09
SEP
2024

Santa María la Antigua: Madre de Fe y Esperanza para Panamá

Santa María la Antigua: Madre de Fe y Esperanza para Panamá


María, el Altísimo te ha bendecido más que a todas las mujeres de la tierra, y de tal manera te ha glorificado, que los hombres no cesan de alabarte. Jdt 13, 23.25


Festividad de Santa María la Antigua, Patrona de Panamá


El 9 de septiembre celebramos a Santa María la Antigua, patrona de Panamá, una advocación mariana profundamente arraigada en nuestra historia y espiritualidad. Esta celebración nos invita a reflexionar sobre la figura de la Virgen María a la luz de las Sagradas Escrituras y la doctrina de la Iglesia Católica. Los textos de la Liturgia para esta solemnidad nos presentan una enseñanza que revela la misión de María como la nueva Eva, la Madre del Salvador y modelo de fe para la Iglesia.


1.  Del Libro del Génesis 3,9-15.20


En este pasaje, después de la caída original, Dios llama a Adán y Eva y revela el inicio de su plan de salvación. La promesa de la “descendencia” que aplastará la cabeza de la serpiente es vista por la tradición cristiana como la primera referencia a la futura misión de María y su Hijo, Jesucristo. María es la nueva Eva, aquella que con su obediencia y humildad coopera plenamente con Dios en la redención de la humanidad. 


El versículo 15, conocido como el "Protoevangelio," es clave: “Pondré enemistad entre ti y la mujer, entre tu descendencia y la suya; ella te aplastará la cabeza mientras tú herirás su talón”. Esta promesa encuentra su cumplimiento en María, quien, a través de su sí, trae al mundo al Redentor que derrotará al pecado y a la muerte.


2. Carta del Apóstol San Pablo a los Gálatas 4,4-7


San Pablo subraya en este pasaje que, "al llegar la plenitud de los tiempos, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley". Esta "mujer" es María, quien, en el momento exacto establecido por Dios, da a luz al Salvador del mundo. Gracias a la encarnación del Hijo de Dios en su seno, recibimos el don de la filiación divina: ya no somos esclavos, sino hijos de Dios y herederos de la promesa. La misión de María es clave en este proceso, ya que es a través de ella que Dios hace posible la redención de la humanidad.


3. Evangelio según San Lucas 1,39-55


El Evangelio de Lucas nos presenta la Visitación de María a su prima Isabel, un momento lleno de alegría y reconocimiento de la obra de Dios. Isabel proclama a María “bendita entre las mujeres” y reconoce que en su vientre está el Salvador. En respuesta, María pronuncia su Magníficat, un cántico de alabanza y agradecimiento por las maravillas que Dios ha hecho en ella.


El Magníficat no es solo una expresión personal de gratitud, sino una proclamación profética sobre la justicia de Dios, que "derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes". María es el modelo de fe, humildad y total confianza en los planes de Dios. Su vida es un testimonio de cómo debemos vivir en obediencia a la voluntad divina.


El Concilio Vaticano II, en la constitución dogmática *Lumen Gentium*, resalta el papel único de María en la historia de la salvación, siendo “inseparablemente unida a su Hijo” en la obra redentora. María no es solo la Madre de Dios, sino también madre espiritual de todos los creyentes, intercediendo por nosotros y guiándonos hacia su Hijo.


El Papa Francisco ha insistido en varias ocasiones sobre la importancia de mirar a María como modelo de fe, confianza y humildad, especialmente en tiempos de prueba. En su homilía para la Fiesta de Santa María la Antigua, en su visita a Panamá en 2019, el Papa la describió como “la mujer creyente” que con su fe abrió la puerta para que Dios actuara en la historia humana.


María, la humilde servidora del Señor, nos enseña a decir "sí" a Dios, confiando en su plan incluso cuando no comprendemos completamente los caminos que nos presenta.


Siente la cercanía de María, nuestra Madre, quien intercede por nosotros, nos cuida y nos guía hacia su Hijo Jesucristo. Ella es el refugio seguro para todos los que buscan el consuelo divino.


Como María, aprendamos a confiar plenamente en Dios, ofreciendo cada día nuestra vida como un "sí" a su voluntad. Practiquemos la humildad y el servicio, buscando siempre cumplir los mandamientos del amor. Podemos hacer esto rezando diariamente el Magníficat, como un recordatorio de la grandeza de Dios y de su justicia que actúa en el mundo.


En esta Festividad de Santa María la Antigua, pidamos la intercesión de nuestra patrona para que, como ella, tengamos la gracia de ser fieles discípulos de su Hijo. Que su ejemplo de fe, humildad y obediencia inspire a toda la Iglesia en Panamá a vivir su misión con valentía, especialmente en los desafíos que enfrenta hoy nuestra sociedad. Que Santa María la Antigua siga siendo nuestra guía y protectora.


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