05
JUL
2025

“El vino nuevo de la gracia para odres renovados”



sábado 5 de julio de 2025 – Semana 13 del Tiempo Ordinario
“El vino nuevo de la gracia para odres renovados”
Con esperanza, en el Año Santo Jubilar y bajo la Sangre de Cristo

Querida comunidad parroquial:

Hoy, sábado 5 de julio, la liturgia de la Palabra nos invita a abrir el corazón a la novedad de Dios, a dejar atrás los viejos esquemas que impiden el paso de la gracia, y a vivir con alegría este tiempo de esperanza, inmersos en el Año Santo Jubilar y en el mes dedicado a la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.

1. La historia familiar, un lugar de bendición y conflicto (Génesis 27,1-5.15-29)

La primera lectura del libro del Génesis nos introduce en un episodio complejo de la historia de los patriarcas. Isaac, anciano y con la vista nublada, bendice a Jacob creyendo que es Esaú. Rebeca, su madre, interviene para que Jacob obtenga la bendición, lo que provoca un conflicto que marcará el destino de la familia.

Este pasaje no se presenta como un modelo a imitar en cuanto a sus métodos, pero sí como una enseñanza: Dios obra incluso en medio de nuestras fragilidades familiares. En cada hogar hay luces y sombras, pero la historia de la salvación se abre paso en medio de los errores humanos. Dios, con su paciencia, no deja de escribir recto sobre líneas torcidas. En este Año Jubilar, renovemos la bendición sobre nuestras familias, y pidamos al Señor la gracia de sanar toda herida y restaurar los lazos rotos.

2. Te alabamos, Señor, porque eres bueno (Salmo 134)

El salmista nos recuerda que Dios es bueno, eterno es su amor, y actúa con justicia en favor de su pueblo. En este mes de julio, en el que contemplamos el misterio de la Sangre Preciosa de Cristo, se nos hace patente este amor que salva, que libera, que purifica.

No hay mayor expresión de la bondad de Dios que la entrega de su Hijo en la cruz. Cada gota de su sangre es una fuente de misericordia para nuestras vidas. Alabémosle no solo con los labios, sino con una vida reconciliada, con actos concretos de compasión, caridad y perdón. Este mes es una ocasión privilegiada para acercarse al sacramento de la Reconciliación, y volver a empezar con un corazón nuevo.

3. Vino nuevo en odres nuevos (Mateo 9,14-17)

En el Evangelio, los discípulos de Juan preguntan a Jesús por qué sus discípulos no ayunan. Jesús les responde con una imagen nupcial: “¿Pueden acaso estar tristes los invitados a una boda mientras el esposo está con ellos?” Y añade una enseñanza clave: “El vino nuevo se echa en odres nuevos, y así se conservan ambas cosas”.

Jesús nos invita a vivir la fe no como una rutina vacía o una serie de normas frías, sino como una experiencia viva de encuentro con Él. Su presencia es fiesta, es gozo, es novedad constante. El “vino nuevo” de su Palabra, de su Sangre derramada por nosotros, necesita “odres nuevos”, es decir, corazones dispuestos, humildes, transformados por la conversión y abiertos a la acción del Espíritu Santo.

Este Evangelio es una interpelación para todos en este Año Jubilar: ¿Estamos listos para dejar que Dios nos renueve? ¿O seguimos aferrados a estructuras viejas, a costumbres sin alma, a resentimientos y temores que impiden que fluya el gozo del Evangelio?

4. Un Jubileo para renacer

El Año Santo Jubilar es una oportunidad única para vivir esta renovación. El Papa nos ha llamado a ser peregrinos de esperanza. Caminar, celebrar, confesar, reconciliarnos, servir… son actos jubilares que nos convierten en odres nuevos. Que la Sangre de Cristo, signo de la Alianza Nueva y Eterna, nos lave y nos dé nueva vida.

Ofrezcamos este día a Dios como una jornada de renovación espiritual. Invoquemos con fe la Sangre de Jesús sobre nuestras familias, sobre los enfermos, sobre la Iglesia, sobre los gobernantes y sobre los corazones endurecidos. Su Sangre tiene poder para salvarnos y hacernos nuevas criaturas.

5. San Antonio María Zacarías, modelo de renovación

Hoy celebramos también la memoria de San Antonio María Zacarías, sacerdote del siglo XVI, reformador incansable, fundador de los Barnabitas y apóstol del amor a la Eucaristía y la Sangre de Cristo. Su vida fue un testimonio ardiente de caridad pastoral, renovación espiritual y celo por la santidad de los laicos y sacerdotes.

Siguiendo su ejemplo, vivamos este mes con mayor fervor eucarístico, y comprometámonos con la renovación interior y comunitaria. Él nos recuerda que toda reforma verdadera nace de la adoración, de la penitencia y del amor apasionado por Cristo crucificado.

Pensamiento para meditar:

“La Sangre de Cristo no se derramó en vano. Es el precio de nuestra libertad. Vivamos con dignidad y fe renovada, como hijos del Evangelio.”

Sentimiento para acoger:

Gratitud. Por un Dios que no se cansa de darnos nuevas oportunidades. Por un Salvador que nos llena de su gracia. Por una Iglesia que nos abre las puertas del perdón y de la esperanza.

Acción para realizar:

Haz hoy una obra concreta de renovación:
Reconcíliate con alguien.
- Visita al Santísimo y habla con Él como a un amigo.
- Participa de la Eucaristía ofreciendo tu corazón como odre nuevo.

Con la mirada puesta en Cristo, sangre redentora que nos da vida, avancemos como una parroquia viva, misionera y esperanzada.

Padre. Alfredo Uzcátegui

Año Santo Jubilar 2025 – Peregrinos de esperanza, con Cristo nuestra paz
Mes de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo

 


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