04
OCT
2024

Humildad y Conversión: El Llamado Urgente de Dios en la Memoria de San Francisco de Asís

Humildad y Conversión: El Llamado Urgente de Dios en la Memoria de San Francisco de Asís


Francisco, el hombre de Dios, dejó su casa, abandonó su herencia y se hizo pobre y desvalido; pero el Señor se hizo cargo de él.


Hoy, en la Memoria Obligatoria de San Francisco de Asís, el humilde de Asís que se despojó de todo para seguir a Cristo en pobreza radical, reflexionamos sobre las lecturas de Job 38, 1.12-21; 40, 3-5, el Salmo 138 y el Evangelio según San Lucas 10, 13-16. La vida y testimonio de San Francisco nos ayudan a profundizar en el mensaje central de estas lecturas, en las que la humildad, la conversión y la dependencia total de Dios resuenan profundamente.


Lectura del Libro de Job: La Sabiduría y la Grandeza de Dios


En Job 38, 1.12-21; 40, 3-5, Dios responde a Job desde el torbellino. Tras el sufrimiento prolongado y las preguntas que Job formula sobre el sentido de su dolor, Dios no le da una explicación directa, sino que le revela Su infinita sabiduría y poder a través de la creación. Con preguntas retóricas, Dios desafía a Job a reconocer los límites de su comprensión humana: "¿Has mandado una vez en tu vida a la mañana? ¿Te han sido reveladas las puertas de la muerte?" (Job 38, 12-17). Ante esta grandeza, Job se humilla y confiesa que ha hablado sin saber, reconociendo la supremacía de Dios y su propio lugar como criatura: "Yo soy poca cosa, ¿qué te puedo responder? Me tapo la boca con la mano" (Job 40, 4).


Dios es soberano y sabio, y su conocimiento supera cualquier entendimiento humano. A menudo, ante el sufrimiento y el misterio de la vida, nuestra respuesta más sabia es la humildad, el reconocimiento de nuestra limitación, y la confianza en que Dios tiene un plan más allá de nuestra comprensión inmediata. 


Salmo 138: Condúcenos, Señor, por tu camino


El Salmo responsorial 138 es una oración de confianza y alabanza a Dios, quien conoce y guía nuestras vidas. "Señor, tú me sondeas y me conoces" (Sal 138, 1). Este salmo destaca la omnisciencia de Dios, su presencia constante en cada detalle de nuestra existencia. Nos recuerda que, a pesar de nuestras limitaciones, Dios nos acompaña y nos dirige por el camino correcto.


Dios es el guía fiel de nuestras vidas, y debemos confiar en su dirección y cuidado amoroso, incluso cuando no entendamos el porqué de ciertas situaciones. Él siempre tiene el control y su propósito es bueno para nosotros.


Evangelio según San Lucas 10, 13-16: La Urgencia de la Conversión


En el Evangelio de Lucas 10, 13-16, Jesús reprocha a las ciudades de Corozaín, Betsaida y Cafarnaún por no haberse convertido a pesar de los grandes milagros que habían presenciado. "¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida!" (Lc 10, 13). Jesús lamenta su falta de conversión y enseña que el rechazo de su mensaje tiene graves consecuencias: "Quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado" (Lc 10, 16). Este pasaje nos invita a una conversión urgente y sincera, pues el mensaje de salvación no puede ser ignorado sin consecuencias eternas.


 La conversión es urgente y necesaria. Dios nos da continuamente oportunidades para cambiar nuestros corazones, y debemos responder a su llamado con prontitud y sinceridad. Ignorar su invitación a la conversión es rechazar el don más precioso: su gracia y salvación.


El Catecismo de la Iglesia Católica nos enseña que la humildad es la base de la oración y de nuestra relación con Dios. En la vida de San Francisco de Asís encontramos un ejemplo vivo de este principio. Él, como Job, reconoció la grandeza de Dios y su propia pequeñez, entregándose por completo a la voluntad divina. El Papa Francisco, en su encíclica *Laudato Si'*, también nos llama a vivir en humildad, respetando la creación y cuidando del prójimo, recordándonos que todo en la creación tiene su origen en Dios.


Dios, en su inmensa sabiduría, dirige nuestras vidas con un conocimiento perfecto y amoroso. Nuestra mente limitada no siempre comprenderá sus designios, pero podemos confiar plenamente en su providencia.


Deja que tu corazón se llene de humildad al contemplar la grandeza de Dios. Que al igual que Job y San Francisco, reconozcamos nuestra pequeñez ante su grandeza y respondamos con una entrega total.

Hoy, en la memoria de San Francisco de Asís, te invito a realizar un acto concreto de humildad. Pide perdón a alguien que hayas ofendido, o realiza un gesto de caridad hacia una persona necesitada, reconociendo a Cristo en el hermano. Hazlo en espíritu de conversión, sabiendo que cada acto de amor es una respuesta al llamado de Dios a la santidad.



En este día en que recordamos a San Francisco de Asís, seamos inspirados por su ejemplo de vida humilde y entregada a Dios. Que, como Job, aprendamos a confiar en la sabiduría divina y a someternos a su voluntad. Y, como las ciudades del Evangelio, seamos conscientes de la urgencia de la conversión, abriendo nuestros corazones a la gracia que Dios nos ofrece cada día.


Hagámosle caso al Señor, que nos dice: "No endurezcan su corazón". Sal 94,8


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