Sábado 3
de mayo de 2025
Santos
Felipe y Santiago, Apóstoles
Segunda
Semana de Pascua – Año Santo Jubilar
Primera
lectura: 1 Corintios
15,1-8
Salmo responsorial: Salmo 18 (19) – "El mensaje del Señor llega
a toda la tierra. Aleluya."
Evangelio: Juan 14,6-14
“El que
me ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn 14,9)
Hoy, en el
marco luminoso de la Pascua, celebramos con alegría a dos pilares de nuestra
fe: San Felipe y San Santiago, apóstoles de Jesucristo, testigos de su
resurrección, y sembradores incansables del Evangelio.
La
Palabra de Dios nos impulsa:
- En la primera carta a los
Corintios, san Pablo nos recuerda el corazón de la fe cristiana: “Cristo
murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó al tercer día, según
las Escrituras” (1 Cor 15,3-4). Esta proclamación esencial es también
nuestra misión: llevar al mundo el anuncio gozoso de Cristo vivo.
- El Salmo 18 canta cómo la
creación misma proclama la gloria de Dios, un mensaje que, como los
apóstoles, estamos llamados a extender “hasta los confines de la
tierra”.
- En el Evangelio de san Juan,
Jesús se revela como “el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14,6).
Felipe pide ver al Padre, y Jesús le responde con ternura: “El que me
ha visto a mí, ha visto al Padre” (Jn 14,9). Conocer a Jesús es entrar
en comunión viva con Dios. ¡Qué certeza más bella para nuestra vida
cristiana!
Testigos
del Resucitado en el Año Santo
Este Año
Santo Jubilar nos invita a ser, como Felipe y Santiago, testigos valientes
y gozosos de Cristo. En cada obra de misericordia, en cada reconciliación, en
cada anuncio del Evangelio, hacemos visible el rostro del Padre al mundo.
El Jubileo
es un tiempo de gracia para renovar nuestra fe en Jesús, Camino seguro en medio
de las incertidumbres; Verdad luminosa en medio de tantas confusiones; Vida
abundante que no termina.
Vivamos este
tiempo recordando que, unidos a los apóstoles, también nosotros estamos
llamados a proclamar: ¡Cristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!
¿Quiénes
fueron San Felipe y San Santiago?
San
Felipe, Apóstol
- Origen: Nació en Betsaida, la misma
ciudad de Pedro y Andrés (cf. Jn 1,44).
- Misión: Fue uno de los primeros
llamados por Jesús (Jn 1,43). Presentó a Natanael al Señor y, en varias
ocasiones, actuó como intermediario entre la multitud y Jesús (Jn
12,21-22).
- Muerte: Según la tradición, evangelizó
en Asia Menor y murió mártir en Hierápolis (actual Turquía), crucificado
cabeza abajo, alrededor del año 80 d.C.
- Restos: Parte de sus reliquias fueron
trasladadas a Roma y veneradas en la Basílica de los Santos Apóstoles.
Frase
destacada de San Felipe:
“Ven y
verás” (Juan 1,46).
Una
invitación sencilla y poderosa para acercar a otros a Jesús.
San
Santiago el Menor, Apóstol
- Origen: Llamado “el Menor” para
distinguirlo de Santiago el Mayor. Era pariente de Jesús, probablemente su
primo (cf. Mt 13,55).
- Misión: Fue uno de los primeros
testigos del Resucitado (1 Cor 15,7). Se destacó como primer obispo de
Jerusalén, guiando la comunidad cristiana naciente con sabiduría y
santidad.
- Obras: Autor de la Carta de
Santiago en el Nuevo Testamento, una joya espiritual que enfatiza la
fe viva, la caridad, la justicia social y la necesidad de obras concretas.
- Muerte: Murió mártir en Jerusalén
alrededor del año 62 d.C., apedreado y luego golpeado hasta morir.
- Restos: Sus reliquias también reposan
en la Basílica de los Santos Apóstoles en Roma, junto a las de San Felipe.
Frase
destacada de la Carta de Santiago:
“Muéstrame
tu fe sin obras, y yo por las obras te mostraré mi fe” (Santiago 2,18).
Un llamado
siempre actual a vivir una fe operante, concreta y comprometida.
Para
vivir este día y el Año Santo Jubilar:
- Contempla a Cristo: Dedica hoy unos minutos a
contemplar el rostro de Jesús en la oración. Él es el rostro visible del
amor del Padre.
- Anuncia con alegría: Como Felipe, invita a otros a
conocer al Señor, no con discursos complicados, sino con un testimonio
sencillo y luminoso: “Ven y verás”.
- Vive la fe en obras: Como Santiago, traduce tu fe
en actos de caridad, justicia y misericordia.
- Peregrina espiritualmente: Realiza una pequeña
“peregrinación” en tu parroquia u hogar: acude a la confesión, recibe la
Eucaristía, ora por las intenciones del Papa, y gana así las indulgencias
propias del Año Jubilar.
- Invoca su intercesión: Reza hoy a San Felipe y San
Santiago, pidiéndoles ser testigo fiel del Resucitado en la vida
cotidiana.
Oración
final:
Señor
Jesús, Camino, Verdad y Vida,
haz de nosotros, como Felipe y Santiago, testigos valientes de tu amor.
Que nuestra vida proclame tu resurrección,
y que nuestro corazón, renovado en este Año Santo,
refleje tu rostro al mundo. Amén.