07
AGO
2025

“Escuchar la Voz de Dios, Abrir el Corazón y Caminar con Esperanza”



 “Escuchar la Voz de Dios, Abrir el Corazón y Caminar con Esperanza”

Lecturas del día:
Primera lectura: Números 20, 1-13
Salmo Responsorial: Salmo 94 – “Señor, que no seamos sordos a tu voz”
Evangelio: Mateo 16, 13-23
Santos del día: San Sixto II, papa y mártir; San Cayetano, presbítero

1. Abrir el corazón a la voz de Dios

La liturgia de este jueves nos invita a detenernos, escuchar, discernir y volver a empezar. En la primera lectura del libro de los Números, el pueblo de Israel, una vez más, se encuentra en la encrucijada de la queja y la sed espiritual. En Meribá, Moisés golpea la roca para dar agua al pueblo, pero lo hace con ira y desconfianza. Aunque el agua brota, Dios le señala que no confió lo suficiente en Él.

Este episodio nos confronta con una verdad pastoral: incluso los más cercanos a Dios, como Moisés, pueden tropezar cuando el corazón se cierra al espíritu de confianza. El Señor no desea una obediencia mecánica ni una reacción impulsiva, sino una respuesta profunda de fe. Golpear la roca sin fe es como servir en la Iglesia sin amor, hablar de Dios sin escucharlo, o vivir la fe sin esperanza.

La Tradición patrística ha visto en esta roca una figura de Cristo (cf. 1 Cor 10,4). San Ambrosio y San Agustín comentan que del costado abierto de Cristo brotó agua viva, figura de los sacramentos que dan vida. ¿Golpeamos con fe esta roca, o la herimos con incredulidad?

2. ¿Quién dices tú que soy Yo? – Un llamado personal al discipulado

El Evangelio de hoy, del capítulo 16 de San Mateo, nos presenta una de las escenas más reveladoras de la vida de Jesús y su relación con los discípulos: la confesión de Pedro en Cesarea de Filipo. Jesús les pregunta: “Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” Esta no es una pregunta académica, ni teológica, ni política. Es una pregunta existencial. Es una pregunta que arde en el alma de todo creyente: ¿Quién es Jesús para mí?

Pedro, iluminado por el Padre, responde: “Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.” Esta confesión es la roca sobre la cual Cristo edificará su Iglesia. Sin embargo, en los versículos siguientes, Pedro tropieza. Reprende a Jesús por anunciar su Pasión, y Jesús lo corrige con firmeza: “¡Apártate de mí, Satanás!”

Este contraste entre la confesión de fe y el rechazo de la cruz nos enseña que la fe auténtica no es solo decir que Jesús es el Señor, sino acogerlo también en el misterio de la cruz. No podemos seguir a un Cristo sin cruz, ni aceptar una Iglesia sin sacrificio.

3. Escuchar con el corazón, no solo con los oídos

El salmo responsorial —“Señor, que no seamos sordos a tu voz”— es un eco que une las lecturas. ¿Cuántas veces nos volvemos sordos a Dios? No por falta de capacidad auditiva, sino por cerrar el corazón a su Palabra, por vivir distraídos, por hablar demasiado y escuchar poco.

La sordera espiritual es uno de los mayores males de nuestro tiempo. Escuchar la voz de Dios exige oración, silencio interior, humildad y deseo sincero de conversión. Como recuerda el Papa Francisco: “No se trata de oír, sino de escuchar. Oír es una capacidad física; escuchar es un acto del corazón.”

4. Los santos del día: testigos de una fe que escucha y se entrega

Hoy celebramos a San Sixto II, papa y mártir del siglo III, quien murió durante la persecución de Valeriano mientras celebraba la Eucaristía. Junto a él, fueron martirizados varios diáconos, entre ellos, el gran San Lorenzo. Su testimonio nos habla de pastores que escuchan al Señor, incluso hasta entregar la vida. La sangre derramada no fue en vano: es semilla de fe y fidelidad.

También recordamos a San Cayetano, presbítero italiano del siglo XVI, fundador de los Clérigos Regulares Teatinos. Fue un sacerdote profundamente confiado en la Divina Providencia. En tiempos de crisis espiritual y material, Cayetano alentó a todos a confiar en Dios y a servir a los pobres. Su vida es un llamado a confiar, orar y actuar con esperanza. Hoy es patrono de quienes buscan trabajo o atraviesan dificultades económicas.

5. Una Iglesia que escucha, sirve y camina con esperanza

Estas lecturas y santos nos ayudan a preguntarnos:

  • ¿Estoy escuchando verdaderamente la voz de Dios o solo mis propias quejas?
  • ¿Confieso a Jesús como el Hijo del Dios vivo, también en medio del sufrimiento?
  • ¿Acepto la corrección del Señor como una oportunidad para crecer en la fe?
  • ¿Vivo mi vocación cristiana como una roca firme en la que otros puedan apoyarse?

La Iglesia está llamada a ser signo de esperanza, como una fuente en el desierto, como una voz que no calla ante la injusticia, como una comunidad que aprende de sus errores, que se deja purificar y que acoge a todos.

En este jueves del Tiempo Ordinario, la Palabra nos recuerda que no basta con estar cerca de Dios exteriormente; necesitamos dejarlo actuar en lo profundo del corazón. Escuchar su voz, confiar en su plan, aceptar sus caminos, incluso cuando no los comprendamos del todo.

El futuro es de los que confían, de los que beben del agua viva que brota de Cristo, de los que no se desaniman ante el rechazo, de los que siguen anunciando a Jesús con esperanza, como San Pedro, como San Sixto, como San Cayetano.

Propósito del día

Haz un momento de silencio profundo, en medio de tus ocupaciones, y pregúntale al Señor:
“¿Qué quieres de mí hoy, Señor?”
Escucha su voz, sin miedo, y da un paso de fe.
Dios sigue hablando. No endurezcas tu corazón.

 

Oración final

Señor Jesús, Roca eterna y fuente de vida,
enséñanos a escucharte con el corazón,
a confiar más allá de nuestras dudas,
a abrazar la cruz como camino de resurrección.
Por la intercesión de San Cayetano,
danos trabajo, paz y esperanza.
Y que, como San Pedro, confesemos siempre:
Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo. Amén.

Parroquia de Santa Ana – Caminamos juntos como Iglesia sinodal, que escucha, sirve y anuncia con esperanza.

 

 Pbro. Alfredo Uzcátegui.


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