28
OCT
2024

Simón y Judas: Apóstoles de Unidad y Esperanza, Constructores de la Familia de Dios

Simón y Judas: Apóstoles de Unidad y Esperanza, Constructores de la Familia de Dios


La Fiesta de los Santos Apóstoles Simón y Judas: Constructores de la Familia de Dios y la Verdadera Devoción a los Santos


Queridos hermanos y hermanas en Cristo,


Hoy, celebramos con gran alegría la Fiesta de los Santos Apóstoles Simón y Judas, dos figuras fundamentales en los primeros años de la Iglesia. Esta festividad nos recuerda la importancia de la unidad en Cristo y el llamado a vivir en comunión, edificando la Iglesia con nuestras vidas. En las lecturas de hoy, encontramos un mensaje de esperanza que nos invita a mirar al futuro, a construir juntos el Reino de Dios y a fortalecer nuestra fe.


Un Llamado a Ser Familia: Reflexión sobre Efesios 2, 19-22


San Pablo, en su Carta a los Efesios (escrita alrededor de los años 60-62 d.C. durante su prisión en Roma), nos dice: "Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios". Este versículo es un pilar para la comprensión de nuestra identidad en Cristo. Al ser bautizados, somos injertados en una familia espiritual que nos incluye a todos, sin distinción de origen, cultura, ni condición social. En una época en que la Iglesia comenzaba a extenderse más allá del pueblo de Israel y a incluir a los gentiles, San Pablo enfatiza que en Cristo todos hemos sido reconciliados y hemos sido hechos uno solo.


Este concepto de familia de Dios resonaba profundamente en los cristianos de Éfeso y en las comunidades de todo el Imperio Romano, que estaban rodeadas por una sociedad muchas veces hostil. La identidad como "piedras vivas" de la Iglesia (1 Pedro 2, 5) fue una enseñanza clave que ayudó a los primeros cristianos a sentirse parte de algo sagrado y eterno, unificados en Cristo. La Iglesia enseña en el Catecismo que la comunión de los santos "une en Cristo a todos los fieles, vivos y difuntos" (Catecismo de la Iglesia Católica, 946). Cada uno de nosotros, como miembros de esta Iglesia, contribuye a edificar el "templo santo en el Señor" mencionado por San Pablo, donde Cristo mismo es la piedra angular.


El Salmo 18: El Mensaje del Señor Resuena en Toda la Tierra


El Salmo 18 proclama: "El mensaje del Señor resuena en toda la tierra". Esta frase captura la esencia de la misión apostólica y del mensaje cristiano. Simón y Judas, junto con los demás Apóstoles, llevaron el mensaje de Cristo más allá de las fronteras de Israel, extendiéndolo hacia las naciones. Este eco del Evangelio, que inició en Jerusalén, sigue resonando a lo largo de los siglos y en todas las culturas. La misión universal de la Iglesia se refleja en el llamado a llevar la Buena Nueva de la salvación a cada rincón de la tierra, algo que la Iglesia ha cumplido con dedicación desde los tiempos de los Apóstoles.


La enseñanza de este Salmo nos recuerda que somos portadores de un mensaje eterno y que, como bautizados, estamos llamados a testimoniar nuestra fe con nuestras palabras y acciones. La misión de la Iglesia no termina; cada generación está llamada a ser portadora del mensaje de esperanza de Dios, participando en esta obra evangelizadora y anunciando que Dios nos ama y desea que vivamos en su gracia.


El Evangelio según  San Lucas 6, 12-19: La Elección de los Doce y el Poder de la Oración


En el Evangelio de San Lucas, vemos a Jesús subir al monte a orar, y después de pasar toda la noche en diálogo con el Padre, llama a sus discípulos y elige a los Doce Apóstoles, entre ellos Simón y Judas. Este momento tiene lugar en los primeros años de su ministerio, probablemente entre los años 28 y 30 d.C. La elección de los Apóstoles fue un acto de comunión con el Padre y refleja la importancia de la oración como fundamento de toda misión. Jesús se retira a orar antes de tomar esta decisión tan significativa, enseñándonos que el discernimiento debe estar siempre enraizado en una relación profunda con Dios.


La elección de los Apóstoles fue también un acto de confianza en quienes, siendo humanos, eran imperfectos. Simón, llamado "el Zelote", y Judas Tadeo, conocido como el "hermano del Señor" (posiblemente un pariente cercano de Jesús), son ejemplos de cómo el Señor escoge a sus servidores no por sus méritos, sino por su disposición y entrega. Esto nos recuerda que cada uno de nosotros tiene un lugar en el plan de Dios, no por nuestras cualidades, sino por su gracia.


La Verdadera Devoción a los Santos: Qué es y Qué No es Ser Devoto


Como católicos, honramos a los santos, quienes son amigos de Dios y modelos de santidad. La verdadera devoción a los santos nos invita a buscar su intercesión ante Dios, sabiendo que ellos, al estar en su presencia, interceden por nosotros con amor y humildad. San Simón y San Judas son grandes ejemplos de humildad y servicio a Dios hasta el final de sus días, y venerarlos es reconocer el poder de Dios actuando en sus vidas y aspirar a vivir una vida de entrega a Cristo como ellos lo hicieron.


Qué es ser devoto de los santos: La devoción a los santos consiste en admirar su amor por Dios, imitar sus virtudes y pedir su intercesión. La Iglesia enseña que los santos son intercesores que, al estar ya en la presencia de Dios, pueden orar por nosotros. Esto no significa que los santos reemplacen a Dios ni que tengan poder propio, sino que son modelos que nos acercan a Cristo y ejemplos de cómo vivir nuestra fe. La veneración a los santos nos ayuda a crecer espiritualmente al recordar que todos estamos llamados a la santidad.


Qué no es ser devoto de los santos: No debemos ver a los santos como figuras mágicas ni creer que ellos pueden resolver nuestros problemas sin nuestra conversión ni esfuerzo. Tampoco debemos hacer de ellos ídolos, porque sólo a Dios se le debe la adoración. Los santos son nuestros hermanos mayores en la fe y nos ayudan a vivir con mayor fe y confianza en Dios, pero siempre nos llevan hacia Cristo, no hacia ellos mismos.


El Magisterio de la Iglesia nos enseña que los Apóstoles son las bases de la fe y la tradición cristiana, en quienes Cristo confió el mensaje de salvación (Catecismo de la Iglesia Católica, 857). Gracias a su entrega, la fe ha llegado hasta nosotros, y somos continuadores de esa misión en el mundo de hoy. Cada uno de nosotros, como parte de la Iglesia, tiene la responsabilidad de llevar el mensaje de Cristo a nuestra comunidad, construyendo puentes de amor y reconciliación.


Recordemos siempre que somos "conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios" (Efesios 2, 19). En esta familia, todos tenemos un lugar, un propósito, y una misión que cumplir.


Al meditar sobre nuestra pertenencia a la Iglesia y nuestra vocación en Cristo, dejemos que nuestro corazón se llene de gratitud. Somos llamados, como los Apóstoles, a ser parte de una historia que comenzó hace más de dos mil años y que perdura con el mismo amor y esperanza.


 Imaginemos la Iglesia como una gran catedral en construcción, donde cada uno de nosotros es una piedra viva que da forma y vida al edificio. Así como los Apóstoles fueron las primeras piedras de esta construcción espiritual, nosotros continuamos elevando la estructura con nuestra fe y acciones.

Hoy, tomémonos un tiempo en oración para pedir al Señor que nos muestre cómo podemos colaborar en la misión de la Iglesia. Al igual que los Apóstoles, estamos llamados a ser portadores de esperanza, construyendo con nuestras vidas comunidades acogedoras y llenas de paz.


Que esta Fiesta de los Santos Simón y Judas sea una inspiración para nosotros. Como ellos, somos discípulos llamados a ser testigos de Cristo, edificando la familia de Dios y proclamando el mensaje que "resuena en toda la tierra". Que su ejemplo y su intercesión nos animen a vivir nuestra fe con valentía, alegría y esperanza, sabiendo que somos piedras vivas en la gran Iglesia de Cristo. 


Santos Simón y Judas Tadeo apóstoles 

Lo que 𝑵𝑶 es san Judas Tadeo.

- No es Judas Iscariote. 

- No hace milagros. (Los milagros los hace Dios por intercesión de los santos) 

- No protege criminales.

- No es vengativo (Los santos no escuchan la oración de quienes desean hacer el mal a otros).

- No se adora.

- No se le pide a la imagen.

- No es amuleto de buena suerte.

- No es amuleto para tener dinero.

- No es compa de Malverde ni de la mal llamada santa muerte. 

Lo que 𝐒𝐈 es San Judas Tadeo

- Es un apóstol.

- Es siervo de Dios. 

- Es modelo de santidad, igual que los demás Santos de Dios.

- Es Santo mártir. 

- Se venera.

- Intercede, y el milagro lo hace Dios.

- Se le pide al santo, a quien la imágen representa.

- Está en el cielo. 

- Adora a Dios junto con toda la iglesia Triunfante, militante y purgante.

Siempre debemos poner a Cristo al centro tal cual lo vemos en la imagen de  San Judas , siempre debe ser Cristo el centro de nuestra vida y nuestro actuar Es el mismo Dios quien hace los milagros que pedimos  por intercesión de San Judas Tadeo. 

San Judas Tadeo era primo  del Señor Jesús  y supo reconocer  en Él  a el  Salvador.  

"Edifiquen su vida sobre la santidad de su fe, oren movidos por el Espíritu Santo y consérvense  en el amor de Dios esperando que la misericordia de Nuestro Señor Jesucristo los lleve a la vida eterna". San Judas  1, 20b -21


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