Martes de la Octava de Pascua – 22 de abril de 2025
En el Señor está nuestra esperanza (Salmo 32,22)
¡Feliz Pascua! ¡Cristo ha resucitado! ¡Aleluya!
El amanecer de la nueva humanidad: una Pascua de esperanza que transforma la historia
La Octava de Pascua continúa brillando con la luz que no declina. La resurrección de Jesucristo ha inaugurado una nueva creación, ha puesto en marcha el Reino de Dios, y con Él, la historia ya no es la misma. En este Martes de la Octava de Pascua, la Palabra nos conduce a experimentar el gozo de la conversión, la certeza del amor eterno de Cristo y el consuelo de su presencia viva que nos llama por nuestro nombre.
Lecturas del día: Camino de transformación
En los Hechos de los Apóstoles 2,36-41, Pedro proclama con fuerza pascual: “Sepa con certeza toda la casa de Israel que Dios ha constituido Señor y Mesías a ese Jesús a quien ustedes crucificaron”. Su predicación no es una condena, sino una invitación ardiente a dejarse tocar el corazón. Y el resultado es asombroso: tres mil personas se bautizan. ¡La Pascua no es solo un evento, es una revolución de amor que cambia vidas!
El Salmo 32 nos pone en el tono adecuado: “En el Señor está nuestra esperanza”. No esperamos en la política, en la economía o en nuestras propias fuerzas, sino en el Dios fiel que ha resucitado a su Hijo y nos ha hecho renacer a una esperanza viva (cf. 1 Pe 1,3).
En el Evangelio según san Juan 20,11-18, María Magdalena, símbolo de todos los discípulos que han sido salvados por el amor de Cristo, nos representa a cada uno. Llora junto al sepulcro, pero su dolor se transforma en alegría al escuchar que el Resucitado la llama por su nombre: “¡María!”. Solo Cristo puede tocar el corazón con esa ternura. Ella corre a anunciar la Buena Nueva: “He visto al Señor”. Esta es la misión pascual que se nos encomienda: ser testigos del encuentro personal con Jesús vivo.
Vivir el Año Santo Jubilar con María Magdalena: Testigos del Resucitado
Este Año Santo Jubilar 2025, nos impulsa a salir al encuentro del otro con la luz de la esperanza pascual. Como María Magdalena, estamos llamados a reconocer a Cristo presente en medio de las lágrimas del mundo: en los migrantes, en los enfermos, en los abandonados, en los que lloran en silencio. El Jubileo no es una evasión, sino una llamada a anunciar con alegría que la muerte no tiene la última palabra.
La indulgencia jubilar, la peregrinación, la confesión sacramental y la caridad fraterna son signos visibles de una fe que se ha dejado transformar por la Pascua. Nuestra comunidad está llamada a ser, como en Pentecostés, una Iglesia que abraza con ternura y verdad al mundo necesitado de Dios.
San Sotero, Papa mártir de la esperanza
Hoy también celebramos la memoria litúrgica de San Sotero, Papa y mártir del siglo II, nacido en Fondi (Italia) y fallecido alrededor del año 174 d.C. Su pontificado fue breve, pero brillante en caridad y fidelidad al Evangelio. San Ireneo lo recuerda como un hombre que “practicaba generosamente la caridad con los necesitados y con los perseguidos, particularmente en tiempos de martirio”.
Una de sus contribuciones más relevantes fue el fortalecimiento de la unidad eclesial mediante la caridad concreta. En una época de persecución y divisiones, Sotero alentó con cartas y gestos de ternura a los cristianos de Asia Menor. Su vida nos enseña que, incluso en medio del dolor y la prueba, la esperanza cristiana florece en el servicio humilde y perseverante.
Frase significativa de San Sotero:
"La caridad no tiene medida cuando se trata de los hermanos que sufren
por Cristo"
Oramos con esperanza por el Papa Francisco
En esta Pascua luminosa, el corazón de la Iglesia está también envuelto en una oración confiada. Oramos por el alma del Papa Francisco, que ha partido a la Casa del Padre, dejando un legado de misericordia, de una Iglesia en salida, de fraternidad universal. Su misa exequial será celebrada el próximo sábado 26 de abril a las 10:00 a.m. en la Plaza de San Pedro.
Hoy, más que nunca, nuestras oraciones se convierten en
acción de gracias por su vida y en súplica esperanzada:
"Señor Jesús, el Buen Pastor, recibe a tu servidor Francisco en la
gloria del Reino. Que la Virgen María, a quien él tanto amó, le acompañe a
contemplar tu rostro para siempre. Amén."
Pascua que transforma el corazón
Querida comunidad parroquial,
dejémonos tocar hoy por la voz de Cristo que llama por nuestro nombre.
Acerquémonos con confianza a los sacramentos de la Reconciliación y de la
Eucaristía. Renovemos nuestras promesas bautismales con el entusiasmo de
aquellos tres mil conversos. Y como María Magdalena, corramos a anunciar que
el Señor vive, que nos espera, y que en Él está toda nuestra esperanza.
Este tiempo pascual es un kairós, una oportunidad privilegiada para redescubrir que la fe cristiana no es una ideología, sino una experiencia viva del amor de Dios que transforma el corazón y la historia.
Propuestas concretas para vivir este Martes de la Octava de Pascua
Como comunidad parroquial, en el contexto del Año Santo Jubilar 2025, queremos vivir cada día de la Pascua con profundidad y compromiso. A continuación, proponemos algunas acciones espirituales y pastorales que nos ayuden a seguir creciendo como discípulos y testigos de la Resurrección:
1. Escuchar la Palabra y dejarse interpelar
Haz un espacio de silencio hoy para leer y meditar las lecturas del día: Hechos 2,36-41; Salmo 32; y Juan 20,11-18. Pregúntate:
Sugerencia: Repite en oración durante el día: “Señor, haz que te reconozca en medio de mis lágrimas y que te anuncie con alegría.”
2. Un gesto concreto de caridad, al estilo de San Sotero
San Sotero no hablaba mucho, pero actuaba con generosidad. Hoy, haz una obra concreta de caridad: llama a alguien que está solo, lleva un alimento a una persona necesitada, haz una visita al hospital o albergue más cercano, colabora con la colecta jubilar de la parroquia.
3. Ofrenda jubilar por el alma del Papa Francisco
En unidad con la Iglesia universal que se prepara para celebrar las exequias del Papa Francisco, ofrezcamos hoy un Rosario, una Hora Santa o una Comunión espiritual por su alma. También podemos escribir una oración o mensaje de gratitud para compartir en nuestras redes sociales o en la parroquia, bajo el lema:
#GraciasFrancisco #EsperanzaDePascua
4. Encuentro comunitario: “Cristo me llama por mi nombre”
Invitamos a los grupos parroquiales a organizar un momento de oración comunitaria o reunión fraterna con esta pregunta: “¿Cuándo sentí que Jesús me llamó por mi nombre?” Cada testimonio puede ser una chispa pascual que ilumine a otros.
Mirar al futuro con ojos de Pascua
No hay oscuridad que pueda apagar la luz del Resucitado. No hay noche que pueda resistir al amanecer de la Pascua. La voz de Cristo que llama a María Magdalena hoy también te llama a ti, por tu nombre, con un amor único e irrepetible. En medio del dolor de la partida del Papa Francisco, la Iglesia no se detiene: renace de la fe, se edifica sobre la Roca, y camina hacia el futuro impulsada por la Resurrección.
Somos hijos de la Pascua. Somos hombres y mujeres del “día octavo”, del día que no termina. Somos la Iglesia de los que esperan contra toda esperanza, que creen más allá de la muerte, y que caminan con la certeza de que Cristo ha vencido y su victoria es también la nuestra.
Oración final
Señor Jesús,
en este tiempo de Pascua, renueva en nosotros la alegría del Evangelio.
Que como María Magdalena sepamos reconocerte vivo y presente,
que como Pedro proclamemos con fuerza que Tú eres el Señor,
y que como San Sotero, Papa humilde y fiel,
vivamos la caridad con esperanza y servicio.
Recibe en tu Reino al Papa Francisco,
y concédenos ser, en este Año Santo Jubilar,
testigos del amor que no muere y de la vida que no acaba.
Amén.
¡Feliz día de Pascua! Vivamos con alegría, amando como
resucitados.
Cristo vive y te llama hoy por tu nombre. No temas. ¡Corre a anunciarlo!
Parroquia Santa Ana y San Joaquín – Panamá
Año Santo Jubilar 2025 – Peregrinos de la esperanza
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