Día 27: La Misa dominical: centro de la semana y obligación de amor
“Acuérdate del día sábado para santificarlo” (Éxodo 20,8)
Desde la resurrección de Cristo, el domingo se ha convertido en el día del Señor, día de alegría, de vida nueva, de encuentro con el Resucitado. Por eso, para los cristianos, la participación en la Misa dominical no es opcional, sino esencial.
No se trata solo de cumplir un precepto, sino de alimentar nuestra fe, de expresar nuestro amor, y de mantener vivo nuestro vínculo con Dios y con la comunidad.
1. El domingo: memorial de la resurrección
Cada domingo es una pequeña Pascua, un día consagrado a Dios y a su pueblo. Es el primer día de la nueva creación, en el que la Iglesia se reúne para celebrar la Eucaristía, escuchar la Palabra y recibir al Señor.
“El primer día de la semana… Jesús resucitó al amanecer” (Mateo 28,1)
Asistir a Misa el domingo es responder al llamado del Resucitado que quiere encontrarse con nosotros.
2. No obligación, sino compromiso de amor
El precepto dominical (cf. CIC 2180–2181) no es una carga, sino un acto de fidelidad. Dios nos pide un día, un momento para Él, no porque lo necesite, sino porque nosotros lo necesitamos.
“Santificad mis sábados, para que sean señal entre nosotros” (Ezequiel 20,20)
La Misa dominical sostiene nuestra fe, fortalece nuestra esperanza, renueva nuestro amor.
3. Una cita sagrada con Dios y con la comunidad
Cuando faltamos a la Misa sin
motivo grave, rompemos el ritmo de nuestra vida cristiana, debilitamos
nuestra alma y nos alejamos del Cuerpo de Cristo.
La Misa dominical no es una opción espiritual: es el punto de partida de la
semana vivida con Dios.
“Perseveraban en la enseñanza
de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones”
(Hechos 2,42)
Pensamiento del día
El domingo sin Misa es como
una semana sin sol.
No pongas a Dios en el último lugar,
porque Él te espera cada domingo para renovar tu vida.
Compromiso del día
Examina cómo vives el domingo:
Oración final
Señor Jesús, resucitado y
glorioso,
te doy gracias por el don del domingo,
por tu presencia viva en cada Eucaristía.
Haz que nunca deje de buscarte ni de encontrarte cada semana.
Que mi domingo sea verdadero descanso del alma,
en ti, por ti y contigo. Amén.
Frase para meditar
“Sin el domingo no podemos
vivir. Sin la Eucaristía, el alma se seca.”
— Mártires de Abitinia, siglo IV
Para profundizar hoy
Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1166–1167 y 2177–2185
Sobre el domingo como día del Señor y la importancia de la Misa dominical.
La Imitación de Cristo, Libro I, cap. XX
“Consagra a Dios el día santo, y Él te bendecirá durante toda la semana. El alma que se aleja del altar, se aleja de la fuente.”
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