La verdad de la minería: Toda mina contamina. No hay minería ecológica
Parroquia de Santa Ana y San Joaquín.
Año Santo Jubilar 2025 – Mes de la Creación y la Conversión Ecológica
“Todo está conectado. El
clamor de la tierra y el clamor de los pobres son el mismo.”
— Papa Francisco, Laudato Si’
Vivimos tiempos urgentes. La Casa Común, nuestra hermana y madre tierra, gime con dolores de parto. En muchas regiones del mundo, también en nuestros países latinoamericanos, los ríos, los bosques y las comunidades están siendo devastados por la minería. Aunque se utilicen términos como “minería verde” o “minería responsable”, la verdad es clara y dolorosa: toda mina contamina. No existe la minería ecológica.
1. ¿Por qué decimos que toda mina contamina?
La minería, por su propia naturaleza, es una actividad extractiva, agresiva y contaminante. Consiste en remover enormes volúmenes de tierra, dinamitar cerros, construir plantas industriales, y utilizar productos químicos altamente tóxicos como cianuro, mercurio y ácido sulfúrico para separar los minerales de la roca. El resultado no solo es la extracción del mineral, sino también la destrucción del ecosistema circundante, la contaminación del agua, el aire y el suelo, y consecuencias irreversibles para la salud y la vida humana.
Ejemplos concretos:
2. Lo que dice la Iglesia: El clamor de la tierra es también el clamor de los pobres
Laudato Si’ – Papa Francisco (2015)
“Los recursos de la tierra también están siendo saqueados a causa de un modelo de desarrollo basado en el uso intensivo de tecnología, con escaso respeto hacia los límites del planeta. Las actividades extractivas provocan efectos negativos sobre el suelo, el agua, el aire y los seres vivientes.” (LS 52)
“Es indispensable prestar especial atención a las comunidades afectadas por las actividades mineras. En muchos lugares, la vida se ha convertido en un infierno por la contaminación del agua y el aire.” (LS 51)
Querida Amazonía (2020)
“La minería, legal e ilegal, ha arrasado con pueblos y culturas enteras. Ha contaminado ríos con mercurio y destruido las selvas tropicales. Ha generado enfermedades, pobreza y migración forzada.” (QA 9-14)
Sínodo para la Amazonía (Documento Final, 2019)
“Denunciamos la criminalización de líderes que defienden sus territorios. Nos comprometemos a alzar la voz profética ante el daño causado por los megaproyectos extractivos que atentan contra la vida.” (n. 70)
La Iglesia nos llama a vivir una conversión ecológica integral, que implica reconocer nuestra responsabilidad ante la Creación, y comprometernos en su defensa, especialmente al lado de los más vulnerables.
3. ¿Por qué la minería no puede ser ecológica?
La “minería ecológica” es un mito, un concepto publicitario que no resiste análisis ético ni científico.
Aunque se mejoren algunos procesos, no existe una mina sin residuos, sin destrucción del entorno, sin consumo intensivo de agua, sin efectos colaterales en la salud y en la sociedad. Las propias estadísticas internacionales confirman que:
La supuesta “responsabilidad social empresarial” muchas veces es solo maquillaje que no repara los daños ni devuelve la vida perdida.
4. Dimensión moral y social
Desde la Doctrina Social de la Iglesia, afirmamos con claridad: el desarrollo no puede ir contra la dignidad humana ni contra la Creación.
La minería provoca:
No es desarrollo lo que mata. No es progreso lo que envenena el agua de los pueblos. No es riqueza lo que empobrece al suelo y enferma a los niños.
5. ¿Qué propone la Iglesia?
La Iglesia no solo denuncia; también anuncia y acompaña. En este Año Santo Jubilar 2025, estamos llamados a:
Escuchar el clamor de la tierra y de los pobres.
Promover una economía solidaria, regenerativa y ecológica.
Fomentar la educación ambiental desde la fe.
Apoyar alternativas como:
6. Un llamado profético
“Dios perdona siempre. El ser humano a veces. La tierra no perdona nunca.” — Papa Francisco
No podemos seguir sacrificando la vida por metales. El oro no se come. El cobre no se respira. El litio no reemplaza al agua.
Hoy es el momento de defender lo que no tiene precio: el agua, la salud, la dignidad, la vida. Desde nuestra parroquia, elevamos la voz como comunidad profética que quiere ser luz y sal en medio del mundo.
Oración para nuestra comunidad
Señor de la Vida,
enséñanos a cuidar la tierra como Tu don,
a defender a los más vulnerables,
a no callar ante la injusticia,
a vivir en armonía con toda la creación.
Haznos profetas de la esperanza
y custodios de la casa común.
Amén.
Mensaje final
“No podemos beber oro. No podemos respirar cobre. No podemos vivir sin agua. Toda mina contamina. La vida no se negocia.”
Pbro. Alfredo Uzcátegui.
Al leer el articulo , pienso que este tipo de información sea divulgado por los diferentes medios de comunicación , para que la población conosca las consecuencias de la mineria para la salud
Conciso y directo, Panamá no es país minero nunca lo hemos sido. El extractivismo minero desvaloriza al país, condena a futuras generaciones de panameños a la pobreza.
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