Día 8: Ritos iniciales: entrar con el corazón abierto
“Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con himnos, dadle gracias, bendecid su nombre”
(Salmo 100,4)
La Misa no comienza en el momento de la consagración ni en el Evangelio. Comienza desde el primer canto, la procesión y el saludo. Los ritos iniciales no son un simple “preámbulo”, sino una parte fundamental que nos dispone interiormente para entrar en comunión con Dios y con los hermanos.
1. Nos reunimos como asamblea del pueblo de Dios
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, comienza la celebración del misterio más grande de nuestra fe. El sacerdote nos saluda, y con ese saludo litúrgico, la Iglesia nos recuerda que Cristo está presente en medio de nosotros.
📖 “Donde dos o tres están reunidos en mi
nombre, allí estoy yo en medio de ellos”
(Mateo 18,20)
2. Entramos en presencia de Dios
Venimos de diferentes lugares, con diversas preocupaciones, y el Señor nos acoge como somos. En los ritos iniciales nos preparamos para el encuentro: dejamos atrás la dispersión y nos centramos en lo esencial.
“Estad quietos y sabed que yo
soy Dios”
(Salmo 46,11)
3. Nos purificamos para celebrar dignamente
En el acto penitencial, reconocemos humildemente que necesitamos la misericordia de Dios. Confesamos nuestros pecados y le pedimos perdón. Solo un corazón humilde puede recibir bien al Señor.
“Si confesamos nuestros pecados,
Él es fiel y justo para perdonarnos”
(1 Juan 1,9)
4. Elevamos la alabanza
Con el “Señor, ten piedad” y el Gloria (cuando corresponde), elevamos nuestras voces con la Iglesia del cielo y de la tierra, adorando al Dios trino y santo.
“Gloria a Dios en el cielo, y
en la tierra paz a los hombres que ama el Señor”
(Lucas 2,14)
5. Una oración común nos une a todos
La oración colecta cierra los ritos iniciales. El sacerdote invita al silencio, y luego eleva a Dios la súplica común de toda la asamblea. Es el momento de poner el corazón en manos del Padre y entrar en el espíritu del día litúrgico.
Pensamiento del día
Los ritos iniciales no son
para llenar el tiempo…
Son el umbral sagrado que abre nuestro corazón al misterio.
Sin ellos, no entramos plenamente en la Misa.
Compromiso del día
Llega unos minutos antes a
Misa esta semana.
Haz silencio, reza con atención cada oración de los ritos iniciales,
y vive conscientemente este momento como preparación interior.
Pide al Señor: “Abre mi corazón para entrar en tu presencia con humildad y
alegría.”
Oración final
Señor, que cada vez que entre
a tu casa lo haga con reverencia.
Dispón mi corazón para alabarte, para reconocer mi pequeñez,
y para entrar en comunión contigo y con la comunidad.
Que los ritos iniciales me ayuden a dejar fuera todo lo que me distrae,
y a centrarme sólo en ti. Amén.
Frase para meditar
“No podemos acercarnos a la
Misa como a cualquier cosa. Es necesario un corazón humilde, silencioso y lleno
de deseo de Dios.”
— Santa Teresa de Calcuta
Para profundizar hoy
Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1348–1355
Sobre la estructura de la celebración eucarística, el papel de la asamblea, y el sentido de los ritos de entrada.
La Imitación de Cristo, Libro IV, cap. XII
“Ven a mí con un corazón limpio y sincero. Prepara tu alma como se prepara el altar, y no te acerques con ligereza al Misterio que salva.”
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