19
MAY
2025

Dios no deja de hacerse presente



Lunes V Semana de Pascua – 19 de mayo de 2025
Dios no deja de hacerse presente

Lecturas del día:

  • Hechos de los Apóstoles 14, 5-18
  • Salmo 113B: “Que todos te alaben solo a ti, Señor. ¡Aleluya!”
  • Evangelio según san Juan 14, 21-26

1. Un Dios que camina con nosotros

En esta quinta semana del Tiempo Pascual, seguimos inmersos en la luz del Resucitado, quien no abandona a su pueblo, sino que lo guía, lo consuela y le infunde esperanza. La primera lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles nos narra un episodio particularmente fuerte en la vida de Pablo y Bernabé. Frente al rechazo, al intento de apedreamiento, a la confusión del pueblo de Listra que los quiere adorar como dioses, los apóstoles no se dejan llevar por la vanagloria, sino que aprovechan la ocasión para anunciar el verdadero Dios.

El corazón de su predicación es claro: “Nosotros también somos hombres mortales como ustedes” (Hch 14,15), pero han sido enviados a anunciar el Evangelio del Dios vivo, el único que realmente merece ser adorado. Pablo y Bernabé nos recuerdan que nuestra fe no está centrada en ídolos, en espectáculos o en poderes humanos, sino en el Dios que se ha manifestado en la historia y que ha hecho alianza con nosotros. El Dios de la vida, que no ha dejado jamás de dar testimonio de su bondad, incluso en los ciclos de la naturaleza: la lluvia, las cosechas, la alegría de vivir.

Este testimonio apostólico resuena con fuerza hoy, en medio de un mundo tentado de adorar ídolos nuevos: el éxito, el poder, el dinero, la tecnología sin alma. El Año Santo Jubilar que celebramos es una invitación a volver al Dios vivo, a reconocer que Él camina con nosotros, que en su Providencia nos cuida y nos invita a confiar.

2. Jesús y el camino del amor obediente

El Evangelio de hoy, tomado del discurso de despedida de Jesús en Juan 14, es una de las joyas espirituales del tiempo pascual. Jesús declara: “El que recibe mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama” (Jn 14,21). En estas palabras encontramos el centro de la vida cristiana: el amor que se traduce en fidelidad. No se trata de un sentimentalismo pasajero, sino de una relación viva con Cristo que implica atención, escucha y acción.

Jesús no nos deja solos. Él nos promete al Espíritu Santo, el Consolador, el Defensor, el Paráclito, quien enseñará y recordará todo lo que Él ha dicho. En este tiempo pascual, y especialmente en este Año Jubilar, somos invitados a abrir nuestro corazón a esta acción silenciosa y poderosa del Espíritu. Él es quien renueva la faz de la tierra, quien transforma el miedo en valentía, la tristeza en gozo, la confusión en sabiduría.

Como comunidad cristiana, estamos llamados a vivir este amor obediente en nuestras relaciones cotidianas: en la familia, en el trabajo, en la parroquia, en la sociedad. Cumplir los mandamientos no como imposición, sino como respuesta de amor. No es una carga, sino un camino hacia la libertad interior y la vida plena.

3. Aleluya, Dios actúa y transforma

El salmo 113B, con su repetido “¡Aleluya!”, nos invita a alabar al único Señor. En medio de un mundo que muchas veces quiere acallar a Dios, el pueblo cristiano se levanta como signo de alabanza, como voz de esperanza, como testimonio de fe. Alabar al Señor no es solo cantar, sino vivir con la certeza de que Él está actuando, aunque no siempre lo veamos con claridad.

El Año Santo Jubilar es un tiempo de gracia para renovar esta alabanza con obras concretas de misericordia, de reconciliación y de fe viva. Cada comunidad, cada familia, cada uno de nosotros puede hacer de su vida un canto pascual.

4. Un Año Jubilar para vivir en el Espíritu

Este tiempo extraordinario que la Iglesia universal celebra es una oportunidad para redescubrir el amor del Padre, la salvación del Hijo y la presencia del Espíritu. Hoy podemos preguntarnos:

  • ¿Estoy escuchando al Espíritu Santo en mi vida diaria?
  • ¿Qué me está enseñando el Señor en este tiempo pascual?
  • ¿Cómo estoy anunciando, como Pablo y Bernabé, al Dios vivo y verdadero?

El Jubileo es también tiempo de misión. Imitando a los apóstoles, dejémonos enviar a nuestras propias “Listras”, allí donde hay confusión, idolatría, desesperanza. Llevemos el mensaje del Evangelio con alegría y claridad: Jesús vive, está con nosotros, y nos da el Espíritu para guiarnos.

5. Pensamiento – Sentimiento – Propósito

Pensamiento del día: El Espíritu Santo es nuestro mejor maestro. Él nos recuerda todo lo que Jesús nos ha enseñado y nos da fuerza para vivirlo con alegría.

Sentimiento para cultivar: Gratitud. Porque Dios no nos deja solos. Está siempre presente, nos consuela y nos acompaña en cada paso del camino.

Propósito del día: Dedicar unos minutos al silencio interior para invocar al Espíritu Santo con esta sencilla oración:
“Espíritu Santo, enséñame lo que debo hacer, muéstrame el camino. Hazme dócil a tu voz, valiente para amar, y libre para servir.”

Anunciar con la vida

Queridos hermanos y hermanas, en este lunes pascual, el Señor nos llama a no caer en la tentación de la idolatría moderna, sino a vivir como discípulos que aman, escuchan y obedecen. Como Pablo y Bernabé, seamos testigos del Dios vivo. Como los discípulos del Cenáculo, esperemos con confianza la acción del Espíritu. Que en este Año Santo Jubilar, nuestro corazón se llene de esperanza, y nuestra vida sea un signo vivo de la Pascua del Señor. ¡Aleluya!

¡Feliz día en el Resucitado! Que María, Madre de la Iglesia, nos acompañe en este camino de esperanza y misión.


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