«Permaneced en mi amor y
daréis fruto»
Reflexión para el miércoles 14 de mayo de 2025
Cuarta semana de Pascua – Memoria de San Matías, Apóstol
Hechos 1,15-17.20-26 – Salmo 112 – Juan 15,9-17
Año Santo Jubilar 2025
En el corazón de esta cuarta semana de Pascua, en plena celebración del Año Santo Jubilar, la Iglesia conmemora con gozo la memoria de San Matías, apóstol, aquel que fue elegido para ocupar el lugar de Judas y restablecer así el colegio apostólico en la plenitud del número doce. Esta elección no fue un simple asunto administrativo o un reemplazo funcional. Fue un acto guiado por el Espíritu, un discernimiento profundo en la comunidad naciente, y un testimonio de que Dios sigue llamando, eligiendo y enviando.
1. Un corazón disponible para la misión (Hch 1,15-17.20-26)
En la primera lectura, vemos a Pedro tomar la palabra con autoridad espiritual y pastoral. Se reconoce la herida causada por la traición de Judas, pero no se queda en el lamento. La comunidad ora, discierne y actúa, confiando en que el Señor mostrará quién debe ocupar ese lugar vacante. El elegido es Matías, alguien que había caminado con Jesús desde el principio y fue testigo de la resurrección. Este pasaje es un canto a la continuidad de la misión apostólica, que no se detiene por las caídas humanas. Donde hubo traición, Dios siembra fidelidad.
Hoy, en la Iglesia, seguimos necesitando hombres y mujeres como Matías: testigos del Resucitado, disponibles para ser enviados. En este Año Santo Jubilar, somos invitados a abrirnos a la voz del Espíritu que nos llama a ocupar el lugar que nos corresponde en la comunidad eclesial. ¡Cuántos espacios vacíos esperan ser llenados por nuestra generosidad, por nuestra fe viva!
2. Lo puso el Señor entre los jefes de su pueblo (Sal 112)
El Salmo proclama con júbilo la acción de Dios que eleva al pobre y lo sienta entre los príncipes de su pueblo. Es un himno pascual a la misericordia y providencia de Dios, que elige no según los criterios humanos, sino según el corazón. San Matías no fue nombrado por fama o poder, sino por fidelidad, por haber caminado silenciosamente junto al Señor. También hoy, Dios elige a los sencillos y les confía grandes cosas.
Este Jubileo es tiempo propicio para reconocer que todos tenemos un lugar en el corazón de Dios y una misión en la Iglesia. No hay llamado pequeño. Ser padre o madre de familia, catequista, voluntario, servidor del altar, misionero en las periferias… todo, cuando es vivido con amor, da gloria al Señor.
3. Permaneced en mi amor (Jn 15,9-17)
El Evangelio de san Juan nos ofrece el centro del mensaje de Jesús: "Permaneced en mi amor". No se trata de un amor sentimental, sino de un amor que lleva a la obediencia, al servicio, a la entrega total. Jesús nos ama con el mismo amor con que el Padre lo ha amado a Él. Y desde ese amor, nos llama "amigos", no siervos. ¡Qué dignidad tan grande nos ha sido concedida!
San Matías no fue simplemente un sucesor funcional, fue un amigo de Jesús. Su elección no fue una promoción, sino un envío. Y Jesús, al enviar, no lo hace sin antes entregar su mandamiento: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado".
En este Año Santo Jubilar, renovemos nuestra amistad con Cristo. Redescubramos la fuerza transformadora del amor evangélico que nos impulsa a salir de nosotros mismos, a vivir con alegría, a servir con esperanza. El mundo necesita cristianos que amen con valentía.
Claves jubilares para hoy
En este miércoles pascual, conmemorando a San Matías, abramos nuestro corazón a la acción del Espíritu Santo. Que este tiempo jubilar sea ocasión de renovar nuestro lugar como discípulos-misioneros. Como Matías, digamos con nuestra vida: "Aquí estoy, Señor. Envíame".
Oración final
Señor Jesús, que elegiste a Matías para completar el número
de los Doce,
haznos también disponibles para la misión, fieles en lo oculto y valientes en
el anuncio.
Que permanezcamos en tu amor y demos fruto abundante.
En este Año Santo Jubilar, renueva nuestro bautismo y envíanos como testigos
del Resucitado.
Amén.
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