Vigilia Pascual: Cristo Vive, nuestra Esperanza no defrauda
Parroquia Santa de Ana y San Joaquín – 19 de abril de 2025
Año Santo Jubilar: Peregrinos de esperanza
"¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? No está aquí, ha resucitado" (Lc 24,5-6).
Queridos hermanos en Cristo:
Esta noche santa, la más grande de todas, resplandece en la historia de la salvación como la madre de todas las vigilias. Nos reunimos, como comunidad creyente, para velar en oración, contemplando el misterio central de nuestra fe: Jesucristo ha resucitado de entre los muertos. El Sábado Santo, que comenzó en el silencio del sepulcro y del dolor, culmina con un estallido de luz y de vida nueva: la Vigilia Pascual, que no solo conmemora un hecho pasado, sino que actualiza sacramentalmente la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte.
1. De la tiniebla a la luz: el fuego nuevo del Resucitado
La liturgia inicia con el lucernario, ese gesto sencillo y profundo en el que encendemos el fuego nuevo que ilumina la noche. El Cirio Pascual, signo de Cristo resucitado, va abriendo paso en la oscuridad como una columna de luz que guía a su pueblo. En este Año Santo Jubilar, este fuego simboliza también la esperanza renovada que nos impulsa a caminar como peregrinos hacia la plenitud de la vida eterna.
La Iglesia, desde sus orígenes, ha comprendido que este paso de la oscuridad a la luz expresa nuestra existencia redimida. Como nos recuerda el Papa Francisco en Christus Vivit (n. 1), “¡Cristo vive! Él es nuestra esperanza, y la juventud más hermosa de este mundo”. Esta noche nos recuerda que la esperanza cristiana no es una ilusión ni una evasión, sino una certeza basada en un hecho histórico y trascendente: el sepulcro está vacío.
2. Escuchar para creer: la Liturgia de la Palabra
Durante la Liturgia de la Palabra, somos conducidos por la historia de la salvación: desde la creación, pasando por la liberación del pueblo de Israel, hasta las promesas de los profetas. Cada lectura es un hito en el camino que conduce a la Pascua.
Este recorrido nos revela que Dios nunca abandona a su pueblo. Incluso en el aparente silencio del Sábado Santo, su acción es silenciosa pero eficaz. Como dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “Jesús conoció la muerte como todos los hombres y se unió a ellos con ella, pero de modo completamente libre” (CIC 1009). Esta noche, escuchamos cómo Dios transforma el dolor en esperanza, la esclavitud en libertad, la muerte en vida eterna.
3. Renacidos en Cristo: la Liturgia Bautismal
La Vigilia Pascual es también el momento privilegiado en que la Iglesia administra los sacramentos de la iniciación cristiana. Al renovar nuestras promesas bautismales, proclamamos con fuerza: “Renuncio al pecado, creo en Jesucristo, el Hijo de Dios, que resucitó al tercer día”.
Este gesto, que se realiza en cada Vigilia Pascual, nos recuerda que fuimos sepultados con Cristo en el bautismo para resucitar con Él a una vida nueva (cf. Rom 6,4). En este Año Santo, renovar el Bautismo significa también renovar nuestra vocación de discípulos misioneros, llamados a ser luz del mundo y sal de la tierra (cf. Mt 5,13-14).
4. Banquete de Vida: la Liturgia Eucarística
La noche culmina en el banquete eucarístico, donde Cristo resucitado se nos da como alimento. La Eucaristía es el signo más fuerte de su presencia viva en medio de nosotros. Esta comunión no es solo espiritual, sino también existencial: vivimos de Él y para Él.
La alegría de esta noche no termina en la liturgia: nos impulsa a salir, como las mujeres del Evangelio, a anunciar que la muerte ha sido vencida. Como decía San Juan Pablo II: “¡No tengáis miedo! Abrid de par en par las puertas a Cristo”. El Resucitado camina con nosotros, especialmente en este Año Jubilar, animándonos a ser testigos de esperanza para un mundo herido.
Claves para vivir esta Pascua en el Año Santo Jubilar
La tumba vacía es el principio de todo
Esta noche gloriosa del Sábado Santo, cuando la Iglesia celebra la Resurrección de su Señor, marca el paso decisivo en la historia humana. Cristo vive, y su victoria es nuestra esperanza. Como nos recuerda el Papa Francisco en Evangelii Gaudium (n. 3): “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús”.
Que esta Pascua nos encuentre encendidos por el fuego del amor de Dios, comprometidos con la vida, decididos a ser portadores de la luz de Cristo en las realidades concretas de nuestro mundo.
¡Cristo ha resucitado, verdaderamente ha resucitado! ¡Aleluya!
Padre
Alfredo Uzcátegui
Vicario parroquial
Parroquia de Santa Ana y San Joaquín
Ciudad de Panamá – Año Santo Jubilar 2025
“Peregrinos de esperanza”
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