Fiesta de Santiago el Mayor,
Apóstol – Semana XVI del Tiempo Ordinario
“Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor”
Mes de la Preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo – Año Santo Jubilar
2025
Santiago el Mayor: un testigo de fuego, esperanza y sangre
En este viernes 25 de julio, la Iglesia universal celebra con gozo la Fiesta de Santiago el Mayor, uno de los doce apóstoles más cercanos a Jesús, hermano de Juan e hijo de Zebedeo. Es el primer apóstol mártir, quien entregó su vida en fidelidad al Evangelio y cuyo testimonio ha sido semilla fecunda para generaciones enteras de discípulos.
La Segunda Carta a los Corintios (4,7-15) nos invita a contemplar el misterio de nuestra fragilidad a la luz del poder de Dios. San Pablo nos dice: “Llevamos este tesoro en vasijas de barro”. Este tesoro es la gracia, la vida nueva que hemos recibido en Cristo, y las vasijas de barro son nuestras vidas, limitadas, vulnerables, a menudo marcadas por pruebas, cansancio y persecución. Pero no estamos solos. El apóstol asegura: “Atribulados en todo, pero no aplastados; perplejos, pero no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, pero no aniquilados”. Este lenguaje, tan humano como sobrenatural, describe el camino del discípulo, particularmente del apóstol Santiago, cuya vida también fue una lucha por comprender, por seguir, por amar hasta el final.
El Salmo 125 nos da la clave espiritual para vivir ese camino de entrega: “Entre gritos de júbilo cosecharán aquellos que siembran con dolor”. El apóstol Santiago sembró con lágrimas, con dudas y con errores —recordemos cuando Jesús le corrige por querer fuego sobre los samaritanos (cf. Lc 9,54)— pero terminó sembrando con su sangre. Y Dios, fiel a sus promesas, ha hecho florecer su testimonio en la vida de millones de peregrinos que, a lo largo de los siglos, caminan hasta su tumba en Compostela buscando a Cristo.
En el Evangelio de Mateo (20,20-28), encontramos una escena profundamente humana y llena de enseñanza para el tiempo presente: la madre de los hijos de Zebedeo se acerca a Jesús para pedir un lugar de honor para sus hijos. Jesús no reprende la intención, pero eleva la mirada hacia el corazón del discipulado: “¿Pueden beber el cáliz que yo he de beber?” Y ellos responden con generosidad: “Sí, podemos”. Jesús anuncia que efectivamente lo harán —y Santiago fue el primero en hacerlo, al ofrecer su vida en el martirio.
Este pasaje evangélico resuena con fuerza en este Mes dedicado a la Preciosa Sangre de Cristo. Porque el cáliz de Jesús no es símbolo de privilegio, sino de entrega. Es el cáliz que contiene su Sangre derramada por la redención del mundo. Es el cáliz del sacrificio, de la obediencia al Padre, del amor hasta el extremo. Santiago lo bebió. Y hoy el Señor nos pregunta también a nosotros: “¿Puedes beber del cáliz que yo he de beber?”
Una predicación que da esperanza
En tiempos donde muchos se desaniman fácilmente, donde el sacrificio parece no tener sentido, donde las dificultades personales, familiares o sociales pueden apagar la esperanza, la figura de Santiago nos recuerda que el dolor ofrecido con fe se transforma en fruto eterno. El Señor transforma nuestras lágrimas en alegría, nuestra sangre en semilla fecunda, nuestras vasijas frágiles en instrumentos de gracia.
A la luz del Año Santo Jubilar
Este Año Jubilar 2025 nos impulsa a vivir con más profundidad la llamada a la santidad en lo cotidiano. Como Santiago, estamos llamados a pasar de una fe cómoda a una fe que se pone en camino, que toma la cruz, que se entrega. Vivir el jubileo es renovar nuestra consagración al Señor, decirle cada día: “Sí, Señor, queremos beber el cáliz contigo”. No solos, sino sostenidos por su Sangre preciosa, que nos purifica, nos fortalece y nos une.
Pensamiento final
Santiago, el hijo del trueno, nos enseña que la verdadera grandeza está en el servicio, y que el verdadero camino al Reino no pasa por los primeros puestos, sino por la fidelidad al Evangelio hasta el final. Hoy, como Iglesia peregrina, celebramos su memoria no con nostalgia, sino con decisión: queremos seguir a Jesús como él lo hizo. Queremos sembrar con generosidad, aunque duela. Porque sabemos que, al final, cosecharemos con júbilo.
Propósito para hoy
Haz un acto concreto de servicio humilde en tu hogar, parroquia o comunidad. Ofrécelo en silencio, sin buscar reconocimientos, como un acto de amor a Cristo y en comunión con la Sangre preciosa derramada por nuestra salvación.
Santiago Apóstol, ruega por
nosotros.
Preciosa Sangre de Cristo, fuente de salvación, sálvanos.
¡Feliz fiesta! ¡Feliz camino de esperanza!
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