Escuchen, pueblos, la palabra del Señor y anúncienla en todos los rincones del a tierra: He aquí que vendrá nuestro Salvador, ya no tengan miedo. Jr 31, 10; Is 35,4
Lunes de la Segunda Semana de Adviento: Memoria de San Juan Diego Cuauhtlatoatzin
Hoy, la Iglesia celebra con alegría la memoria de San Juan Diego Cuauhtlatoatzin, un humilde indígena que fue elegido por Dios como mensajero de esperanza a través de la Virgen de Guadalupe. Su vida y testimonio nos inspiran a confiar en el amor de Dios y a ser instrumentos de su misericordia, especialmente en este tiempo de Adviento, donde nos preparamos con gozo para la venida de Jesús.
Lecturas del Día: Una Esperanza que Restaura y Sana
El profeta Isaías, en la primera lectura (Isaías 35,1-10), nos presenta una visión de esperanza:
"El desierto y el yermo se alegrarán, se llenará de gozo el páramo y florecerá como los lirios."
Esta promesa nos recuerda que Dios tiene el poder de transformar incluso los lugares más áridos de nuestras vidas en un jardín lleno de vida y gozo. Isaías nos habla de una restauración total: los ciegos verán, los sordos oirán, y los que no podían caminar saltarán de alegría.
El Salmo 84 refuerza esta esperanza al proclamar: "Nuestro Dios viene a salvarnos." Este grito de confianza debe resonar en nuestros corazones, especialmente cuando enfrentamos desafíos.
En el Evangelio según San Lucas (5,17-26), Jesús sana al paralítico, no solo devolviéndole la capacidad de caminar, sino perdonando sus pecados. Este milagro nos revela que Jesús viene a sanar todas las dimensiones de nuestra existencia, tanto física como espiritual. Su misión es restaurar nuestra comunión con Dios y con los demás.
El Legado de San Juan Diego: Fe, Humildad y Confianza
San Juan Diego fue un hombre sencillo, pero su fe inquebrantable lo convirtió en un instrumento poderoso de la gracia divina. En 1531, fue elegido por la Virgen María para llevar su mensaje al obispo Juan de Zumárraga, pidiendo la construcción de un templo en su honor en el cerro del Tepeyac. A pesar de las dificultades y dudas que enfrentó, Juan Diego perseveró, confiando plenamente en la promesa de la Madre de Dios:
"¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?"
Este mensaje sigue siendo una fuente de consuelo y esperanza para todos nosotros. La humildad, la obediencia y la confianza de Juan Diego son virtudes que podemos imitar en nuestra vida diaria para caminar hacia la santidad.
Somos peregrinos de la esperanza, llamados a preparar nuestros corazones para recibir a Jesús con humildad y confianza, como lo hizo San Juan Diego.
Renovemos nuestra alegría al saber que Dios transforma nuestras vidas y siempre nos llama a la reconciliación y a la plenitud.
Seamos instrumentos de esperanza y sanación en nuestras comunidades. ¿Cómo hacerlo? Dedica tiempo a escuchar a quienes atraviesan dificultades, acompaña a los enfermos, o participa activamente en obras de caridad durante este Adviento.
Preparándonos para el Jubileo 2025
El Jubileo 2025, bajo el lema "Peregrinos de la Esperanza," nos invita a profundizar en nuestra fe y a ser signos de esperanza en un mundo que necesita de Cristo. San Juan Diego nos enseña que, aunque seamos pequeños a los ojos del mundo, Dios puede hacer grandes cosas a través de nosotros si respondemos con fe y humildad.
En este Adviento, renovemos nuestra confianza en el Señor, que viene a salvarnos. Que San Juan Diego interceda por nosotros para que, como él, llevemos al mundo un mensaje de esperanza y reconciliación.
Ya viene el rey, el Señor de la tierra; Él nos librará de nuestra esclavitud.
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