Reflexión y Esperanza: Buscar, Llamar y la Promesa del Reino
Queridos hermanos y hermanas,
En este jueves de la primera semana de Cuaresma, las Sagradas Escrituras nos invitan a profundizar en nuestra relación con Dios a través de la oración, la confianza y la acción recta. Este tiempo de conversión es una oportunidad para renovar nuestra fe y fortalecer nuestra esperanza en las promesas de Cristo, especialmente en el contexto del Año Santo Jubilar.
Ester 14, 1.3-5.12-14: Una Súplica por Liberación La primera lectura nos presenta a la reina Ester, quien, en un momento de gran angustia para su pueblo, se dirige a Dios con un corazón humilde y contrito. Ester se desprende de sus adornos reales y se viste con ropas de angustia y luto, simbolizando su total dependencia de Dios. Su oración es un modelo de súplica que todos podemos imitar: reconocer nuestra nada ante Dios y pedir su intervención no solo para nuestro bien, sino para el bien de todos aquellos que están en peligro o necesidad.
Salmo 137: Gratitud y Confianza en Dios El Salmo de hoy, "De todo corazón te damos gracias, Señor", es un canto de gratitud que resuena en nuestros corazones, especialmente cuando experimentamos la fidelidad de Dios en nuestras vidas. Este salmo nos anima a agradecer a Dios no solo en privado, sino delante de los ángeles y los hombres, proclamando su amor y fidelidad que perduran para siempre.
Mateo 7,7-12: La Regla de Oro El Evangelio de San Mateo nos recuerda las palabras alentadoras de Jesús: "Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá". Este pasaje es fundamental en nuestra vida de fe, pues nos asegura que Dios está siempre listo para escuchar nuestras oraciones. Además, Jesús nos enseña la 'Regla de Oro': "Todo cuanto queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos". Este es un llamado a la acción que transforma nuestra fe en obras concretas de amor y servicio.
Viviendo el Año Santo Jubilar El Año Santo Jubilar es un tiempo para redescubrir la alegría del perdón y la reconciliación. En este camino cuaresmal, seamos signos de esperanza y puertas abiertas para todos los que buscan a Dios. La práctica de abrir nuestras puertas simboliza también nuestra disposición a abrir nuestros corazones al cambio, a la conversión y a la gracia divina.
Memoria de los Santos Rodrigo, Salomón y Eulogio Hoy también recordamos a los santos mártires Rodrigo, Salomón y Eulogio, cuyas vidas fueron testimonios de fe y convicción en tiempos de persecución. Su valor para mantenerse firmes en su fe, a pesar de las adversidades, es un poderoso recordatorio durante la Cuaresma de que nuestra jornada espiritual puede implicar sacrificios y desafíos.
Los santos que conmemoramos hoy, Rodrigo, Salomón y Eulogio, vivieron durante la época de la Reconquista en la Península Ibérica, un período marcado por conflictos religiosos y culturales entre cristianos y musulmanes. Estos santos son ejemplos de fe y martirio en un tiempo de intensa persecución religiosa.
San Rodrigo era un sacerdote en Córdoba, España, en el siglo IX. Fue arrestado en un tumulto religioso, acusado falsamente por su propia familia de convertirse al islam y luego retornar al cristianismo, lo cual era considerado apostasía bajo el dominio islámico. Rodrigo mantuvo firmemente su fe cristiana y fue martirizado en el año 857.
San Eulogio nació en Córdoba y fue un sacerdote y erudito. Se destacó por su erudición y por escribir extensamente en defensa de los mártires cristianos que sufrieron bajo la dominación musulmana. Eulogio fue decapitado en 859 por su abierta crítica hacia el islam y por su firme defensa de la fe cristiana.
San Salomón no tiene registros tan claros como Rodrigo y Eulogio, y su historia puede estar menos documentada o su culto menos extendido, pero su martirio también se asocia generalmente con el mismo período y las mismas circunstancias de persecución en Córdoba.
Estos mártires son venerados especialmente por su coraje y su inquebrantable compromiso con su fe en un tiempo de gran prueba y adversidad. Su memoria se celebra el 13 de marzo, ofreciendo a los fieles ejemplos de constancia y fidelidad a sus creencias religiosas.
En conclusión, hermanos y hermanas, que este tiempo de Cuaresma nos inspire a buscar a Dios con un corazón sincero, a llamar con perseverancia y a tratar a los demás con la bondad y la justicia que deseamos para nosotros mismos. Que la memoria de los santos mártires y las enseñanzas de nuestro Señor Jesucristo nos guíen en nuestro camino hacia la Pascua y más allá, hacia un futuro lleno de esperanza y renovación espiritual.
Que Dios les bendiga y les fortalezca en este tiempo de gracia.
En Cristo, Padre Alfredo Uzcátegui.
Página web desarrollada con el sistema de Ecclesiared