09
FEB
2025

¡No temas! Lanza las redes y confía en el Señor

¡No temas! Lanza las redes y confía en el Señor


Entremos y adoremos de rodillas al Señor, creador nuestro, porque él es nuestro Dios. Sal 94,6-7


Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

En este Quinto Domingo del Tiempo Ordinario, las lecturas nos invitan a reflexionar sobre el llamado de Dios en nuestras vidas y nuestra respuesta a Su invitación. Además, en el contexto del Año Santo Jubilar 2025, bajo el lema "Peregrinos de Esperanza", encontramos una oportunidad para profundizar en nuestra fe y renovar nuestro compromiso como discípulos de Cristo.


Del Libro del profeta Isaías 6,1-2a.3-8

El profeta Isaías comparte su experiencia de una visión celestial donde contempla la majestad de Dios rodeado de serafines que proclaman: "¡Santo, santo, santo es el Señor del universo, llena está toda la tierra de su gloria!". Ante esta manifestación divina, Isaías se siente indigno debido a su condición humana, pero tras ser purificado, responde con valentía al llamado de Dios: "Aquí estoy, mándame".

Esta narrativa nos muestra que, aunque podamos sentirnos insuficientes o indignos, Dios nos purifica y nos capacita para cumplir Su voluntad. Nuestra respuesta debe ser de disponibilidad y entrega, confiando en que Él nos guiará en nuestra misión.

Salmo 137: "Cuando te invocamos, Señor, nos escuchaste"

El salmista expresa gratitud por la fidelidad de Dios, reconociendo que, al invocarlo, Él responde y fortalece el alma. Este salmo nos recuerda que Dios jamás nos abandona, incluso en los momentos de mayor prueba. En este Año Jubilar, donde somos llamados a ser Peregrinos de Esperanza, debemos acudir a Dios con confianza, sabiendo que Él siempre escucha nuestras súplicas y nos sostiene con Su amor inagotable.

 Primera Carta del apóstol san Pablo a los Corintios 15,1-11

San Pablo nos recuerda el núcleo del Evangelio: la muerte y resurrección de Cristo, fundamento de nuestra fe. Él mismo se presenta como un testigo indigno de la gracia de Dios, pero reconoce que todo en su vida ha sido obra del Señor: "Por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no ha sido estéril en mí."

Aquí encontramos un mensaje poderoso de esperanza: Dios no llama a los perfectos, sino que transforma a los que se abren a Su gracia. En este Jubileo, estamos invitados a mirar nuestra propia historia con los ojos de la misericordia divina y renovar nuestra respuesta al amor de Cristo.

Evangelio según san Lucas 5,1-11

El Evangelio nos presenta el llamado de los primeros discípulos. Pedro, después de una noche sin pescar nada, obedece la orden de Jesús y lanza las redes nuevamente. La pesca milagrosa es un signo del poder de Dios y de la misión que espera a aquellos que confían en Él.

Pedro reconoce su pequeñez ante la grandeza de Cristo y le dice: "Apártate de mí, Señor, porque soy un pecador." Pero Jesús, en lugar de rechazarlo, le dice: "No temas; desde ahora serás pescador de hombres."

Este pasaje nos interpela profundamente. Dios nos llama en medio de nuestras fragilidades y, si confiamos en Él, puede hacer cosas extraordinarias con nuestra vida. Como discípulos en este Año Santo, estamos llamados a confiar más en Su providencia y lanzarnos a la misión con renovado entusiasmo.

El Papa Francisco, en la bula Spes non confundit, nos recuerda que el Jubileo es un tiempo especial de gracia en el que estamos invitados a redescubrir la esperanza cristiana. La esperanza no defrauda porque está arraigada en Cristo Resucitado, el mismo que llamó a Isaías, a Pablo y a Pedro.

Ser Peregrinos de Esperanza significa caminar con fe, a pesar de nuestras fragilidades, confiando en que Dios obra en nuestras vidas. Es tiempo de volver a lanzar las redes en las aguas de nuestra historia, de nuestra comunidad y del mundo entero.

Un compromiso para esta semana

  1. Oración confiada: Dedicar tiempo a la oración, presentando a Dios nuestras preocupaciones y necesidades, recordando que Él siempre nos escucha.
  2. Valentía en la misión: No temer responder al llamado de Dios, confiando en que Él nos capacita para la tarea que nos encomienda.
  3. Anunciar la esperanza: En este Año Santo, ser testigos vivos de la esperanza cristiana, transmitiendo a los demás la alegría del Evangelio.

Que este domingo sea una oportunidad para renovar nuestra confianza en el Señor y responder con generosidad a Su llamado. Como Pedro, Isaías y Pablo, digamos hoy con fe: "Aquí estoy, Señor, envíame."

Que la Virgen María, Madre de la Esperanza, nos acompañe en nuestro camino jubilar. Amén.

 Síganme, dice el Señor, y yo los haré pescadores de hombres. Mt 4,19


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