19
ABR
2025

Sábado Santo: Silencio fecundo, Esperanza encendida

Sábado Santo: Silencio fecundo, Esperanza encendida


Sábado Santo: Silencio fecundo, Esperanza encendida

Parroquia de Santa Ana y San Joaquín – 19 de abril de 2025 | Sábado Santo, Ciclo C – Año Santo Jubilar “Peregrinos de la Esperanza”

“El sepulcro no es el final: la esperanza del Resucitado está a punto de romper la piedra.”

Hoy, en el silencio solemne del Sábado Santo, la Iglesia entera se recoge en un clima de contemplación, esperanza y espera confiada. Jesús yace en el sepulcro, pero no como quien ha sido derrotado, sino como el sembrador que ha depositado en lo hondo de la tierra la semilla de la Vida eterna. El silencio de este día no es vacío ni ausencia, sino el preludio del mayor acontecimiento de la historia de la humanidad: la Resurrección gloriosa de nuestro Señor Jesucristo.

1. Un día entre la Cruz y la Luz

La Liturgia guarda silencio. Hoy no se celebra la Eucaristía. El altar permanece desnudo, el Sagrario vacío, y la comunidad se une a María en la espera. Es el único día del año litúrgico en que todo parece suspendido. Y sin embargo, este vacío está lleno de promesa.

El Catecismo de la Iglesia Católica nos recuerda:

“La sepultura de Jesús pone de relieve la conexión del sábado de la creación con el sábado de la nueva creación. En la muerte de Cristo, el antiguo mundo es destruido para que nazca el nuevo” (CEC 624-626).

Este día es como un nuevo Génesis. Desde el corazón del abismo, Dios está obrando en silencio. Jesús desciende a los infiernos para liberar a los justos, como canta la antigua homilía atribuida a los Padres de la Iglesia: “Adán, despierta... ¡yo soy tu Dios que por ti me hice tu hijo! Por ti y por todos, he vencido a la muerte”.

2. El testimonio de María: mujer de esperanza

En este día de silencio, María es la gran referencia espiritual. Ella es la madre que permanece firme al pie de la Cruz, que recoge en su corazón desgarrado el cuerpo de su Hijo, y que ahora, en la espera del tercer día, guarda viva la llama de la fe. En ella se cumple la profecía de Simeón: “una espada traspasará tu alma” (Lc 2,35), y en su corazón doloroso se forja también el corazón creyente de la Iglesia.

Sigamos su ejemplo: cuando todo parece perdido, María sigue creyendo. Cuando el mundo calla, ella sigue esperando.

3. La esperanza cristiana: luz en medio de las sombras

El Sábado Santo nos enseña que el dolor no tiene la última palabra. Que la tumba no es un final, sino una puerta. Que el aparente silencio de Dios es un tiempo de gestación para lo nuevo. Por eso, este día nos invita a renovar nuestra esperanza en Cristo, especialmente en este Año Santo Jubilar 2025, en el que el Papa Francisco nos llama a ser “Peregrinos de la Esperanza”.

En su carta Spes non confundit, el Santo Padre nos dice:

“En una época marcada por tanta oscuridad, la esperanza cristiana no es optimismo ingenuo, sino certeza firme de que Dios cumple sus promesas.”

Hoy, pues, somos llamados a esperar como María, a confiar como los discípulos en camino, y a prepararnos con fervor para celebrar la victoria del Resucitado.

¿Cómo vivir el Sábado Santo en clave jubilar?

1. Permanecer en oración en familia. Meditemos los misterios del Santo Rosario, en especial los dolorosos y gloriosos, unidos al corazón orante de María.
2. Visitar un templo para adorar en silencio. Aunque el Sagrario esté vacío, Cristo nos espera en la liturgia de la noche.
3. Leer en familia la Palabra. Especialmente los textos de la pasión, muerte y resurrección del Señor.
4. Realizar una obra de misericordia. Llamar a quien está solo, consolar al que sufre, tender la mano al necesitado.
5. Disponer el corazón para la Vigilia Pascual. La madre de todas las vigilias. Preparar la vela, el corazón, el alma para renovar las promesas bautismales.

El alba se aproxima

Queridos hermanos y hermanas: la noche está por terminar. Como los primeros rayos de sol que se asoman tras la tormenta, la esperanza comienza a brillar. Hoy no celebramos la Resurrección, pero la esperamos con certeza. Hoy no hay canto, pero el corazón ya ensaya el aleluya. Hoy parece que el amor fue vencido… pero ya se escuchan los pasos del Resucitado en la historia.

No estamos solos. No todo está perdido. Cristo está a punto de resucitar. ¡Alegrémonos ya desde la espera!

Frase para meditar hoy:

“La esperanza cristiana es audaz: sabe mirar más allá del sepulcro” (Papa Francisco).

Oración final

Señor Jesús, en el silencio del sepulcro sembraste vida,
en la oscuridad más densa encendiste la esperanza.
Haz que, junto a María, aprendamos a esperar en Ti.
En este Año Santo Jubilar, peregrinos de esperanza,
danos la gracia de vivir la espera activa, confiada y llena de amor.
Amén.

 


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