En las Manos de Dios: La Promesa de Redención y Justicia
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
En este viernes de la segunda semana de Cuaresma, nos sumergimos en historias bíblicas profundas que nos desafían a reflexionar sobre temas de traición, redención y la justicia divina. Estas narrativas no solo nos revelan la naturaleza humana y sus falencias, sino también la constante presencia de Dios que redime y transforma incluso las situaciones más desesperadas en su plan providencial. Este mensaje es esencial para vivir el Año Santo Jubilar con un espíritu renovado y esperanzador.
Génesis 37,3-4.12-13a.17b-28: La Traición a José La historia de José, vendido por sus propios hermanos, es una de las narrativas más conmovedoras del Antiguo Testamento. A pesar de la envidia y la malicia de sus hermanos, José es guiado por Dios a través de todas sus pruebas, eventualmente ascendiendo a una posición de poder en Egipto. Esta historia nos recuerda que, incluso en medio de la traición y la desesperación, Dios trabaja para el bien de aquellos que lo aman y confían en su providencia.
Salmo 104: Celebración de la Fidelidad de Dios "Recordemos las maravillas que hizo el Señor": el Salmo 104 es un canto de gratitud y admiración por las obras de Dios. Nos invita a recordar y celebrar las innumerables formas en que Dios ha actuado en la historia y en nuestras propias vidas, guiándonos a través de tiempos difíciles y bendiciéndonos más allá de nuestras expectativas.
Mateo 21,33-43.45-46: La Parábola de los Viñadores Malvados En el Evangelio, Jesús relata la parábola de los viñadores malvados, quienes, tras recibir una viña para cuidar, maltratan y matan a los siervos del propietario e incluso a su hijo. Esta parábola es una advertencia poderosa sobre la responsabilidad que tenemos de cuidar los dones que se nos han confiado y de la justicia que finalmente prevalecerá. Jesús concluye con una promesa y una advertencia: la piedra que los constructores desecharon ha venido a ser la piedra angular; y el reino de Dios será dado a quienes produzcan sus frutos.
Viviendo el Año Santo Jubilar Estas lecturas son especialmente pertinentes durante el Año Santo Jubilar, un tiempo para reflexionar sobre nuestra administración de los dones divinos y nuestra respuesta a la generosidad de Dios. Estamos llamados a ser fieles administradores de la viña del Señor, trabajando para producir frutos de justicia, misericordia y fe, y a confiar en que, incluso en las peores circunstancias, Dios puede traer grandes obras de redención.
San Nicolás de Flüe Hoy también recordamos a San Nicolás de Flüe, patrón de Suiza, que nació en 1417 y murió en 1487. Conocido por su profunda espiritualidad y su vida de ermitaño, San Nicolás se distinguió por su papel como mediador y pacificador entre facciones en conflicto en su país. Una de sus frases más célebres, "Dios es suficiente para mí", encapsula su enseñanza de que, en todas las circunstancias de la vida, la presencia y providencia de Dios son nuestras fuentes más seguras de fuerza y consuelo.
La oración más frecuentemente asociada con San Nicolás de Flüe, que resume su profunda espiritualidad y su total entrega a Dios, es la siguiente:
"Mi Señor y mi Dios, quítame todo lo que me aleja de Ti. Mi Señor y mi Dios, dame todo lo que me acerca a Ti. Mi Señor y mi Dios, quítame de mí mismo y entrégame completamente a Ti."
Esta oración refleja el deseo profundo de San Nicolás por una unión más íntima con Dios, renunciando a todo lo que pueda obstaculizar su relación con el Señor y abriendo su corazón a la plenitud de la gracia divina. Es un modelo de entrega y confianza en la voluntad de Dios que puede inspirarnos a todos, especialmente durante este tiempo de Cuaresma y en el contexto del Año Santo Jubilar.
Que la oración de San Nicolás de Flüe nos inspire a buscar siempre la presencia de Dios en nuestras vidas, y que su ejemplo de paz y mediación nos anime a ser instrumentos de reconciliación y amor en nuestro mundo.
Que las enseñanzas de hoy nos inspiren a vivir con fe y esperanza, confiando en que, sin importar los desafíos que enfrentemos, estamos en las manos de Dios, y Él es capaz de convertir incluso los momentos más oscuros en testimonios de su gracia y justicia.
En Cristo,
Padre Alfredo Uzcátegui (Vicario parroquial).
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