Sábado de la Octava de Pascua: Con Cristo Resucitado, la
valentía vence al miedo
26 de abril de 2025 | Año Santo Jubilar de la Esperanza
Lecturas del día:
En este sábado de la Octava de Pascua, la liturgia nos sigue sumergiendo en la luminosa realidad de la Resurrección del Señor. A lo largo de estos días, los evangelios nos han presentado a Jesús resucitado manifestándose a sus discípulos con ternura y poder, transformando su tristeza y temor en gozo, valentía y misión. Hoy, en el cierre de esta gran semana litúrgica, la Palabra nos impulsa a proclamar con firmeza: ¡Cristo ha resucitado, y con Él renace nuestra esperanza!
1. Testigos audaces del Resucitado
En la primera lectura de los Hechos de los Apóstoles, Pedro y Juan, dos hombres sencillos y sin instrucción formal según los criterios del Sanedrín, deslumbran por su valentía y convicción. Su transformación es evidente: ya no son los discípulos atemorizados que huyeron durante la Pasión, sino apóstoles intrépidos, llenos del Espíritu Santo. Frente a las amenazas, Pedro responde con una firmeza que brota del encuentro con el Resucitado: “No podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (Hch 4,20).
Aquí está el llamado para nosotros en este Año Santo Jubilar: ser discípulos misioneros que, desde nuestra propia experiencia de encuentro con Jesús vivo, comuniquemos con audacia la alegría del Evangelio, especialmente en contextos de confusión, indiferencia o persecución.
2. La diestra del Señor ha hecho maravillas
El salmo 117, que acompaña toda la Octava de Pascua, sigue siendo un himno de victoria y gratitud. En este día, lo proclamamos con particular intensidad: “La diestra del Señor ha hecho maravillas”. El brazo poderoso de Dios no es instrumento de destrucción, sino de salvación; no aplasta, sino que levanta; no condena, sino que sana y restaura.
En este Año Jubilar, contemplemos esas “maravillas” que el Señor realiza en medio de su pueblo: la reconciliación de familias, la perseverancia de los enfermos, la vocación de jóvenes que entregan su vida al servicio del Evangelio, el perdón recibido y concedido, la dignidad restaurada de tantos migrantes, presos y marginados. ¡La misericordia de Dios sigue obrando maravillas!
3. El mandato misionero: “Vayan por todo el mundo”
El Evangelio según san Marcos nos ofrece hoy la síntesis de la misión confiada por el Resucitado a los suyos: “Vayan por todo el mundo y proclamen el Evangelio a toda criatura” (Mc 16,15). La Pascua no es un final, sino un nuevo comienzo. La alegría de la Resurrección no se puede quedar encerrada en los muros de una iglesia ni en el corazón de unos pocos fieles; debe desbordar y alcanzar a todos.
En el contexto del Año Jubilar, esta invitación adquiere fuerza renovada. La Iglesia, impulsada por la esperanza pascual, está llamada a salir al encuentro de los alejados, a ofrecer caminos de reconciliación y consuelo, y a ser signo visible de la misericordia de Dios. Cada uno de nosotros es parte de esta misión. No miremos nuestras limitaciones, sino la grandeza del mandato y la presencia fiel del Señor que nos acompaña.
Memoria de San Anacleto (Cleto), Papa Mártir
Hoy celebramos también la memoria litúrgica de San Anacleto, también llamado Cleto, tercer Papa de la Iglesia, sucesor directo de San Pedro y San Lino. Nació en Roma, probablemente en el siglo I, y sirvió como Obispo de Roma durante el tiempo de fuerte consolidación de la comunidad cristiana en medio de la persecución. Su pontificado, según fuentes tradicionales, duró entre el año 76 y el 88 d.C.
Se le atribuye la organización de los presbíteros de Roma y la distribución de funciones dentro de la Iglesia naciente. Fue, muy probablemente, mártir bajo el emperador Domiciano. Su nombre figura con veneración en el Canon Romano (Plegaria Eucarística I), lo que subraya su importancia en la fe de la Iglesia primitiva.
Su testimonio silencioso, firme y constante nos recuerda que la fidelidad al Evangelio es el camino más seguro a la santidad. Una frase atribuida a su vida es:
“El que sigue al Buen Pastor no teme al lobo, pues sabe que su alma está en manos del Cordero inmolado.”
Oración por el Papa Francisco
Hoy, día solemne y de gran significado, nos unimos en oración por el alma de nuestro querido Papa Francisco, cuya misa exequial se celebra esta mañana en la Basílica de San Pedro. Damos gracias a Dios por su vida entregada a la Iglesia, por su testimonio de misericordia, sencillez y firmeza evangélica, por su incansable anuncio de la fraternidad universal.
Elevamos nuestra plegaria al Dios de la Vida, para que lo reciba en su Reino y lo recompense por su servicio fiel. Acompañamos este momento con esperanza, como Iglesia peregrina, sabiendo que “la muerte no tiene la última palabra”.
Pensamiento final para vivir este día jubilar
“La Resurrección de Cristo no es un hecho del pasado: es una fuerza viva que ha penetrado el mundo. Donde todo parece muerto, brotan de nuevo los brotes de la Resurrección.” (Papa Francisco, Evangelii Gaudium 276)
Que esta certeza ilumine nuestro camino: ¡Cristo ha
resucitado y nos envía!
Vivamos con alegría esta Pascua, misioneros de la esperanza, como lo fue San
Anacleto, como lo fue el Papa Francisco, como estamos llamados a serlo tú y yo,
en este Año Santo Jubilar de la Esperanza.
¡Aleluya! ¡La diestra del Señor ha hecho maravillas!
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