14
OCT
2024

San Calixto I: El Papa Mártir de la Misericordia y la Libertad en Cristo

San Calixto I: El Papa Mártir de la Misericordia y la Libertad en Cristo


Este es un verdadero mártir, ya que derramó su sangre por Cristo; no temió las amenazas de quienes lo juzgaron y mereció así el Reino de los Cielos.


San Calixto I: El Papa Mártir de la Misericordia y la Libertad en Cristo


Hoy, la Iglesia celebra la Memoria de San Calixto I, Papa y mártir, un hombre cuya vida y legado siguen resonando profundamente en la historia de la Iglesia. Calixto, conocido por su defensa de la misericordia y el perdón, encarnó los valores de la fe cristiana en tiempos de persecución y divisiones internas en la Iglesia. En esta memoria, reflexionamos sobre la centralidad de su misión, sus contribuciones al desarrollo de la doctrina de la Iglesia y cómo su vida ejemplifica las lecturas bíblicas que nos presenta la liturgia de hoy: la Carta de San Pablo a los Gálatas, el Salmo 112, y el Evangelio de San Lucas.


San Calixto I nació en Roma a finales del siglo II y fue elegido Papa alrededor del año 217 d.C. durante el reinado del emperador Heliogábalo. Antes de su elección al papado, Calixto pasó por una vida de sufrimientos y dificultades que lo moldearon como uno de los pontífices más comprensivos y misericordiosos de la Iglesia primitiva. Se cree que Calixto, siendo esclavo, fue condenado a trabajos forzados en las minas de Cerdeña. Más tarde, fue liberado gracias a la intervención de Marcia, la amante cristiana del emperador Cómodo, y después regresó a Roma, donde eventualmente fue ordenado diácono por el Papa Ceferino.


Como Papa, San Calixto enfrentó desafíos teológicos y disciplinarios. Su postura sobre la reconciliación de los pecadores que habían cometido graves faltas, como el adulterio y la apostasía, generó controversia, especialmente entre los rigoristas de su tiempo, como el presbítero Hipólito, quien lo acusaba de ser demasiado indulgente. Sin embargo, Calixto mantenía firmemente que la Iglesia debía ser un lugar de misericordia y perdón para todos aquellos que buscaban sinceramente la conversión. Su legado pastoral, en gran parte, se centra en esta enseñanza fundamental.


San Calixto fue martirizado alrededor del año 222 d.C. bajo el emperador Alejandro Severo, quien inició una nueva persecución contra los cristianos. Según la tradición, Calixto fue arrojado a un pozo y murió por su fe, dando testimonio del valor de la fidelidad a Cristo hasta el último suspiro.


La Carta de San Pablo a los Gálatas: Libertad y Gracia


La primera lectura de hoy (Gálatas 4, 22-24.26-27.31-5,1) nos introduce en una enseñanza central del cristianismo: la libertad en Cristo. San Pablo utiliza la alegoría de Agar y Sara para contrastar la esclavitud de la ley con la libertad de la promesa. Agar, la esclava, simboliza la antigua alianza y el régimen de la ley mosaica, mientras que Sara, la mujer libre, representa la nueva alianza, en la cual los creyentes son liberados en Cristo.


San Calixto vivió esta enseñanza profundamente en su ministerio papal. En un tiempo en que la Iglesia estaba dividida entre aquellos que promovían una rígida disciplina y aquellos que abogaban por la misericordia, Calixto afirmó que la verdadera libertad en Cristo consiste en acoger el perdón divino y ofrecerlo a los demás. "Cristo nos ha liberado para que vivamos en libertad" (Gálatas 5,1). Este mensaje no solo animaba a los fieles a apartarse de la esclavitud del pecado, sino también a no caer en una rígida interpretación de la ley que sofocara el espíritu de la gracia.


Salmo 112: La Grandeza de Dios y su Misericordia


El Salmo responsorial de hoy (Salmo 112) nos invita a alabar al Señor por su bondad y misericordia, especialmente hacia los pobres y humildes: “Bendito sea el nombre del Señor, ahora y para siempre” (Salmo 112,2). Este salmo refleja la naturaleza inclusiva del amor de Dios, que no excluye a nadie y se extiende especialmente a los más necesitados.


San Calixto I entendió profundamente este aspecto de la fe. Como Papa, estableció el famoso Cementerio de Calixto en la Vía Apia, que se convirtió en uno de los cementerios cristianos más importantes de Roma. En este lugar de descanso, se acogía a mártires y creyentes humildes por igual, reflejando la grandeza del Dios que eleva a los más pobres, tal como lo expresa el salmo: “Levanta del polvo al desvalido, alza al pobre de la miseria” (Salmo 112,7).


El Evangelio según San Lucas: El Signo de Jonás


En el Evangelio de hoy (Lucas 11, 29-32), Jesús reprende a una generación que busca señales milagrosas, pero no está dispuesta a reconocer el mayor signo que tienen ante ellos: Él mismo, el Hijo de Dios. Jesús hace referencia al profeta Jonás, quien fue un signo de arrepentimiento para los ninivitas. De la misma manera, la muerte y resurrección de Jesús será el signo definitivo para su generación y para el mundo entero.


San Calixto también enfrentó a una generación que a menudo no reconocía el valor de la misericordia y el arrepentimiento. En su tiempo, muchos cristianos se resistían a aceptar que Dios pudiera perdonar a aquellos que habían cometido grandes pecados, como la apostasía durante las persecuciones. Sin embargo, Calixto, como Jesús en el Evangelio de hoy, proclamó que el arrepentimiento sincero es siempre acogido por Dios, y que la misericordia es la manifestación más poderosa de Su amor.


Legado de San Calixto I en la Doctrina de la Iglesia


San Calixto dejó un legado duradero en la Iglesia. Bajo su pontificado, se consolidó la práctica de la reconciliación de los pecadores, afirmando que el poder del perdón de Cristo es más grande que cualquier pecado. Esto contribuyó a la doctrina sacramental del perdón, que culmina en el sacramento de la penitencia o confesión. Su defensa del perdón mostró al mundo que la Iglesia no es solo una institución disciplinaria, sino una madre misericordiosa que acoge a sus hijos caídos y les ofrece la oportunidad de redimirse.


El Catecismo de la Iglesia Católica recoge este legado al afirmar que “no hay pecado, por grave que sea, que no pueda ser perdonado” (CIC, 982), y que “a través del sacramento de la Penitencia, los bautizados pueden ser reconciliados con Dios y con la Iglesia” (CIC, 1442). San Calixto nos enseñó a confiar en esta promesa divina de reconciliación, la cual sigue siendo una de las piedras angulares de la vida cristiana.


Las lecturas de hoy, junto con la vida de San Calixto, nos invitan a reflexionar sobre la misericordia y la libertad que Cristo nos ofrece. La libertad en Cristo nos libera no solo de la esclavitud del pecado, sino también de la rigidez de una interpretación legalista de la fe. Somos llamados a vivir en el amor y la gracia, confiando siempre en el perdón de Dios y extendiéndolo a los demás.


En Cristo, somos verdaderamente libres, llamados a vivir en la misericordia y el amor.

Gratitud por la misericordia infinita de Dios, que acoge a todos los que se arrepienten y buscan su perdón.


Hoy, haz un examen de conciencia y acércate al sacramento de la reconciliación, buscando vivir en la libertad y la paz que solo Cristo puede ofrecer.


San Calixto I, Papa y mártir, nos dejó un legado de misericordia y reconciliación que sigue vivo en la Iglesia. Su ejemplo y las lecturas de hoy nos invitan a vivir en la libertad de los hijos de Dios, confiando en su gracia y en su amor misericordioso. Que, al recordar a este gran pontífice, nos comprometamos a ser testigos de esa misericordia en nuestras vidas diarias, ofreciendo perdón y viviendo plenamente en la libertad de Cristo.


SAN CALIXTO I (PAPA Y MÁRTIR)

14 de octubre.

Papa del año 217 al año 222. En un tiempo fue esclavo. Después de años de vida agitada e irregular y alcanzada la libertad, fue ordenado diácono por el papa Ceferino, a quien sucedió en la cátedra de Pedro el año 217. En su pontificado se distinguió por su acción pastoral y por la defensa de la fe tradicional: combatió a los herejes adopcionistas y modalistas, e introdujo nuevas normas en la praxis penitencial y en el derecho matrimonial. Por haber mitigado las condiciones exigidas a los apóstatas de la fe para su readmisión en la Iglesia, sufrió la oposición de los rigoristas. Resulta para nosotros ejemplar su difícil y lento itinerario desde la esclavitud, la actividad a veces fraudulenta en el mundo financiero y administrativo, hasta su completa conversión y su entrega a la defensa de la fe y a la acogida de los más débiles. Recibió la corona del martirio el año 222.

- Oración: Escucha, Señor, las súplicas de tu pueblo y concédenos la protección del papa san Calixto, cuyo martirio celebramos llenos de alegría. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.


Las catacumbas de San Calixto en Roma, descritas por el Papa Juan XXIII como las más importantes y célebres de la ciudad, son un destino obligado para peregrinos y turistas. Ubicadas cerca de las catacumbas de San Sebastián y Santa Domitila, abarcan un área de 400 x 300 metros y cuentan con cuatro niveles, con al menos 20 kilómetros de corredores. San Calixto, quien supervisó su construcción como diácono y luego como Papa, es recordado por este monumental trabajo. Las catacumbas son notables no solo por su extensión, sino también por el gran número de mártires enterrados allí, incluyendo las criptas de Santa Cecilia y de varios Papas. La tumba de San Calixto está situada en la basílica de Santa María en Trastevere, construida por el Papa Julio en el siglo IV.


Hagámosle caso al Señor, que nos dice: " No endurezcan su corazón".


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