Miércoles 4 de junio de 2025 –
Séptima Semana de Pascua
Año Santo Jubilar – Memoria de San Francisco Caracciolo, presbítero
“Padre Santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno como nosotros” (Jn 17,11b)
La liturgia de este miércoles de la Séptima Semana de Pascua nos introduce en el corazón orante de Jesús, que, en el umbral de su pasión, se despide del mundo entregando a sus discípulos al cuidado del Padre. Vivimos estos días como un “cenáculo espiritual” antes de Pentecostés, recogiendo los últimos rayos de la Pascua, con el corazón dispuesto para recibir el Espíritu Santo que transforma y fortalece la misión de la Iglesia.
Primera lectura: Hechos de los Apóstoles 20,28-38
San Pablo, en su emotiva despedida a los presbíteros de Éfeso, resume lo esencial del servicio pastoral: "Velad por vosotros y por todo el rebaño, en el que el Espíritu Santo os ha constituido como obispos para apacentar la Iglesia de Dios". No habla desde la comodidad, sino desde la experiencia de lágrimas, pruebas y fidelidad. Su llamado es actual: ¡vigilar, cuidar, y dar la vida!.
En este Año Santo Jubilar, el testimonio de Pablo es una invitación urgente a renovar nuestro compromiso como comunidad misionera, corresponsable, y apasionada por el Evangelio. Los desafíos del presente – la secularización, el relativismo, la soledad, el dolor de tantos hermanos – exigen pastores y fieles que no sean funcionarios, sino testigos. Hombres y mujeres que ardan en celo apostólico y que lloren con los que lloran y rían con los que ríen (cf. Rm 12,15).
Salmo 67: Reyes de la tierra, cantad al Señor. Aleluya.
La alabanza al Señor no es una evasión del mundo, sino una proclamación pública de que el Señor reina. La Pascua es canto de victoria que impulsa a la Iglesia a ser voz de esperanza en medio del caos. Hoy, más que nunca, cantamos con firmeza: “Tú derramaste, oh Dios, una lluvia generosa; tu pueblo estaba extenuado y tú lo reconfortaste” (v.10). ¡Qué promesa más hermosa para nuestro caminar como peregrinos de esperanza en este Año Jubilar!
Evangelio: Juan 17,11b-19 – La oración sacerdotal de Jesús
En su oración, Jesús no nos retira del mundo, sino que nos consagra para él. No nos deja solos frente al mal, sino que nos protege y nos fortalece en la verdad. “Conságralos en la verdad; tu palabra es verdad” (v.17). Esta consagración es la marca de cada bautizado: vivir en el mundo sin pertenecer al mundo. Ser levadura, luz, sal. Es decir, vivir con coherencia, valentía y ternura el Evangelio.
Jesús ruega al Padre por nuestra unidad, y eso implica renunciar al egoísmo, al juicio fácil, a la división. ¿Podremos, como parroquia, responder al deseo de Cristo siendo comunidad de hermanos, abiertos a la gracia, al diálogo y a la misión compartida?
Memoria de San Francisco Caracciolo
Hoy también conmemoramos a San Francisco Caracciolo (Ascanio), fundador de los Clérigos Regulares Menores. Un santo enamorado de la Eucaristía, del servicio a los pobres y de la vida comunitaria. Su lema fue: “Adorad al Señor en todo momento”. Su ejemplo nos inspira a adorar con el corazón abierto, no solo en los templos, sino con la vida entregada en el amor.
Esperanza pascual
Estamos concluyendo el tiempo de Pascua, pero no el fuego que ella encendió. La Pascua ha sembrado en nosotros el Espíritu de unidad, de verdad, de misión. ¡No tengamos miedo! Como dice el Papa Francisco: “Dios es joven, siempre está haciendo nuevas todas las cosas”. Que, como San Pablo, podamos decir con gozo y sin arrepentimientos: “No me he reservado nada, les he anunciado todo el plan de Dios” (Hch 20,27).
Oración final
Señor Jesús, conságranos en tu verdad.
Que tu Palabra ilumine nuestro camino.
Haz de nosotros un solo cuerpo y un solo espíritu.
Fortalece a los pastores de tu Iglesia, y suscita nuevas vocaciones.
Por intercesión de San Francisco Caracciolo, haznos adoradores fieles,
y peregrinos alegres de este Año Jubilar.
Amén.
Parroquia de Santa Ana y San
Joaquín – Año Santo Jubilar 2025
“Peregrinos de Esperanza”
Pbro. A.J.U.M.
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