Jueves 5 de junio de 2025 – Séptima Semana de Pascua
“Que todos sean uno, como tú y yo, Padre” (Jn 17,21)
Memoria de San Bonifacio, obispo y mártir
Año Santo Jubilar – Peregrinos de la Esperanza
1. La Palabra que nos reúne hoy
En este jueves de la Séptima Semana de Pascua, la liturgia nos introduce en la intimidad de la oración sacerdotal de Jesús, justo antes de su Pasión. Leemos en el Evangelio según san Juan (17,20-26) cómo el Señor ora no solo por sus discípulos, sino también por todos aquellos que creerán en Él, es decir, por nosotros. Nos pide la unidad: “Que todos sean uno, como tú, Padre, en mí y yo en ti”. Una unidad no superficial, sino nacida del amor divino, reflejo de la comunión trinitaria.
El Salmo 15 (16), con su aclamación confiada “Enséñanos, Señor, el camino de la vida”, nos abre a la esperanza de una vida plena, guiada por Dios, mientras que la primera lectura del Libro de los Hechos (22,30; 23,6-11) nos muestra a san Pablo como testigo valiente en medio del conflicto. En un escenario tenso, donde la división entre saduceos y fariseos podría parecer una amenaza, Pablo proclama su esperanza en la resurrección. Esa esperanza también sostiene nuestra misión como Iglesia.
2. Una unidad que brota del amor
La oración de Jesús por la unidad de sus discípulos no es una fórmula diplomática, ni un pacto superficial. Es el deseo más profundo de su corazón antes de entregar su vida. Jesús no nos pide simplemente que “nos llevemos bien”, sino que seamos uno en el amor que Él comparte con el Padre. Esta unidad es un signo que hace creíble el Evangelio en el mundo: “para que el mundo crea que tú me has enviado”.
En un tiempo marcado por divisiones sociales, políticas, religiosas y culturales, esta Palabra es un llamado urgente a construir puentes, a sanar heridas, a trabajar por la reconciliación. En nuestras comunidades, familias, grupos pastorales y parroquias, estamos llamados a vivir esta comunión no como uniformidad, sino como riqueza compartida, donde cada vocación, carisma y servicio se integra armónicamente en la única misión de la Iglesia.
3. San Bonifacio: un mártir de la unidad y la misión
Celebramos hoy la memoria de San Bonifacio, apóstol de Alemania, obispo y mártir del siglo VIII. Nacido en Inglaterra como Winfrido, fue un hombre de profunda formación bíblica y gran celo evangelizador. Trabajó incansablemente por la unidad de la Iglesia en tiempos de confusión doctrinal, reformando costumbres, organizando estructuras eclesiales y anunciando el Evangelio a pueblos aún no evangelizados.
Su vida, entrega y martirio nos recuerdan que la unidad por la que oró Cristo no es un ideal abstracto, sino una tarea concreta, muchas veces costosa, pero siempre fecunda. Bonifacio murió con el libro de los Evangelios en sus manos, símbolo de su fidelidad total a la Palabra. Que su testimonio nos anime a vivir con alegría nuestra vocación bautismal, siendo portadores de esperanza en medio del mundo.
4. Vivir este Año Santo Jubilar como peregrinos de la esperanza
En este Año Santo Jubilar, caminamos como peregrinos de la esperanza, conscientes de que solo Cristo puede unir lo disperso, sanar lo herido y reconciliar lo opuesto. Jesús ora por nosotros, intercede ante el Padre y nos confía la misión de testimoniar su amor en medio de nuestra historia.
¿Qué podemos hacer hoy?
5. Una invitación concreta
Como parroquia, queremos invitarte a un gesto concreto de comunión: dedica hoy unos minutos a reconciliarte con alguien con quien hayas tenido diferencias, ora por quienes piensan distinto a ti y haz una obra de caridad por la unidad de los cristianos.
6. Pensamiento, sentimiento y acción
Oración final:
Señor Jesús, tú que oraste por nuestra unidad antes de entregar tu vida, haznos uno en tu amor. Que nuestras comunidades sean hogares de reconciliación, nuestras parroquias oasis de comunión y nuestras palabras puentes de esperanza. Por intercesión de San Bonifacio, mártir de la unidad, renueva en nosotros el ardor misionero. Amén.
¡Peregrinos de la Esperanza, sigamos caminando hacia la unidad, con la alegría de sabernos amados por el Padre!
Pbro. A.J.U.M.
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