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ENE
2025

Peregrinos de Esperanza: Una Luz que Ilumina Nuestro Camino

Peregrinos de Esperanza: Una Luz que Ilumina Nuestro Camino


Hemos Contemplado su Gloria, gloria que le corresponde como Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad. Jn 1,14

Peregrinos de Esperanza: Una Luz que Ilumina Nuestro Camino

Lunes después de la Epifanía del Señor – Tiempo de Navidad
6 de enero de 2025

Queridos hermanos y hermanas en Cristo,

En este lunes después de la Solemnidad de la Epifanía del Señor, la liturgia nos invita a reflexionar sobre el llamado de Dios a vivir como portadores de esperanza y luz en un mundo que a menudo camina en tinieblas. La Palabra de hoy nos desafía a mirar hacia adelante con fe renovada, especialmente en este Año Jubilar 2025, en el que somos convocados como Peregrinos de Esperanza.

Un llamado a permanecer en la verdad

En la primera carta de san Juan (3,22-4,6), el apóstol nos enseña que todo lo que pidamos al Padre lo recibimos cuando cumplimos sus mandamientos y hacemos lo que le agrada. Nos recuerda que el mandamiento principal es creer en el Nombre de su Hijo Jesucristo y amarnos unos a otros.

San Juan también nos exhorta a discernir los espíritus, reconociendo que el Espíritu de Dios se manifiesta en quienes confiesan que Jesucristo ha venido en carne. En un mundo lleno de voces contradictorias, esta Palabra nos invita a anclarnos en la verdad que es Cristo y a ser testigos de su amor.

¿Cómo aplicamos esto a nuestra vida?

  • Renovemos nuestra fe: En este Año Jubilar, reafirmemos nuestra confianza en Jesús como el centro de nuestra vida. La oración diaria y la lectura de la Palabra nos ayudarán a discernir lo que proviene de Dios.
  • Vivamos el mandamiento del amor: Amar no es solo un sentimiento, sino una decisión concreta de servir y perdonar. En nuestras familias y comunidades, esforcémonos por construir puentes de reconciliación y paz.

Una luz que ilumina las tinieblas

El Evangelio según san Mateo (4,12-17.23-25) nos presenta a Jesús iniciando su ministerio público en Galilea, una región descrita como un lugar de tinieblas. Sin embargo, allí comienza a brillar una gran luz: Jesús proclama, “Conviértanse, porque el Reino de los cielos está cerca”, y acompaña su predicación con signos concretos de sanación y liberación.

En este pasaje, vemos a Jesús como el Buen Pastor que busca a los perdidos, sana a los enfermos y lleva esperanza a los marginados. Su ejemplo nos inspira a ser instrumentos de su luz en el mundo de hoy.

¿Cómo aplicamos esto a nuestra vida?

  • Convirtámonos en portadores de luz: Sigamos el ejemplo de Jesús llevando esperanza a quienes atraviesan momentos difíciles. Un gesto de bondad, una palabra de aliento o un acto de generosidad pueden transformar vidas.
  • Anunciemos el Reino con nuestras acciones: Como Jesús, unamos nuestra predicación a acciones concretas de servicio. Este Año Jubilar es una oportunidad para involucrarnos en obras de misericordia, tanto corporales como espirituales.

El Jubileo 2025: Peregrinos de Esperanza

En este año especial, la Iglesia nos llama a redescubrir nuestra identidad como peregrinos en camino hacia la plenitud del Reino de Dios. Como nos recuerda el Salmo 2: “Yo te daré en herencia las naciones”, somos parte de un plan divino que abarca a toda la humanidad. Este Jubileo es un tiempo para abrir nuestros corazones a la gracia de Dios y renovar nuestro compromiso de ser testigos de su amor en el mundo.

¿Cómo vivir este Jubileo?

  1. Caminar en comunidad: Participemos activamente en nuestra parroquia y en las celebraciones jubilares. Juntos, como Iglesia, podemos ser una luz poderosa que ilumine las tinieblas.
  2. Practicar la misericordia: Busquemos formas concretas de ayudar a los necesitados, acompañar a los enfermos y consolar a los que sufren.
  3. Ser misioneros de esperanza: En un mundo que a menudo carece de sentido, llevemos el mensaje de que el Reino de Dios está cerca. Esto implica no solo palabras, sino también un testimonio de vida coherente con el Evangelio.

Hermanos y hermanas, en este lunes después de la Epifanía, recordemos que hemos sido llamados a ser luz en las tinieblas y sal de la tierra. Que este Año Jubilar 2025 sea un tiempo de renovación espiritual y compromiso misionero. Como nos recuerda el lema, Spes nos confundit (“La esperanza no defrauda”, cf. Romanos 5,5), confiemos en que Dios cumple sus promesas y que el Reino de los cielos está cerca. Caminemos juntos como Peregrinos de Esperanza, confiando en que Dios cumple sus promesas y que el Reino de los cielos está cerca.

Que la Virgen María, Estrella de la Evangelización, nos guíe en este camino y que la luz de Cristo brille siempre en nuestros corazones.

¡Feliz Año Jubilar!

Padre Alfredo José Uzcátegui M.

 

Predicaba Jesús la buena nueva del Reino y sanaba toda enfermedad en el pueblo. Mt 4,23


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