Estos son los santos que han recibido la bendición del Señor, y la gracia de Dios, su salvador; ellos son los que buscan al Señor. Sal 23,5-6
Peregrinos de Esperanza: La Misericordia de Dios nos Abre un Futuro Nuevo
En este 17 de febrero de 2025, la Palabra de Dios nos invita a reflexionar sobre la misericordia divina y la confianza que debemos depositar en Él. En la primera lectura, del libro del Génesis (4,1-15.25), vemos el relato de Caín y Abel. Caín, cegado por la envidia, comete el primer fratricidio de la historia. Sin embargo, Dios, en su infinita misericordia, no lo condena al exterminio, sino que le concede un signo de protección, abriendo siempre la posibilidad del arrepentimiento y la conversión.
El Salmo 49 nos recuerda la actitud que Dios espera de nosotros: "Te ofreceremos, Señor, sacrificios de alabanza". No se trata solo de ritos externos, sino de un corazón humilde y agradecido. Dios se complace en la sinceridad de nuestra entrega y en una vida orientada hacia el bien.
En el Evangelio según San Marcos (8,11-13), Jesús se enfrenta a los fariseos, quienes, a pesar de haber presenciado sus milagros y escuchado sus enseñanzas, le exigen una señal. Jesús, con tristeza, rechaza su actitud incrédula y se marcha. Este pasaje nos interpela directamente: ¿Buscamos a Dios con un corazón sincero o solo cuando nos conviene? ¿Confiamos en su amor aunque no siempre comprendamos sus planes?
Caminando en Esperanza en el Año Santo Jubilar
En este Año Santo Jubilar, en el que somos llamados a ser "Peregrinos de Esperanza", estas lecturas nos exhortan a confiar plenamente en Dios, dejando de lado la envidia, el orgullo y la falta de fe. Como peregrinos, debemos abrir nuestro corazón a la misericordia, evitando juzgar a los demás y buscando siempre la reconciliación. El camino de la esperanza se construye con gestos de amor y perdón, con corazones abiertos a la gracia de Dios.
Hoy, más que nunca, la Iglesia nos llama a testimoniar con nuestra vida la misericordia de Dios. Que cada uno de nosotros, en nuestro diario caminar, sea signo visible de la esperanza cristiana. Que, en lugar de exigir señales, aprendamos a reconocer la presencia de Dios en cada acontecimiento de nuestra vida, confiando en su amor providente.
Que la Virgen María, Madre de la Esperanza, nos ayude a mantenernos firmes en la fe y nos guíe en este Año Santo para que seamos verdaderos testigos del Evangelio. Amén.
Oración:
Señor misericordioso, que en tu amor nos llamas al arrepentimiento y nos abres caminos de esperanza, transforma nuestro corazón para que, lejos del pecado, vivamos en tu gracia. Que en este Año Santo Jubilar seamos testigos de tu perdón y constructores de fraternidad. Amén.
Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida; nadie va al Padre, si no es por mí, dice el Señor. Jn 14,6
Virgen María ayúdanos acrecentar y mantener nuestra fe.
Buen día, gracias por estas dosis diarias. Amén y Amén.
Página web desarrollada con el sistema de Ecclesiared