18
FEB
2025

Dios renueva la esperanza en la humanidad



Concede Señor, la paz a quienes en ti esperan; escucha las oraciones de tus hijos y guíanos por el camino de la justicia. Si 36,18-19

Dios renueva la esperanza en la humanidad

Martes, 18 de febrero de 2025

San Simeón.

El nuevo líder de la comunidad cristiana en Jerusalén, después de la muerte de Santiago el Menor (el "hermano del Señor"), fue Simeón de Jerusalén. Según la tradición cristiana, Simeón era pariente de Jesús y fue elegido obispo de Jerusalén.

San Eusebio de Cesarea, en su Historia Eclesiástica, menciona que Simeón fue un hombre de gran santidad y gobernó la Iglesia de Jerusalén en tiempos de persecución. Bajo su liderazgo, los cristianos de Jerusalén huyeron a Pella, en la Decápolis, antes de la destrucción de la ciudad por los romanos en el año 70 d.C.

San Simeón murió mártir, siendo crucificado durante el reinado del emperador Trajano, cuando tenía más de cien años. Su fidelidad y liderazgo fortalecieron a la comunidad cristiana en tiempos difíciles, asegurando la continuidad de la fe en Tierra Santa.

Su vida nos recuerda la importancia de la perseverancia, la fidelidad y la confianza en Dios en medio de las adversidades.

«¿Aún no entendéis ni comprendéis?» (Mc 8,17)

En este Año Santo Jubilar 2025, el Papa Francisco nos ha invitado a vivir como Peregrinos de Esperanza, recordándonos que la historia de la salvación está marcada por la fidelidad de Dios y la respuesta del ser humano. Hoy, la Palabra de Dios nos presenta una fuerte exhortación a la conversión, pero también una gran promesa de esperanza y renovación.

Las lecturas de este día muestran dos realidades contrastantes: la corrupción de la humanidad y la fidelidad de Dios. En el libro del Génesis (6,5-8; 7,1-5.10), Dios ve la maldad del mundo y decide purificarlo, pero Noé encuentra gracia a sus ojos y recibe la promesa de salvación. En el Evangelio de Marcos (8,14-21), los discípulos han sido testigos de la multiplicación de los panes, pero siguen sin comprender que Dios actúa en su historia.

Ambos pasajes nos interpelan profundamente: ¿Soy capaz de ver la acción de Dios en mi vida? ¿Permanezco fiel como Noé o sigo endureciendo mi corazón como los discípulos?

1. Dios habla a través de los géneros literarios

Para comprender mejor la riqueza de la Palabra de Dios, es importante considerar los géneros literarios en los que fue escrita. La Sagrada Escritura no es simplemente una crónica de eventos, sino una revelación divina que usa el lenguaje humano en diferentes estilos para transmitir verdades eternas.

El relato del Diluvio: Género mítico-teológico

El pasaje del Génesis pertenece al género mítico-teológico, un estilo narrativo que no pretende ser una descripción literal de los hechos, sino una enseñanza sobre el pecado, la justicia de Dios y su misericordia.

Los elementos simbólicos de este relato nos hablan hoy:

  • El agua representa la purificación y el renacimiento. Es signo del Bautismo, que nos limpia del pecado y nos hace nuevas criaturas en Cristo.
  • El arca simboliza la Iglesia, que nos protege en medio de las tormentas del mundo y nos lleva a la salvación.
  • Noé es imagen del creyente fiel, que confía en Dios aun cuando todo parece perdido.

Este relato nos recuerda que Dios no abandona a su pueblo, sino que siempre ofrece una oportunidad de conversión y salvación. En este Año Jubilar, estamos llamados a entrar en el "arca" de la Iglesia y renovar nuestra fe.

El Salmo 28: Género litúrgico-himnódico

El Salmo 28 es un canto de alabanza que exalta la majestad y el poder de Dios sobre la creación. Su mensaje central es que Dios bendice a su pueblo con la paz.

Hoy, en un mundo marcado por la guerra, la violencia y la desesperanza, este salmo nos invita a confiar en que solo Dios puede dar la paz verdadera, esa paz que brota de una relación profunda con Él.

El Evangelio de Marcos: Género didáctico y sapiencial

El Evangelio nos presenta una enseñanza de Jesús dentro del género didáctico y sapiencial, donde el Maestro interpela a sus discípulos con preguntas:

  • «¿Aún no entendéis ni comprendéis?»
  • «¿Es que tenéis el corazón endurecido?»

Estas preguntas son un llamado a despertar la fe. Los discípulos han visto milagros, han caminado con Jesús, han oído su enseñanza, pero siguen sin confiar plenamente en Él.

¿No nos pasa lo mismo a nosotros? Dios nos ha mostrado su providencia en muchas ocasiones, pero seguimos preocupándonos, dudando y olvidando su fidelidad.

En este Año Santo, Jesús nos invita a abrir los ojos de la fe, a no quedarnos solo en los signos externos, sino a descubrir su presencia viva en la Eucaristía, en la Iglesia y en cada momento de nuestra vida.

2. El Año Santo Jubilar: Un llamado a la conversión y la esperanza

El Año Santo 2025 es una gran oportunidad para renovar nuestra relación con Dios. El lema "Peregrinos de Esperanza" nos recuerda que estamos en camino, que nuestra vida cristiana es una peregrinación hacia la eternidad, y que Dios siempre nos sostiene con su amor.

¿Cómo podemos vivir este tiempo de gracia?

  • Como Noé, renovemos nuestra fidelidad a Dios en medio de un mundo que se aleja de Él.
  • Como el salmista, alabemos a Dios con confianza, pues Él nos bendice con la paz.
  • Como los discípulos, aprendamos a confiar en la providencia de Jesús, incluso cuando no entendemos sus caminos.

El Papa Francisco nos exhorta a hacer de este Año Santo un tiempo de oración, reconciliación y acción concreta por los demás. Es un tiempo para:

  • Volver a la Eucaristía con mayor amor y devoción.
  • Buscar el sacramento de la Reconciliación para recibir el perdón de Dios.
  • Practicar la caridad, siendo signos de esperanza para los más necesitados.

Este Año Santo es un llamado a salir de la rutina, a despertar la fe y a vivir con una esperanza renovada.

3. Un compromiso con la esperanza

El mensaje de este día es claro: Dios no destruye, sino que renueva. No abandona, sino que salva. No castiga sin ofrecer misericordia.

Si en nuestra vida hay tempestades, Él nos ofrece el arca de su amor. Si sentimos miedo, nos da la certeza de su paz. Si hemos dudado, nos llama nuevamente a confiar.

Que este Año Santo Jubilar nos ayude a reconocer la presencia de Dios en nuestra historia y a caminar con fe, con la certeza de que el Señor bendice a su pueblo con la paz.

Que María, Estrella de la Esperanza, nos acompañe en este peregrinaje hacia el encuentro definitivo con Cristo. Amén.

 

 El que me ama cumplirá mi Palabra y mi Padre lo amará y haremos en él nuestra morada, dice el Señor.

Jn 14,23


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