El Sacramento del Matrimonio: Amor, fidelidad y misión
El matrimonio es una de las realidades más hermosas y, al mismo tiempo, más desafiantes de la vida humana. La Iglesia no lo ve simplemente como un contrato humano o una alianza social, sino como un sacramento instituido por Cristo, en el que un hombre y una mujer se entregan mutuamente en amor, fidelidad y apertura a la vida.
San Juan Pablo II lo llamó “el sacramento primordial”, porque desde el principio, en el designio creador de Dios, el hombre y la mujer fueron creados para ser “una sola carne” (cf. Gn 2,24). En Cristo, esta unión alcanza su plenitud y se convierte en signo del amor indisoluble entre Cristo y su Iglesia.
Fundamento bíblico
La Sagrada Escritura es clara:
Enseñanza de la Iglesia
El Catecismo de la Iglesia Católica enseña:
El Papa Francisco, en Amoris Laetitia, recuerda: “El matrimonio cristiano, reflejo de la unión entre Cristo y su Iglesia, se realiza plenamente en la unión conyugal, en la donación recíproca de los esposos y en la apertura generosa a la vida” (AL 71).
San Juan Pablo II, en Familiaris Consortio, afirmó: “El futuro de la humanidad pasa por la familia” (FC 86).
El matrimonio como camino de santidad
El matrimonio no es sólo una vocación humana, sino también un camino de santidad. Los esposos se ayudan mutuamente a crecer en la fe, a sostenerse en las dificultades y a caminar hacia la vida eterna.
San Juan Crisóstomo aconsejaba: “Haz que tu casa sea una Iglesia. Que tu esposa y tus hijos encuentren en ti un ejemplo de fe y de amor”.
Y Santa Teresa de Calcuta decía: “Para que el amor sea verdadero debe doler, debe costar, debe vaciarse de sí mismo”.
El matrimonio vivido en fidelidad es una catequesis viva para el mundo: en un tiempo donde se relativiza la unión y se banaliza el amor, los esposos cristianos son testigos de que el amor fiel, fecundo e indisoluble es posible y hermoso.
Aplicación para la vida hoy
En una sociedad marcada por la cultura del descarte, el matrimonio cristiano es una luz de esperanza. Cada familia fundada en este sacramento es una “iglesia doméstica” (cf. CIC 1655), llamada a ser lugar de fe, oración, educación en valores, solidaridad y misión.
El sacramento del Matrimonio:
Desafíos actuales y testimonio
Hoy más que nunca es necesario defender y acompañar el matrimonio. La Iglesia invita a prepararse seriamente para este sacramento, a perseverar en el diálogo, la oración en pareja y la fidelidad diaria.
San Juan Pablo II advertía: “El amor exige fidelidad. Sólo en la fidelidad el amor es auténtico”.
Y el Papa Francisco anima: “El matrimonio no es una aventura o una formalidad, sino un camino de amor que se construye día a día” (Homilía, 2015).
El matrimonio es un don y una misión. A través de él, los esposos muestran al mundo el rostro del amor de Cristo: fiel, total, fecundo y para siempre. Por eso, cuidemos el matrimonio, recemos por las familias y acompañemos a los esposos en su vocación.
Como enseñaba San Josemaría Escrivá: “El matrimonio es para los cristianos una verdadera vocación sobrenatural. Grande es el sacramento, decía San Pablo; y grande, camino de santidad” (Es Cristo que pasa, 23).
Bibliografía
Oración por las Familias
Señor
Dios,
fuente del amor y de la vida,
bendice a todas las familias de nuestra comunidad.
Haz
que los esposos vivan en fidelidad y alegría,
que los hijos crezcan en la fe y en la virtud,
y que los abuelos sean raíces vivas de esperanza.
Que
cada hogar sea una iglesia doméstica,
donde reine tu paz, tu misericordia y tu bendición.
María
y José,
custodios de la Sagrada Familia de Nazaret,
acompañen y protejan siempre a nuestras familias.
Amén.
Pbro. Alfredo Uzcátegui.
Página web desarrollada con el sistema de Ecclesiared