El Sacramento de la Unción de los Enfermos: Medicina del alma y del cuerpo
En medio de la fragilidad de la enfermedad y de la experiencia inevitable del sufrimiento, la Iglesia no abandona a sus hijos. Cristo, el Médico divino, dejó a su Esposa, la Iglesia, un sacramento especial para consolar, fortalecer y sanar: la Unción de los Enfermos.
Lejos de ser un rito de despedida o de muerte —como muchos equivocadamente piensan—, es un sacramento de vida, esperanza y fortaleza, que comunica la gracia del Espíritu Santo en los momentos de debilidad y prepara al cristiano para unirse más íntimamente con Cristo sufriente.
Fundamento bíblico
La Sagrada Escritura da testimonio claro de este sacramento:
Desde los primeros tiempos, la comunidad cristiana entendió que la enfermedad no sólo afecta el cuerpo, sino también el espíritu, y que el enfermo necesita del consuelo y de la gracia de Dios.
Enseñanza de la Iglesia
El Catecismo de la Iglesia Católica enseña:
El Papa Francisco lo ha recordado muchas veces: “La Unción de los enfermos no es un sacramento sólo para los que están a punto de morir, sino para todos los que padecen una enfermedad grave. Es la presencia de Cristo que nos toca para darnos fuerza” (Audiencia general, 2014).
San Juan Pablo II, en su Carta Apostólica Salvifici Doloris, subrayó que la enfermedad y el sufrimiento adquieren sentido en Cristo: “En el sufrimiento está escondida una fuerza particular que acerca interiormente el hombre a Cristo, una gracia especial” (n. 26).
Los frutos de este sacramento
El Catecismo (CIC 1520-1523) resume los efectos principales de la Unción:
San Camilo de Lelis, patrono de los enfermos, decía: “El enfermo es el rostro de Cristo. Servirlo, consolarlo y acompañarlo es besar las llagas del Señor”.
¿Qué debe hacer la persona enferma?
El enfermo está llamado a vivir su situación con fe y esperanza. Puede:
¿Qué deben hacer los familiares de un enfermo?
La familia tiene un papel clave:
San Juan de Dios enseñaba: “El enfermo es el centro de nuestra casa; todo lo que hagamos debe estar orientado a su bien, tanto del cuerpo como del alma”.
¿En qué casos debo solicitar la Unción de los Enfermos?
Es recomendable pedir este sacramento:
No debe dejarse para el último momento, sino pedirse con serenidad para que el enfermo pueda participar conscientemente y recibir consuelo.
La Unción de los Enfermos es un abrazo de Cristo en la fragilidad, un sacramento que sana el corazón, fortalece la fe y abre el alma al cielo. No tengamos miedo de pedirlo ni de ofrecerlo a nuestros familiares.
Como decía Santa Teresa de Lisieux: “Todo es gracia”. Incluso en la enfermedad, Dios nos acaricia y nos sostiene con su amor”.
Bibliografía
Pbro. Alfredo Uzcátegui.
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