13
JUL
2025

La Palabra está cerca de ti, y la Sangre de Cristo te impulsa a amar



Decimoquinto Domingo del Tiempo Ordinario – Domingo 13 de julio de 2025
“La Palabra está cerca de ti, y la Sangre de Cristo te impulsa a amar”

1. La ternura de Dios nos invita a vivir con misericordia

En este Decimoquinto Domingo del Tiempo Ordinario, la liturgia nos presenta una de las parábolas más hermosas y revolucionarias del Evangelio: la del Buen Samaritano. A la luz de esta parábola, el mensaje del Deuteronomio, el himno cristológico de Colosenses y el clamor confiado del Salmo 68, somos invitados a redescubrir lo esencial de nuestra fe: el amor concreto y misericordioso que se hace cercano al hermano caído.

Vivimos este domingo también en el marco del Año Santo Jubilar, que nos llama a redescubrir el rostro del Padre de las misericordias, y durante el mes de julio, que la Iglesia dedica a honrar la Preciosa Sangre de Nuestro Señor Jesucristo, signo supremo del amor que se entrega y redime.

2. La Palabra está cerca: Deuteronomio 30,10-14

El libro del Deuteronomio nos recuerda que la Palabra de Dios no es lejana, ni imposible de alcanzar. “Está muy cerca de ti: en tu boca y en tu corazón, para que la cumplas”. En un mundo donde a menudo se busca fuera lo que ya está dentro, esta lectura nos llama a volver al corazón, allí donde Dios ha inscrito su Ley, no como imposición, sino como camino de vida.

Este mensaje resuena con fuerza en el Año Santo Jubilar: no necesitamos ir a lugares lejanos para encontrar a Dios. Él ha salido a nuestro encuentro, y nos espera en cada gesto de perdón, en cada sacramento, en cada momento de oración.

3. Cristo, plenitud y reconciliación: Colosenses 1,15-20

El himno que san Pablo presenta a los colosenses es un canto al señorío universal de Cristo. Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda la creación. En Él fueron creadas todas las cosas, y por su sangre derramada en la cruz, Dios ha reconciliado todas las cosas consigo.

¡Qué potente es esta imagen en el mes de la Preciosa Sangre! Esa sangre no es solo símbolo de sufrimiento, sino de redención y reconciliación. En Cristo, todo encuentra su sentido y su plenitud. Su sangre nos habla del precio del amor, de un Dios que no se queda impasible, sino que baja al barro de nuestra historia para levantarnos.

4. La gran pregunta del corazón humano: Lucas 10,25-37

Un doctor de la ley se acerca a Jesús con una pregunta central: “¿Qué debo hacer para heredar la vida eterna?”. Jesús lo lleva a lo esencial: amar a Dios con todo el corazón y al prójimo como a uno mismo. Pero, ¿quién es mi prójimo?

La respuesta de Jesús es una parábola que rompe esquemas: un samaritano, considerado enemigo por los judíos, se convierte en modelo de compasión y humanidad. Frente a la indiferencia del sacerdote y del levita, este hombre extranjero se detiene, se compadece, se acerca, venda, cuida, acompaña y paga.

La clave es esa: la misericordia no se queda en palabras, se hace acción concreta.

5. ¿Quién es mi prójimo hoy?

En nuestro tiempo, el prójimo es el migrante que clama por dignidad, el joven que busca sentido, la familia herida, el enfermo abandonado, el preso olvidado, el sacerdote agobiado, el pobre descartado. Y también es ese hermano con el que tenemos diferencias ideológicas, religiosas o políticas.

El Papa Francisco insiste: la cultura del encuentro debe superar la cultura del descarte. El Buen Samaritano es figura del mismo Cristo, que se hace cercano a nuestras heridas, y nos invita a hacer lo mismo.

6. Vivir el Año Santo Jubilar como samaritanos

Este Año Santo Jubilar es una oportunidad para dejar de pasar de largo ante el dolor ajeno. Es un tiempo para sanar heridas, perdonar, servir y construir comunión. A través de las obras de misericordia, la confesión sacramental, la adoración eucarística y las peregrinaciones, podemos convertirnos en samaritanos del siglo XXI.

Y en este mes de julio, contemplando la Preciosa Sangre, reconocemos que todo amor verdadero tiene un precio, y ese precio es la entrega total de uno mismo.

7. Un pensamiento, un sentimiento y una acción para esta semana

  • Pensamiento: La santidad no consiste en saber mucho, sino en amar como el Buen Samaritano.
  • Sentimiento: Compasión que brota del corazón y se transforma en obras concretas de servicio.
  • Acción: Esta semana, busca un rostro herido: alguien que necesite ayuda, compañía, oración o perdón. No pases de largo. Detente, y ama.

8. La Sangre de Cristo nos urge

Queridos hermanos y hermanas: la Sangre de Cristo clama desde la cruz, no por venganza, sino por misericordia. Esa Sangre nos redime, nos transforma, y nos llama a vivir el Evangelio con audacia. Que este domingo sea un nuevo inicio: que el Buen Samaritano viva en nosotros, que seamos sacerdotes del amor, profetas de la reconciliación y testigos de la esperanza.

Escuchemos el clamor del salmista: “Escúchame, Señor, porque eres bueno”. Respondamos con obras, no con excusas.

 

Que la Preciosa Sangre de Jesús nos purifique, y que María, Madre de Misericordia, nos acompañe en este camino de amor y servicio.

¡Feliz y santo domingo para todos!
¡Sigamos abriendo caminos de esperanza!

 Pbro. Alfredo Uzcátegui.


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