Todo lo que hiciste con nosotros, Señor es verdaderamente justo, porque pecamos contra ti y hemos desobedecido tus mandatos; pero haz honor a tu nombre y trátanos conforme a tu inmensa misericordia. Dn 3,31.29.30.43.42
Domingo XXVI del Tiempo Ordinario: Un Llamado a la Profecía y la Conversión
Este domingo, las lecturas nos invitan a reflexionar sobre la apertura a la acción del Espíritu Santo, el valor de los mandamientos de Dios, la justicia social, y la radicalidad en el seguimiento de Cristo. Cada texto ofrece una enseñanza valiosa, que a la luz del Magisterio de la Iglesia, nos orienta a vivir una vida de santidad y conversión.
Primera Lectura: Números 11,25-29
El Libro de los Números nos presenta un momento clave en la vida del pueblo de Israel. Moisés, agotado por la carga de guiar a su pueblo, recibe la ayuda de 70 ancianos que también reciben el Espíritu Santo. Sin embargo, dos hombres, Eldad y Medad, comienzan a profetizar fuera del campamento, lo que provoca una reacción de celos por parte de Josué. Moisés responde con sabiduría, deseando que todo el pueblo fuera profeta y que el Espíritu del Señor descendiera sobre todos. Esta escena, fechada aproximadamente en el siglo XIII a.C., es un recordatorio de que el Espíritu de Dios no está limitado a unos pocos; su gracia se derrama abundantemente sobre quien Él elija.
A la luz del Magisterio de la Iglesia, esta lectura resalta el sacerdocio común de los fieles. Todos los bautizados, por la acción del Espíritu Santo, están llamados a participar en la misión profética de Cristo (Catecismo de la Iglesia Católica, 1268).
Salmo 18: "Los mandamientos del Señor alegran el corazón
El Salmo 18 nos invita a reconocer que la ley del Señor es perfecta y da vida. Sus preceptos son rectos y alegran el corazón. En un mundo que a menudo ve los mandamientos como restricciones, este salmo nos recuerda que las enseñanzas de Dios son un camino hacia la verdadera libertad y felicidad.
El Magisterio de la Iglesia nos enseña que la ley de Dios no es una imposición exterior, sino una guía que nos lleva a la plenitud de la vida (CIC, 2057). Cuando vivimos conforme a los mandamientos, encontramos el gozo de ser verdaderamente libres.
De la carta de Santiago 5,1-6
En su carta, el apóstol Santiago denuncia fuertemente la injusticia social. Dirigiéndose a los ricos que oprimen a los pobres y acaparan riquezas, Santiago advierte que estas actitudes no pasarán desapercibidas ante Dios. La lectura, probablemente escrita entre los años 44 y 49 d.C., es un fuerte llamado a la justicia y a la solidaridad con los más necesitados
La Doctrina Social de la Iglesia subraya la importancia de una distribución justa de los bienes y el respeto por la dignidad de cada ser humano. La explotación y la indiferencia ante el sufrimiento de los pobres son incompatibles con el Evangelio (Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 303).
Evangelio según San Marcos 9,38-43.45.47-48
En el Evangelio según San Marcos, Jesús nos enseña a no excluir a quienes obran en su nombre, aun si no pertenecen a nuestro grupo. Jesús también utiliza un lenguaje muy fuerte para advertir sobre el escándalo y el pecado, instándonos a eliminar todo aquello que nos aleje de Dios, incluso si eso requiere sacrificios radicales.
La Iglesia nos enseña que el pecado no solo afecta nuestra relación con Dios, sino también con los demás. El escándalo, especialmente cuando afecta a los más débiles en la fe, es una ofensa grave. La conversión es un proceso continuo de alejarnos del mal y acercarnos cada vez más a Cristo (CIC, 1427).
El Espíritu Santo se derrama sobre todos los fieles para que participen en la misión profética de Cristo. Todos estamos llamados a ser testigos de su amor.
Que nuestro corazón se llene de la alegría y la libertad que proviene de seguir los mandamientos del Señor, sabiendo que ellos nos guían hacia la verdadera felicidad.
Esta semana, dediquemos tiempo a examinar nuestra vida, preguntándonos: ¿qué actitudes o acciones me alejan de Dios? Identifiquemos una de ellas y trabajemos activamente para eliminarla, confiando en la gracia que recibimos en los sacramentos y la oración.
Que estas lecturas nos motiven a vivir con una mayor apertura al Espíritu, a buscar la justicia y a mantenernos firmes en nuestra conversión diaria.
Tu Palabra Señor es la verdad; santifícanos en la verdad. Jn 17,17
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