14
AGO
2025

Perdón sin límites y amor hasta el final: a la luz de San Maximiliano Kolbe



Jueves 14 de agosto de 2025

Semana XIX del Tiempo Ordinario
Lecturas: Jos 3,7-10.11.13-17; Sal 113A; Mt 18,21–19,1
Memoria de San Maximiliano María Kolbe, presbítero y mártir

1. Caminar confiados hacia la Tierra Prometida

El capítulo 3 del libro de Josué nos sitúa en un momento decisivo: el pueblo de Israel está a punto de cruzar el Jordán para entrar en la Tierra Prometida. Dios mismo se compromete a mostrar su presencia y su poder: “Hoy comenzaré a engrandecerte ante Israel, para que sepan que yo estaré contigo como estuve con Moisés” (Jos 3,7).

La imagen del arca de la alianza, cargada por los sacerdotes, deteniendo las aguas del río, es un signo claro de que es Dios quien abre el camino. No es la astucia humana, ni la fuerza militar, sino la obediencia y la confianza en el Señor lo que permite dar el paso. Así es también nuestra vida: sólo la fe firme y la obediencia al plan de Dios nos llevan a la verdadera libertad.

2. El salmo: Bendecir a Dios que obra maravillas

El Salmo 113A nos invita a reconocer que todo poder y toda gloria pertenecen al Señor: “Bendigamos al Señor, que hizo maravillas por su pueblo.” Recordar las obras de Dios no es nostalgia; es alimento para la esperanza. Cada bendición que recibimos es una promesa de que el Señor seguirá actuando en el presente y en el futuro.

Los Padres de la Iglesia veían en este salmo un himno pascual: el Dios que liberó a Israel y detuvo el Jordán es el mismo que, en Cristo, ha vencido la muerte y nos abre las puertas de la vida eterna.

3. El Evangelio: El perdón sin límites

Pedro, quizá con buena intención, pregunta a Jesús si basta con perdonar hasta siete veces. Jesús rompe el cálculo: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete” (Mt 18,22). No se trata de llevar una contabilidad del perdón, sino de vivir en una disposición constante de reconciliación.        

La parábola del siervo sin entrañas nos recuerda que el perdón que recibimos de Dios es infinitamente mayor que cualquier ofensa que podamos sufrir. San Juan Crisóstomo enseña que quien no perdona, cierra la puerta al perdón divino, porque olvida que ha sido perdonado primero.

La conclusión del pasaje nos muestra que Jesús sigue su camino hacia Jerusalén, donde llevará el perdón hasta las últimas consecuencias: dar la vida por sus amigos y enemigos.

4. San Maximiliano María Kolbe: Testigo del amor hasta el final

Hoy recordamos a San Maximiliano Kolbe, sacerdote franciscano que, en el campo de concentración de Auschwitz, ofreció su vida para salvar a un padre de familia condenado a morir de hambre. Fue ejecutado el 14 de agosto de 1941, víspera de la solemnidad de la Asunción de la Virgen María, a quien amaba profundamente.

Su gesto es una encarnación viva de las palabras de Jesús: “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13).
Para él, la Virgen María era el modelo de entrega total. Fundó la Milicia de la Inmaculada para llevar a todos a Cristo por medio de Ella. Su vida y su muerte son un eco del Evangelio de hoy: el perdón y el amor no conocen límites, porque nacen de un corazón unido a Dios.

5. Enseñanza para hoy

  • Del Antiguo Testamento: Dios abre caminos donde parece imposible avanzar.
  • Del Salmo: La memoria agradecida alimenta la esperanza.
  • Del Evangelio: El perdón no es opción, es mandato, y debe ser sin límites.
  • Del Santo del día: El amor auténtico es capaz de entregar la vida por los demás.

6. Llamado pastoral

Queridos hermanos, estamos llamados a cruzar nuestros “Jordán” personales: miedos, resentimientos, pecados que nos atan. El Señor nos dice hoy: “Yo voy contigo”. Como Pedro, podemos sentir que perdonar cuesta, pero el perdón abre la puerta a la paz y a la libertad interior.

En este mes de agosto, mirando a María y a los santos, aprendamos a vivir con un corazón limpio, capaz de bendecir y de entregar la vida. San Maximiliano Kolbe nos muestra que la santidad no es un ideal lejano, sino la respuesta concreta a las necesidades del hermano, incluso en medio de las tinieblas más grandes.

Oración final:

Señor Jesús, abre nuestros ojos para ver tu presencia en medio de nuestras aguas turbulentas. Enséñanos a perdonar como Tú nos perdonas, y a vivir con la confianza de que siempre caminas a nuestro lado. Que María Inmaculada y San Maximiliano Kolbe nos alcancen la gracia de un amor sin medida. Amén.


Pbro. Alfredo Uzcátegui.


Escribir un comentario

No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas.

Página web desarrollada con el sistema de Ecclesiared

Aviso legal | Política de privacidad | Política de cookies