11
JUL
2025

"No teman bajar a Egipto. Yo estaré contigo" (Gén 46,3)



XIV Semana del Tiempo Ordinario – Año Santo Jubilar 2025
Memoria Obligatoria de San Benito, Abad
Lecturas: Génesis 46,1-7.28-30 | Salmo 36 | Mateo 10,16-23
Mes de la Devoción a la Preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo

"No teman bajar a Egipto. Yo estaré contigo" (Gén 46,3)

Queridos hermanos y hermanas en Cristo:

En este viernes 11 de julio de 2025, la liturgia nos ofrece un camino de esperanza iluminado por la historia de José y su padre Jacob, el testimonio del salmista que proclama que "la salvación del justo es el Señor", y las palabras proféticas de Jesús que preparan a sus discípulos para las dificultades de la misión. Celebramos además con gozo la memoria de San Benito, abad, padre del monacato occidental y faro de equilibrio espiritual, cuya regla sigue iluminando a muchos en la vida consagrada.

1. Del dolor al encuentro: Jacob y José

En el libro del Génesis, contemplamos uno de los momentos más conmovedores de todo el Antiguo Testamento: el reencuentro entre Jacob y su hijo José. Aquel padre anciano, que creía a su hijo perdido, escucha ahora la voz de Dios: “No temas bajar a Egipto, porque allí te convertiré en un gran pueblo”. Esta frase es mucho más que una instrucción geográfica; es una promesa de acompañamiento divino. En medio de los cambios, de las decisiones difíciles, Dios nos asegura: “Yo estaré contigo”.

Hoy, en medio de tantos desafíos sociales, personales, vocacionales y familiares, también nosotros escuchamos esa voz consoladora: No temas… Yo estaré contigo. En este Año Santo Jubilar, marcado por el deseo de renovación, podemos acercarnos al Padre como Jacob, llevarle nuestras incertidumbres y descubrir que la historia que parecía rota, todavía tiene páginas luminosas por escribir.

2. La sangre del justo clama al cielo

En el Salmo 36 se canta la confianza en Dios como refugio del justo, incluso en medio de la persecución. Este salmo cobra fuerza cuando lo leemos a la luz del Evangelio de hoy, donde Jesús no maquilla la realidad: habrá persecución, incomprensión, y hasta divisiones familiares. Pero el Señor insiste: “No han de preocuparse por lo que van a decir… el Espíritu hablará por ustedes”. Este es un llamado valiente a vivir la fe con coherencia, sabiendo que el camino del Evangelio no es siempre cómodo, pero es verdadero.

Este mes de julio, dedicado a la Preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, nos recuerda que esa sangre derramada es fuente de salvación y fortaleza. El discípulo que camina tras Jesús debe estar dispuesto a dar la vida, como Él lo hizo, no necesariamente con un martirio literal, pero sí en la entrega diaria, en el servicio oculto, en la fidelidad a la verdad aunque duela, en la caridad silenciosa que transforma.

3. San Benito: el arte de vivir en Dios

San Benito, cuya memoria celebramos hoy, entendió como pocos la profundidad del llamado de Cristo: “Sean prudentes como serpientes y sencillos como palomas” (Mt 10,16). Su vida y su Regla se convirtieron en faro para generaciones de monjes y laicos que han buscado a Dios en medio de la comunidad, el trabajo, el estudio, y la oración.

En un mundo agitado como el nuestro, san Benito nos enseña la importancia de la estabilidad, de la escucha del corazón, de la lectura orante de la Palabra (Lectio Divina), y del ora et labora: oración y trabajo como camino de santidad. ¿No es esto también lo que necesitamos hoy? Comunidades que sepan vivir juntas, orar juntas, y trabajar por el Reino en medio del mundo, sin mundanizarse.

Un pensamiento para el corazón

“La presencia de Dios transforma el lugar del exilio en tierra prometida”.
Jacob bajó a Egipto por obediencia. Nosotros también podemos entrar en nuestras ‘tierras de Egipto’ con confianza, porque Dios va con nosotros.

Un sentimiento para vivir hoy

Esperanza confiada. Aunque el mundo parezca hostil y el futuro incierto, como Jacob y como los discípulos, también nosotros podemos decir: “Ahora puedo morir tranquilo, porque he visto el rostro del Señor” (cf. Gén 46,30).

Una acción para esta semana

Participa en el sacramento de la Reconciliación como signo de este Año Jubilar. Agradece por la sangre redentora de Cristo, y luego escribe o llama a una persona con la que estás distanciado. Da el primer paso, como Jacob lo dio hacia José, confiando en que Dios transforma el dolor en bendición.

¡Que la Preciosa Sangre de Jesús nos lave, nos fortalezca y nos una!

San Benito, padre de la paz y del discernimiento, ruega por nosotros.
Santa María, Madre del Redentor, acompáñanos en este Jubileo de la Esperanza.
Amén.


Padre Alfredo Uzcátegui.


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