XIV Semana del Tiempo
Ordinario – Año Santo Jubilar 2025
Evangelio: Mateo 10,24-33 | Primera Lectura: Génesis 49,29-32; 50,15-26 |
Salmo 104
Memoria de San Juan Gualberto | Mes de la Preciosa Sangre de Nuestro Señor
Jesucristo
“Cantemos la grandeza del Señor” (Sal 104)
“No tengan miedo: ustedes valen mucho más que todos los pájaros del mundo” (Mt 10,31)
Una meditación de esperanza, reconciliación y misión en el Año Santo Jubilar 2025
Querida comunidad parroquial:
En este sábado del Tiempo Ordinario, la Palabra de Dios nos conduce por senderos de profunda humanidad, fe purificada y esperanza firme. Hoy, desde las páginas del Génesis, el salmista y el evangelista Mateo, el Señor nos regala un mensaje esencial: Dios nunca olvida a sus hijos, y aún en medio del sufrimiento y la traición, su plan de salvación se cumple.
Estamos celebrando el Año Santo Jubilar 2025, tiempo de gracia, reconciliación, conversión y esperanza. Y en este mes de julio, consagrado a la Preciosa Sangre de Cristo, se nos invita a contemplar el amor redentor que fluye del costado abierto de nuestro Salvador. Cada gota de su sangre derramada por nosotros es un grito silencioso de amor, de perdón y de victoria sobre el mal.
1. “Ustedes pensaron hacerme mal, pero Dios lo convirtió en bien” (Gn 50,20)
La primera lectura, con el testamento de Jacob y la conmovedora escena del perdón de José hacia sus hermanos, nos recuerda que incluso los planes torcidos del corazón humano pueden ser transformados por Dios en caminos de redención.
José, que fue vendido por envidia, no guarda rencor, sino que abraza el perdón. Esta actitud profética es un eco del corazón de Cristo en la cruz: “Padre, perdónalos”.
En este Año Jubilar, estamos llamados a imitar este corazón reconciliado. Tal vez en nuestras familias, comunidades o parroquias existan heridas abiertas por el juicio, la traición o el orgullo. El Jubileo nos invita a romper las cadenas del pasado y elegir el perdón como camino de libertad y comunión.
2. “No tengan miedo... El Padre cuida de ustedes” (Mt 10,31)
El Evangelio según san Mateo nos lleva a lo profundo de la vida del discípulo. Jesús habla con claridad: habrá persecuciones, habrá incomprensión, pero también habrá confianza absoluta en el Padre. La identidad del discípulo no está en lo que le sucede, sino en quién lo acompaña: el Dios que cuenta hasta los cabellos de nuestra cabeza.
En un mundo marcado por la incertidumbre, la violencia y la cultura del descarte, estas palabras de Jesús son una muralla de esperanza: “No tengan miedo”. Somos valiosos. Somos hijos del Padre. Y en la Sangre de Cristo, hemos sido rescatados.
3. San Juan Gualberto: El perdón que transforma
La liturgia de hoy recuerda a San Juan Gualberto, un noble del siglo X que, tras perdonar al asesino de su hermano el Viernes Santo, abrazó la vida monástica. Su historia encarna el Evangelio de este día: el poder del perdón como camino de conversión.
Juan Gualberto pudo vengarse, pero eligió la paz. Su gesto transformó su vida y la de muchos. Fundador de los vallombrosanos, fue reformador de la vida monástica y testigo vivo del Evangelio de la misericordia.
Hoy, en medio de tantos conflictos, su testimonio nos interpela: ¿Qué herida necesitamos sanar? ¿Qué rencor debemos soltar? ¿A quién necesitamos mirar con ojos de compasión?
4. Vivir el Jubileo a la luz de la Preciosa Sangre
En este mes de julio, contemplemos la Preciosa Sangre de Cristo como fuente de reconciliación, redención y consuelo. Desde la cruz, el Señor no solo nos salva, sino que nos enseña el camino del amor hasta el extremo.
¿Cómo vivir este mes jubilar con sentido?
Pensamiento final para esta semana
Dios escribe recto en líneas torcidas. Cuando somos fieles a su voluntad, aún lo que otros traman para mal, Él lo convierte en bien. No tengas miedo de vivir como discípulo. No tengas miedo de perdonar. No tengas miedo de confiar.
Un pensamiento, un sentimiento y una acción
Oración final
Señor Jesús, que nos amaste hasta derramar tu Preciosa Sangre por nosotros, enséñanos a vivir como discípulos tuyos, sin miedo, con un corazón perdonador como el de José y con una confianza firme en el Padre como la tuya. Que en este Año Santo Jubilar, aprendamos a transformar las heridas en bendiciones y a caminar en comunión como hermanos. Amén.
Cantemos la grandeza del Señor
Vivamos la libertad del perdón
Confiemos en el poder redentor de la Sangre de Cristo
Pbro. Alfredo Uzcátegui.
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