11
JUL
2025

Yahvé o Jehová: ¿Quién es quién? Claridad para la fe del pueblo de Dios



Yahvé o Jehová: ¿Quién es quién? Claridad para la fe del pueblo de Dios

En muchas ocasiones, al leer la Biblia o escuchar predicaciones, surge la pregunta: ¿Quién es Yahvé? ¿Es lo mismo que decir Jehová? ¿Por qué unos lo nombran de una forma y otros de otra? Este artículo, desde la fe católica, busca ofrecer una explicación clara, fundamentada en la Sagrada Escritura, la Tradición de la Iglesia, y el estudio bíblico, para ayudar a los fieles a comprender con mayor profundidad a quién invocamos cuando decimos Señor, Dios de Israel, Padre de nuestro Señor Jesucristo.

1. El Nombre de Dios Revelado en la Biblia

En el capítulo 3 del libro del Éxodo, cuando Moisés encuentra la zarza ardiente, Dios le revela su nombre:

“Yo soy el que soy” (Éxodo 3,14).

En hebreo, esto se expresa con las cuatro consonantes YHWH (יְהוָה), conocidas como el Tetragrámaton. Este es el nombre propio con el que Dios se dio a conocer a Moisés y a su pueblo, y que aparece en el texto hebreo de la Biblia más de 6.800 veces.

El significado profundo de este nombre está vinculado al ser mismo de Dios: Aquel que existe por sí mismo, eterno, inmutable, fiel a su alianza, siempre presente para su pueblo. Decir “YHWH” es confesar que Dios es el único Señor, que no cambia, y que permanece con nosotros.

2. ¿Por qué decimos “Yahvé” y no pronunciamos YHWH tal como está?

Los antiguos israelitas consideraban el nombre de Dios tan sagrado, que evitaron pronunciarlo por respeto y temor reverente. En su lugar, comenzaron a decir “Adonái” (אֲדֹנָי), que significa Señor. De hecho, en la mayoría de las traducciones bíblicas modernas, cuando aparece “YHWH” en el texto hebreo, se traduce como “el Señor” (con mayúsculas o versales: SEÑOR), para indicar que se trata del nombre divino.

El término Yahvé es una reconstrucción académica que intenta aproximarse a la pronunciación original de YHWH, basada en estudios lingüísticos del hebreo antiguo. Aunque no se sabe con certeza cómo se pronunciaba exactamente, la mayoría de los biblistas hoy coinciden en que Yahvé es la forma más probable.

3. ¿De dónde viene “Jehová”?

El nombre “Jehová” no aparece en los textos hebreos antiguos. Surge en la Edad Media, cuando algunos escribas cristianos europeos quisieron vocalizar el Tetragrámaton. Al nombre YHWH le añadieron las vocales de la palabra “Adonái”, obteniendo así: YeHoWaH, que con el tiempo derivó en la forma “Jehová” en las lenguas romances y germánicas.

Es importante notar que esta forma no es históricamente exacta y no corresponde a la pronunciación original. Sin embargo, fue popularizada por algunas traducciones protestantes de la Biblia, como la Reina-Valera, y utilizada también por grupos como los Testigos de Jehová.

4. La enseñanza de la Iglesia Católica

El Catecismo de la Iglesia Católica (n. 203-213) enseña con claridad el significado y la importancia del nombre de Dios. Afirma:

"Dios reveló progresivamente a Israel su nombre. El nombre expresa la esencia, la identidad de una persona y el sentido de su vida. Dios tiene un nombre; no es una fuerza anónima. Confesar el nombre de Dios es anunciar que Él está presente, activo en la historia humana.”

La Iglesia reconoce la forma Yahvé como una aproximación más fiel a la revelación bíblica, pero por respeto a la tradición judía y al uso litúrgico, ha optado por no pronunciar este nombre sagrado en los textos litúrgicos oficiales. En 2008, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos instruyó que, en la liturgia, se evite el uso del nombre “Yahvé” y se mantenga el uso de “el Señor”, en continuidad con la tradición apostólica.

5. ¿Quién es entonces Yahvé o Jehová para los cristianos?

Yahvé es el Dios vivo y verdadero, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios que liberó a su pueblo de Egipto, que hizo alianza con él, y que se manifestó plenamente en Jesucristo. Para los cristianos, Jesucristo es la revelación definitiva del rostro de Yahvé, el Hijo eterno del Padre, Palabra hecha carne.

Como dice el Evangelio según san Juan:

“Antes que Abraham naciera, Yo Soy” (Juan 8,58).

Jesús se identifica con el nombre divino “Yo soy”, revelando que en Él habita toda la plenitud de la divinidad (cf. Colosenses 2,9). Por tanto, cuando el cristiano invoca al Señor Jesús, está invocando al mismo Dios de la Alianza, hecho hombre por nuestra salvación.

6. ¿Debemos usar “Jehová”?

En la tradición católica, no es habitual utilizar el término “Jehová”, ya que no refleja ni la tradición hebrea original ni el uso litúrgico de la Iglesia. Aunque no se puede decir que sea un error absoluto (porque hace referencia al mismo Dios), sí se trata de una forma imprecisa y menos adecuada. Además, está muy asociada a interpretaciones doctrinales de grupos no católicos que rechazan aspectos centrales de la fe cristiana como la Trinidad, la divinidad de Cristo o la Eucaristía.

Por esta razón, en la oración, en la catequesis y en la liturgia, la Iglesia prefiere emplear “Dios”, “el Señor”, “Padre”, o el nombre de Jesucristo, con quien tenemos una relación viva y personal.

7. El Nombre que es sobre todo nombre

Como cristianos, creemos que el nombre de Dios ha sido plenamente revelado en Jesús, el Hijo de Dios. Por eso san Pablo escribe:

“Dios le dio el Nombre que está sobre todo nombre, para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra y en los abismos” (Filipenses 2,9-10).

Más allá de las formas lingüísticas, lo que importa es que sepamos a quién adoramos y amamos: al Dios que es Amor, que nos ha creado, redimido y santificado. Yahvé, el Dios de Israel, es el mismo Dios que ha enviado a su Hijo para darnos la vida eterna. En Él creemos. A Él servimos. Y en su Nombre vivimos.

Para profundizar:

  • Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 203-213
  • Éxodo 3,1-15
  • Juan 8,58
  • Documento de la Congregación para el Culto Divino (2008): “Indicaciones sobre la traducción del nombre de Dios en la liturgia”

Frase para meditar:
"No podemos amar lo que no conocemos. Por eso, conocer el nombre de Dios es comenzar a entrar en comunión con Él."


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