23
JUL
2025

“El Pan del Cielo y la Palabra que da Vida: Caminando con Esperanza en el Año Jubilar”



“El Pan del Cielo y la Palabra que da Vida: Caminando con Esperanza en el Año Jubilar”

En este miércoles del Año Santo Jubilar 2025, la liturgia de la Palabra nos conduce por un camino de esperanza, memoria y compromiso. La Palabra de Dios, como semilla fecunda, y el don del “pan del cielo” como sustento, se unen hoy para hablarnos con claridad sobre la fidelidad de Dios y la necesidad de una respuesta generosa y perseverante de parte del creyente.

El desierto como escuela de fe

El texto del Libro del Éxodo 16,1-5.9-15 nos sitúa en el corazón del desierto, donde el pueblo de Israel murmura contra Moisés y Aarón por la falta de alimento. El desierto es siempre símbolo de prueba, pero también de transformación. Allí, Dios escucha el clamor de su pueblo y le responde no con castigos, sino con misericordia. Les regala el maná, “el pan del cielo”, como signo de su fidelidad y cuidado constante.

Este gesto de Dios nos recuerda que en los momentos más áridos de la vida, cuando sentimos que faltan las fuerzas y el camino parece incierto, Él sigue siendo nuestro sustento. El maná no es solo alimento físico, sino expresión del amor providente de Dios. Y hoy, ese pan del cielo sigue llegando a nuestras vidas en la Eucaristía, en la Palabra proclamada, en la comunidad reunida, en el servicio humilde y gratuito.

El salmo 77: recordar para confiar

El Salmo 77 nos invita a hacer memoria de las maravillas que el Señor ha realizado:
“El Señor les dio pan del cielo”.
No se trata solo de recordar hechos pasados, sino de hacerlos presentes, de abrir el corazón a la misma fidelidad divina que actuó entonces y sigue actuando ahora.

Vivimos en un tiempo donde la falta de esperanza, la prisa, el desánimo o el individualismo nos pueden hacer olvidar las intervenciones amorosas de Dios. Por eso, este salmo es un llamado a educar la memoria espiritual del pueblo: ¡No olvides lo que Dios ha hecho por ti! Así se fortalece la fe y se aviva la esperanza.

La parábola del sembrador: Dios sigue sembrando

El Evangelio de Mateo 13,1-9 nos presenta la conocida parábola del sembrador. Jesús sale a sembrar, y aunque las condiciones del terreno no siempre son ideales —piedras, espinos, aves—, la semilla cae también en tierra buena y da fruto abundante.

Esta imagen nos invita a mirar el corazón humano como ese terreno que puede ser cultivado por la gracia. Aun cuando hay durezas, superficialidad o distracciones, Dios nunca deja de sembrar su Palabra. Su siembra es generosa, paciente y esperanzada.

Pero la pregunta para cada uno es: ¿Qué tipo de terreno estoy siendo hoy? ¿Dejo que la Palabra eche raíces en mi vida? ¿Soy tierra buena que da frutos de caridad, de justicia, de fe?

La semilla de Dios nunca es estéril. Incluso cuando parece que nada cambia, el Reino crece en silencio, como nos recuerda otra parábola de Jesús. Por eso, en medio de nuestras realidades —familiares, sociales, eclesiales— no hay que rendirse, sino seguir sembrando y confiando.

En el Mes de la Preciosa Sangre: el amor que fecunda la vida

Este mes de julio está consagrado a la devoción de la Preciosísima Sangre de nuestro Señor Jesucristo, derramada por nuestra redención. La Sangre de Cristo es el precio de nuestro rescate, es fuente de vida y esperanza, es el manantial que purifica, fortalece y envía.

La Sangre derramada en la cruz es semilla de un mundo nuevo. Por eso, contemplarla nos lleva a agradecer, a reparar y a comprometernos con una vida de entrega y servicio. Así como el maná sostenía al pueblo en el desierto, la Sangre de Cristo nos sostiene hoy en nuestro peregrinar hacia el cielo.

Santa Brígida: testigo del amor que escucha y consuela

Hoy también la Iglesia celebra a Santa Brígida de Suecia, una mujer mística, esposa, madre de ocho hijos, fundadora religiosa y profetisa para su tiempo. Fue una gran devota de la Pasión de Cristo y recibió numerosas revelaciones que han nutrido la espiritualidad de muchos fieles a lo largo de los siglos.

Santa Brígida supo escuchar la voz del Señor en su corazón y en las realidades del mundo. Vivió en medio de crisis políticas y eclesiales, pero siempre con un espíritu de reconciliación y renovación. Hoy, su testimonio nos anima a dejarnos tocar por la Sangre de Cristo para ser instrumentos de paz, conversión y esperanza.

Una Iglesia sembradora de esperanza

En este Año Santo Jubilar, en que somos llamados a ser peregrinos de esperanza, la Palabra nos impulsa a:

Agradecer el pan del cielo que sigue nutriendo nuestra fe.

Escuchar con humildad la semilla de la Palabra.

Confiar en que Dios obra incluso cuando no lo vemos.

Vivir como tierra buena, fecunda en frutos de santidad.

Acompañar a los demás como lo hizo Santa Brígida: con oración, escucha y compasión.

Pensamiento del día:

“Dios nunca deja de sembrar. La esperanza nace cuando dejamos que su Palabra eche raíces en nosotros.”

Sentimiento que cultivamos:

Confianza en la fidelidad de Dios, aun en los desiertos de la vida.

Propósito del día:

Hoy me comprometo a acoger la Palabra con un corazón abierto y a compartir un gesto de esperanza con alguien que lo necesite.

Que María Santísima, Santa Brígida y la Preciosa Sangre de Cristo nos guíen hoy y siempre hacia una vida fecunda, para mayor gloria de Dios.
¡Sigamos sembrando esperanza!

Parroquia de Santa Ana y San Joaquín.
“Una comunidad al servicio del Evangelio”

 


Escribir un comentario

No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas.

Página web desarrollada con el sistema de Ecclesiared

Aviso legal | Política de privacidad | Política de cookies