Escuchar la voz del Espíritu, perseverar en el amor, vivir con esperanza
I. El camino del Evangelio sigue abierto
En este tiempo pascual, la Iglesia nos invita a sumergirnos en la alegría de la Resurrección, no como un recuerdo del pasado, sino como una fuerza viva que transforma nuestro presente y orienta nuestro futuro. El Evangelio de hoy (Jn 15,18-21), la lectura de los Hechos de los Apóstoles (Hch 16,1-10) y el salmo responsorial (Sal 99) convergen en un mensaje profundamente actual: permanecer fieles a Cristo en medio de la oposición del mundo, discerniendo la voluntad de Dios y recordando que somos su pueblo amado.
En este Año Santo Jubilar, somos llamados a reavivar la esperanza con gestos concretos de conversión, peregrinación interior y solidaridad misionera.
II. Discernimiento apostólico y apertura al Espíritu
El capítulo 16 de los Hechos de los Apóstoles nos presenta a Pablo y a Timoteo en plena actividad misionera. El Espíritu Santo los guía con claridad, cerrando ciertas puertas y abriendo otras: “el Espíritu de Jesús no les permitió ir más allá…” (Hch 16,7). Así, comprendemos que no todo lo bueno es lo que Dios quiere para nosotros en ese momento, y que la verdadera madurez espiritual es aprender a discernir, escuchar y obedecer la voz del Espíritu, incluso cuando nos conduce por caminos imprevistos.
Este episodio nos invita a renovar nuestra capacidad de escucha y disponibilidad misionera, tan necesarias en tiempos de incertidumbre o cambio. En nuestras parroquias, comunidades y familias, ¿estamos dejando que el Espíritu nos guíe, o nos estamos aferrando a planes propios?
III. Ser de Cristo en un mundo que no lo entiende
Jesús es claro con sus discípulos: “Si el mundo los odia, sepan que me ha odiado a mí antes que a ustedes” (Jn 15,18). Esta afirmación, lejos de sembrar temor, debe ser entendida como una llamada a la firmeza en la identidad cristiana. En un mundo donde se relativiza la verdad, donde la cruz es rechazada y donde muchos prefieren una espiritualidad sin exigencias, el cristiano es un signo de contradicción.
Ser testigos de Cristo, especialmente en el servicio al prójimo, en la defensa de la vida, de la verdad y de la justicia, implicará sufrimientos, incomprensiones y rechazos, pero también una paz profunda y duradera, la que solo da el Señor. Hoy más que nunca, los discípulos del Resucitado estamos llamados a “no conformarnos a este mundo, sino a transformarlo” (cf. Rm 12,2).
IV. Somos su pueblo y ovejas de su rebaño
El Salmo 99 eleva una alabanza gozosa: “El Señor es nuestro Dios, nosotros su pueblo”. Esta certeza es el fundamento de toda nuestra esperanza. A pesar de los desafíos, pertenecemos al Señor, y nada puede arrebatarnos de sus manos (cf. Jn 10,28).
Recordar que somos su pueblo nos anima a caminar juntos, a vivir una fe sin individualismos, una Iglesia sinodal donde cada bautizado se sepa parte viva del Cuerpo de Cristo, corresponsable en la misión.
V. Enseñanzas del Magisterio y del Jubileo
El Papa Francisco, en este camino hacia el Jubileo 2025, nos exhorta a ser peregrinos de esperanza. En su carta Spes non confundit, nos recuerda que el Jubileo no es solo celebración, sino tiempo de conversión, de paso del miedo a la confianza, de la resignación a la alegría evangélica.
Inspirados por esta palabra, hoy estamos llamados a:
VI. San Vicente de Lerins: Fe viva y tradición auténtica
Hoy celebramos a San Vicente de Lerins, monje del siglo V, conocido especialmente por su contribución a la comprensión del desarrollo auténtico de la doctrina cristiana. En su Commonitorium, escribió la célebre frase:
“Debemos mantener lo que ha sido creído en todas partes, siempre y por todos: esta es la verdadera y propia catolicidad” (Commonitorium, 2,5).
Para San Vicente, la fe no cambia en su esencia, pero se profundiza, se aclara y se expresa con mayor plenitud a lo largo del tiempo, bajo la guía del Espíritu Santo. Su enseñanza es esencial hoy, cuando debemos responder a nuevos desafíos sin abandonar la verdad recibida de los apóstoles.
“Ser cristiano hoy es caminar contra la corriente, pero siempre con la fuerza del Espíritu que guía nuestro paso”.
Alegría serena de sabernos amados y enviados por Cristo, aun cuando el mundo no nos comprenda.
Discernir esta semana un espacio donde decir "sí" al Espíritu: una obra misionera, una reconciliación, un testimonio público de fe.
VII. Para vivir el Año Santo Jubilar
En este sábado pascual, te invito a:
Queridos hermanos, no tengamos miedo de ser cristianos auténticos. El Espíritu sigue guiando a la Iglesia por caminos nuevos. No estamos solos. Como pueblo de Dios, caminamos con Cristo resucitado, sostenidos por su amor, animados por la esperanza, fortalecidos en la fe.
San
Vicente de Lerins, ruega por nosotros.
María, Madre de la esperanza, acompáñanos en este Año Santo Jubilar.
Amén.
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