10
AGO
2025

Un llamado a la fe viva y a la defensa de la dignidad de los pueblos originarios



Domingo XIX del Tiempo Ordinario – Un llamado a la fe viva y a la defensa de la dignidad de los pueblos originarios

Lecturas:

  • Primera lectura: Sabiduría 18,6-9
  • Salmo responsorial: Salmo 32 – Dichoso el pueblo escogido por Dios
  • Segunda lectura: hebreos 11,1-2.8-19
  • Evangelio: Lucas 12,32-48

Una fe que se traduce en vigilancia y compromiso

La Palabra de Dios de este domingo nos invita a vivir con una fe sólida, atenta y activa. El libro de la Sabiduría nos recuerda cómo el pueblo de Israel, sostenido por la promesa divina, vivió la noche de la liberación con confianza y obediencia. El salmo 32 proclama con alegría que somos dichosos por haber sido elegidos por Dios, no para acomodarnos, sino para vivir en fidelidad a su plan de amor.

La carta a los hebreos nos presenta a Abrahán, nuestro padre en la fe, que supo salir de su tierra, fiarse de Dios y caminar hacia lo que no veía, sosteniéndose únicamente en la promesa. El Evangelio de Lucas nos llama a ser siervos vigilantes: “Estén preparados, porque a la hora que menos piensen, vendrá el Hijo del hombre.” Jesús no nos invita a una espera pasiva, sino a una vigilancia activa que se traduce en servicio, compromiso y amor concreto.

Hoy, esta vigilancia también se manifiesta en la defensa de la dignidad humana, especialmente de quienes son más vulnerables y olvidados.

Semana de Pastoral Indígena 2025: “Los derechos se defienden”

En este espíritu de vigilancia y compromiso, la Iglesia en Panamá concluye hoy la Semana de Pastoral Indígena 2025 (3 al 10 de agosto), celebrada bajo el lema “Los derechos se defienden”. Este año, la conmemoración adquiere un significado especial al coincidir con el centenario de la Revolución Dule (1925), símbolo de la resistencia del pueblo guna frente a la imposición cultural y política, y emblema de las luchas actuales por la dignidad y los derechos de todos los pueblos originarios del país.

El Pbro. Jorge Sarzaneda, responsable de la Pastoral Indígena, recordó que esta semana busca romper con la invisibilización histórica de los pueblos originarios.

Aunque en las ciudades su presencia es más evidente, todavía falta un conocimiento profundo de su vida, cultura y necesidades.

Una Iglesia que camina con sus pueblos

Durante la semana, la Pastoral Indígena de la Arquidiócesis de Panamá acompañó a los pueblos Ngäbe, Buglé, Guna, Emberá, Wounaan, Bri Bri y Naso Tjërdi, que continúan enfrentando pobreza, discriminación y exclusión. Se realizaron visitas a parroquias, centros educativos y comunidades para responder preguntas esenciales:

  • ¿Quiénes son los indígenas?
  • ¿Dónde viven?
  • ¿Qué quieren y sueñan?
  • ¿Cómo sufren y qué esperan de la sociedad y de la Iglesia?

Uno de los retos urgentes es fomentar la participación de más laicos comprometidos que acompañen a estas comunidades con una mirada evangelizadora, humana y solidaria.

Seis ejes para una acción concreta

La Coordinadora Nacional de Pastoral Indígena (CONAPI) propuso este año seis ejes prioritarios de reflexión y acción:

  1. Derecho a territorios propios y autonomía.
  2. Derecho a una alimentación sana y suficiente.
  3. Derecho a la propia cultura e idioma.
  4. Derecho a una salud que respete la creación.
  5. Derecho a una educación intercultural de calidad.
  6. Derecho a vivir en paz y con justicia equitativa.

Un compromiso que nace de la fe

Como nos recuerda el Papa Francisco, los pueblos originarios son “pueblos descartados por la sociedad” y su defensa debe ser una prioridad permanente para los cristianos. El seguimiento de Cristo exige no cerrar los ojos ante la injusticia.

En este XIX Domingo del Tiempo Ordinario, la Palabra nos anima a una fe que no se queda en palabras ni en sentimientos, sino que se convierte en servicio concreto. Estar vigilantes es también estar atentos a las heridas del hermano, especialmente del indígena que lucha por mantener viva su cultura, su territorio y su dignidad.

Llamado final

Que la memoria de la Revolución Dule y el cierre de la Semana de Pastoral Indígena 2025 sean para todos nosotros un llamado a caminar juntos, a vivir una fe que defiende, acompaña y promueve la justicia. Porque, como dice Jesús en el Evangelio de hoy, “al que mucho se le dio, mucho se le pedirá”, y a nosotros se nos ha confiado el tesoro de la fe para transformarlo en obras de amor.

 


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