20
AGO
2025

“La justicia de Dios es siempre gracia”



“La justicia de Dios es siempre gracia”

Miércoles de la XX Semana del Tiempo Ordinario – 20 de agosto de 2025
Lecturas: Jueces 9,6-15; Salmo 20; Mateo 20,1-16
Memoria Obligatoria de San Bernardo, abad y doctor de la Iglesia

La Palabra de Dios de este día nos coloca frente a dos perspectivas muy distintas: la de la ambición humana que corrompe y destruye (cf. Jue 9,6-15) y la de la gratuidad de Dios que sorprende y desconcierta (cf. Mt 20,1-16). Entre ambas se sitúa el corazón del creyente, llamado a optar siempre por la justicia que brota del amor divino. A la luz de estas lecturas y en la memoria de San Bernardo de Claraval, doctor de la Iglesia, se nos invita a entrar en una dinámica de fe que supera la lógica de los cálculos humanos.

2. El Libro de los Jueces: la parábola de Jotám

En la primera lectura, Jotám relata una parábola en la que los árboles buscan un rey. Los más fecundos –la higuera, la vid, el olivo– se niegan a dejar su misión de dar fruto para ejercer el poder. Finalmente, es el espino quien acepta reinar, pero con la amenaza de devorar con fuego a los que se le acerquen.

La enseñanza es clara: cuando el liderazgo no nace del servicio, sino de la ambición y la violencia, termina siendo destructivo. Los Padres de la Iglesia interpretaron esta parábola como un llamado a no olvidar que el verdadero poder es fecundidad y entrega, no dominio vacío. San Juan Crisóstomo decía: “El que gobierna no debe buscar su propio provecho, sino la salvación de los gobernados”.

Hoy también, cuando los pueblos eligen espinos como reyes, el resultado es división, opresión y dolor. Este texto es una llamada a discernir y a pedir líderes según el corazón de Dios.

El Evangelio: la parábola de los trabajadores de la viña

El Evangelio según san Mateo nos presenta la conocida parábola de los trabajadores contratados en diferentes horas del día. A todos se les paga lo mismo, lo que provoca murmuración en los que trabajaron más. La enseñanza de Jesús va al corazón: la lógica de Dios no es la del mérito humano, sino la de su misericordia.

Aquí aparece el escándalo de la gracia: Dios no se deja encerrar en nuestras matemáticas de premios y castigos. San Agustín comentaba: “El denario representa la vida eterna, que no se da en proporción a los méritos, sino como don gratuito del Señor”.

El mensaje nos confronta: ¿buscamos servir a Dios por interés o por amor? ¿Nos alegra que otros reciban la misma salvación aunque hayan llegado más tarde a la fe? En el Reino no se trata de competir, sino de compartir la alegría de ser llamados.

El Salmo 20: el gozo de la confianza

El Salmo responsorial proclama: “De tu poder, Señor, se alegra el rey”. Este canto es un recordatorio de que todo gobierno, todo liderazgo y toda victoria provienen de Dios. Cuando se confía en Él, se vive en gozo; cuando se busca apoyarse en la ambición, se termina en frustración.

La clave está en reconocer que el verdadero poder es el servicio y que la alegría del justo está en apoyarse en el Señor.

San Bernardo, maestro del amor

Hoy celebramos la memoria de San Bernardo de Claraval (1090-1153), monje cisterciense, gran reformador y doctor de la Iglesia. Fue un hombre de profunda espiritualidad, enamorado de la Virgen María y apasionado por la contemplación de Cristo.

Su enseñanza central fue el amor como camino de santidad. En sus Sermones sobre el Cantar de los Cantares escribe: “La medida del amor es amar sin medida”. En tiempos de tensiones políticas y eclesiales, Bernardo fue mediador y consejero de papas y reyes, recordando siempre que la Iglesia debía vivir desde el Corazón de Cristo.

Él mismo encarnó lo que hoy nos dicen las lecturas: rechazó la ambición y eligió el servicio humilde; y comprendió que la gracia de Dios siempre sorprende, porque es más grande que nuestras obras.

Hoy el Señor nos invita a dejar de lado la lógica del espino –la del poder vacío y destructor– y a abrazar la lógica de la viña, donde cada trabajador es valioso y donde el salario es don de misericordia.

En un mundo competitivo, donde a menudo se mide el valor de las personas por su rendimiento, Jesús nos recuerda que Dios nos ama no por lo que hacemos, sino por lo que somos: hijos suyos. Y esa certeza debe darnos esperanza para vivir sin miedo y con confianza.

El Jubileo de la Esperanza que celebramos en este 2025 es ocasión propicia para renovar nuestra fe en la gratuidad de Dios. Nadie queda fuera de su llamada; todos tenemos un lugar en la viña.

  • Pensamiento: La justicia de Dios es siempre gracia; no se mide con la balanza humana.
  • Sentimiento: Alegría y gratitud por ser llamados, aunque sea a última hora, a trabajar en la viña del Señor.
  • Acción: Vivir con espíritu de servicio, sin envidiar la gracia ajena, y agradecer el don recibido en la propia vida.

Oración

Señor, dueño de la viña,
gracias por llamarnos a cada uno en la hora que Tú has querido.
Enséñanos a alegrarnos por la salvación de los demás
y a servir con humildad sin esperar recompensas humanas.
Haznos dóciles a tu gracia, como lo fue San Bernardo,
y concédenos vivir en el amor que no tiene medida.
Amén.

 

Pbro. Alfredo Uzcátegui.


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