. Nos
quedamos contigo. En Ti está la Vida.
¡Feliz día pascual! ¡Feliz Año Jubilar! Sigamos caminando como peregrinos de esperanza hacia la plenitud del Reino.
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