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ENE
2025

Ven y Verás: Viviendo la Santidad y la Esperanza en Cristo

Ven y Verás: Viviendo la Santidad y la Esperanza en Cristo


Viviendo la Navidad en el Jubileo de la Esperanza: Reflexiones para el 4 de enero de 2025

En este tiempo de Navidad, la liturgia nos invita a profundizar en el misterio del Verbo encarnado y a dejarnos transformar por su luz. Las lecturas de hoy nos ofrecen un mensaje lleno de esperanza, orientado hacia la vida nueva que Cristo nos ofrece y hacia el camino que estamos llamados a recorrer como peregrinos de esperanza en este Año Jubilar 2025.

Primera lectura: 1 Juan 3,7-10

San Juan nos exhorta con palabras claras y desafiantes: “El que practica la justicia es justo, como Cristo es justo. El que comete pecado es del diablo”. Estas palabras, lejos de desanimarnos, son una llamada a la coherencia y a la conversión. La Navidad nos recuerda que el Hijo de Dios se hizo hombre para deshacer las obras del mal y para darnos el poder de ser hijos de Dios.

La exhortación apostólica Evangelii Gaudium (2013) del Papa Francisco nos recuerda en el numeral 178 que la justicia no puede ser entendida como algo separado de la misericordia. En este Jubileo de la Esperanza, somos invitados a renovar nuestro compromiso con la justicia, a practicar el bien en todas nuestras relaciones y a ser testigos de la victoria de Cristo sobre el pecado.

Salmo 97: “Toda la tierra ha visto al Salvador”

El salmista proclama la victoria de Dios: “El Señor ha hecho maravillas”. Este canto de alegría nos recuerda que la Navidad no es solo un evento del pasado, sino una realidad viva y presente. El Salvador ha venido, y su luz sigue brillando en medio de las tinieblas.

En la constitución dogmática Lumen Gentium (1964), el Concilio Vaticano II nos invita a ser testigos de la luz de Cristo en el mundo (n. 1). Como peregrinos de esperanza, estemos atentos a las maravillas que Dios sigue realizando en nuestras vidas y en el mundo. A pesar de los desafíos y las dificultades, la victoria de Cristo ya está asegurada.

Evangelio: Juan 1,35-42

El encuentro de Andrés y Simón con Jesús es un momento transformador. Ante la pregunta de Jesús, “¿Qué buscan?”, ellos responden con otra pregunta: “Rabbí, ¼dónde vives?”. Este diálogo sencillo nos invita a reflexionar sobre nuestro propio deseo de buscar a Cristo y de permanecer con él.

El numeral 22 de la encíclica Redemptoris Missio (1990) del Papa San Juan Pablo II nos recuerda que el encuentro personal con Cristo es el corazón de toda evangelización. En este Jubileo, renovemos nuestra búsqueda del rostro de Cristo. Sigamos su invitación: “Vengan y lo verán”. Al igual que Simón, también nosotros somos llamados a una nueva identidad y misión.

Viviendo el Jubileo de la Esperanza

El Año Jubilar 2025, bajo el lema “Peregrinos de Esperanza”, nos invita a caminar con corazones abiertos hacia un futuro lleno de confianza en las promesas de Dios. Este tiempo especial es una oportunidad para:

  1. Renovar nuestra fe: Participemos activamente en la vida sacramental, especialmente en la Eucaristía y la reconciliación. El numeral 47 de la constitución Sacrosanctum Concilium (1963) subraya la importancia de la Eucaristía como fuente y cumbre de la vida cristiana.
  2. Practicar la caridad: Sigamos el ejemplo de Cristo siendo luz para los demás, especialmente para los más necesitados. En Deus Caritas Est (2005), el Papa Benedicto XVI nos recuerda en el numeral 25 que el amor es la esencia de nuestra fe.
  3. Orar con esperanza: La oración nos conecta con Dios y nos permite escuchar su voz en medio de los ruidos del mundo. Hagamos de la oración un pilar fundamental de nuestra peregrinación espiritual, como nos exhorta el Catecismo de la Iglesia Católica en el numeral 2560.
  4. Caminar juntos: Como Iglesia, somos una comunidad de peregrinos. Este Jubileo es una invitación a fortalecer los lazos de unidad y fraternidad, caminando juntos hacia el encuentro con Cristo, siguiendo la visión de la Fratelli Tutti (2020), especialmente en el numeral 8.

Reflexionemos sobre nuestra identidad como hijos de Dios y nuestro llamado a vivir en justicia y santidad.

Renovemos nuestra alegría y esperanza en la victoria de Cristo, confiando en que Él nos acompaña en cada paso de nuestro camino.

Comprometámonos a practicar la justicia y la caridad en nuestra vida diaria, siendo testigos del amor de Dios en el mundo.

En este tiempo de Navidad y en el contexto del Jubileo de la Esperanza, somos llamados a ser luz en el mundo, a vivir como verdaderos hijos de Dios y a caminar juntos como Iglesia. Que el encuentro con Cristo renueve nuestras vidas y nos impulse a ser portadores de esperanza para todos. Como Andrés y Simón, respondamos al llamado de Jesús con corazones abiertos y dispuestos a seguirlo. “Vengan y lo verán”: esta es la invitación que nos llena de esperanza y nos orienta hacia un futuro pleno en Él.

 

 


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