“Dilexi te”: Primera exhortación apostólica del Papa León XIV sobre el amor a los pobres
Una carta del corazón de Cristo para los pobres del mundo
Con
el título Dilexi te (“Te he amado”), el Papa León XIV ha publicado la primera
exhortación apostólica de su pontificado, un documento profundamente
evangélico y humano que marca la orientación espiritual y pastoral de su
ministerio.
Esta exhortación, dedicada al amor hacia los pobres, constituye una continuidad
viva con la enseñanza del Papa Francisco, de quien León XIV recibió el proyecto
inicial, y al mismo tiempo, una mirada nueva hacia los desafíos de nuestro
tiempo.
El documento abre con una frase del Apocalipsis que resuena como un eco de ternura divina:
“Te
he amado” (Ap 3,9).
Estas palabras, que Cristo dirige a una comunidad humilde y sin poder, son el
hilo conductor de toda la exhortación: Dios ama especialmente a los pobres,
a los frágiles, a los que el mundo desprecia, y en ellos nos revela la
fuerza transformadora de su misericordia.
1. Una herencia de amor que se convierte en misión
El
Papa León XIV explica en las primeras líneas que el texto Dilexi te
surge del deseo de continuar el camino trazado por su amado predecesor, el Papa
Francisco, quien había iniciado su redacción como una reflexión sobre el
cuidado de la Iglesia por los pobres y con los pobres.
León XIV, asumiendo esa herencia espiritual, la hace suya y la propone “al
comienzo de su pontificado”, con la esperanza de que todos los cristianos
comprendan la profunda conexión entre el amor de Cristo y su llamado a
acercarse a los pobres.
De
este modo, la primera exhortación apostólica de su pontificado se
convierte también en un programa pastoral y moral: un llamado a toda la
Iglesia a redescubrir su rostro más auténtico, el de una Iglesia que sirve,
escucha, se compadece y comparte.
El Santo Padre recuerda que, en los pobres, “se revela el mismo corazón de
Cristo, sus sentimientos y opciones más profundas, con las cuales todo santo
intenta configurarse”.
2. La opción de Dios por los pobres
Desde
los relatos del Éxodo hasta las palabras de Jesús en el Evangelio, Dilexi te
recorre con profundidad la historia de la salvación para mostrar que Dios
siempre ha tenido una opción preferencial por los pobres.
No se trata —dice el Papa— de un gesto ideológico o de una política social,
sino de una verdad teológica: Dios se inclina hacia el débil, el enfermo, el
marginado, porque en su amor quiere levantar al ser humano de toda esclavitud y
miseria.
Jesucristo,
“siendo rico, se hizo pobre por nosotros” (2 Co 8,9).
Su nacimiento en un pesebre, su vida entre los sencillos, su muerte fuera de
las murallas de Jerusalén, todo su ser revela un amor que se abaja para salvar.
Por eso —enseña León XIV—, quien sigue a Cristo no puede alejarse del pobre,
pues “los pobres los tendrán siempre con ustedes” (Mt 26,11) no es una
frase de resignación, sino de presencia: Jesús está vivo en ellos.
3. Una Iglesia pobre y para los pobres
Dilexi te reafirma con fuerza aquel deseo pronunciado por el Papa Francisco a los tres días de su elección:
“¡Ah, cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!”.
El
Papa León XIV retoma este anhelo como una brújula para la Iglesia del siglo
XXI.
Una Iglesia que no busca poder ni prestigio, sino que se acerca a las
periferias donde la humanidad sufre, escucha el clamor de los marginados y se
deja evangelizar por ellos.
El documento nos recuerda que la verdadera riqueza de la Iglesia no son los
bienes materiales, sino los santos que aman, los fieles que sirven, los
creyentes que entregan su tiempo, su fe y su corazón por los demás.
El Papa cita el testimonio de san Lorenzo, diácono mártir, que presentó a los pobres como “los verdaderos tesoros de la Iglesia”, y de san Juan Crisóstomo, quien enseñaba que no se puede honrar a Cristo en el altar si se lo desprecia en la calle en la persona del pobre.
4. El hilo de la caridad a lo largo de la historia
Esta
primera exhortación apostólica recorre también la historia de los santos y de
la Iglesia, mostrando que la caridad ha sido siempre el corazón de la
evangelización.
Desde los monjes que cuidaron enfermos y fundaron escuelas, hasta las órdenes
redentoras que rescataron cautivos, los santos de todos los tiempos han
comprendido que la fe sin obras está muerta y que amar al pobre es amar a
Cristo.
El
Papa recuerda la figura de san Francisco de Asís, cuya vida inspiró una
“primavera espiritual” al descubrir en el leproso el rostro de Jesús, y la de
santa Clara, que abrazó la pobreza como libertad y profecía.
También menciona a las mujeres consagradas que, con ternura y sacrificio,
sirvieron a los enfermos, los huérfanos y los ancianos, encarnando la
misericordia maternal de la Iglesia.
5. Cómo vivir Dilexi te hoy
El
Papa León XIV no se limita a contemplar el pasado: ofrece caminos concretos
para encarnar esta enseñanza en el presente.
Invita a todos los bautizados a mirar a los pobres no con condescendencia, sino
con respeto y cercanía, reconociendo en ellos el rostro de Cristo.
Propone una conversión de estilo de vida, una cultura del compartir y un
compromiso social que transforme las estructuras de injusticia y exclusión.
En nuestra vida parroquial, Dilexi te puede hacerse concreta cuando:
6. Una exhortación para el futuro de la Iglesia
Dilexi
te
no es solo una exhortación: es una llave espiritual para comprender el rumbo
del pontificado de León XIV.
Su primera palabra como Papa no es sobre la autoridad ni la doctrina, sino
sobre el amor: el amor que se abaja, que sana, que comparte, que
transforma.
En los pobres, dice el Papa, “Cristo sigue teniendo algo que decirnos”.
Por eso, esta exhortación inaugura una nueva etapa: una Iglesia que camina con
los pobres como compañeros de viaje, no como destinatarios de ayuda, sino como
hermanos que evangelizan con su fe sencilla.
Amar como Él nos ha amado
La
primera exhortación apostólica del Papa León XIV es un llamado a volver al
Evangelio puro y vivo, donde el amor se traduce en servicio.
Nos invita a reconocer que la santidad se construye en lo cotidiano, en los gestos
pequeños, en la compasión concreta.
Cada cristiano está llamado a ser “un buen samaritano de nuevo” en medio de un
mundo herido.
Oración final
Señor
Jesús,
que te hiciste pobre para enriquecernos con tu amor,
enséñanos a descubrirte en el rostro de cada necesitado.
Haznos constructores de comunión, testigos de esperanza
y servidores fieles de tu Reino.
Que
la Iglesia, tu Esposa, sea pobre de bienes pero rica en misericordia,
humilde de corazón pero fuerte en caridad.
Amén.
Pbro.
Alfredo Uzcátegui
Vicario parroquial
Parroquia Santa Ana – Arquidiócesis de Panamá
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