Día 24: La acción de gracias después de comulgar
“Dad gracias al Señor, porque es bueno, porque es eterna su misericordia” (Salmo 118,1)
Después de recibir la Comunión, no termina el encuentro con Jesús… comienza el momento más íntimo del alma con su Señor. Es el tiempo privilegiado para guardar silencio interior, adorarlo, amarlo, hablarle y escucharlo. Hacer acción de gracias después de comulgar es señal de fe viva y de corazón agradecido.
1. Jesús está en ti, vive ese momento con todo tu ser
En los minutos que siguen a la Comunión, Cristo está realmente presente en tu alma de forma única. No hay momento más sagrado ni más personal en toda la Misa. Es la hora del amor, del silencio que habla, de la presencia que transforma.
“El que permanece en mí y yo
en él, ese da mucho fruto”
(Juan 15,5)
2. La gratitud abre el alma a la transformación
Agradecer es reconocer el
don recibido. Es decir: “Señor, no soy digno… pero te has entregado a
mí.”
Una Comunión vivida con gratitud deja huella profunda y fecunda. Habla
con Jesús con libertad, en tus propias palabras, o simplemente guarda
silencio adorante.
“¿Qué daré al Señor por todo
el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación e invocaré su nombre”
(Salmo 116,12-13)
3. Frutos de la acción de gracias: paz, luz, fuerza
Quien permanece con Jesús después de comulgar sale diferente: más fuerte, más sereno, más decidido a vivir el Evangelio. La acción de gracias no es solo un momento bonito: es parte esencial del encuentro.
“Entonces se les abrieron los
ojos y lo reconocieron al partir el pan”
(Lucas 24,31)
Pensamiento del día
Después de comulgar, no
salgas corriendo ni distraído.
Jesús está en ti. Quédate con Él.
El alma que sabe agradecer, sabe amar.
Compromiso del día
En tu próxima Misa, quédate
unos minutos en silencio después de comulgar.
Agradece, habla con Jesús, o simplemente adóralo.
Haz de ese momento un altar interior, una habitación para Dios en tu alma.
Oración final
Jesús, gracias por haberte
entregado a mí en la Comunión.
No merezco tanto amor, pero lo recibo con fe y gratitud.
Quédate conmigo, háblame al corazón, transforma mi vida.
Te doy gracias, te bendigo, te adoro.
Que nunca me acostumbre a este milagro. Amén.
Frase para meditar
“Después de comulgar, el alma
es como una lámpara encendida. Que no se apague por olvido, sino que arda por
amor.”
— San Alfonso María de Ligorio
Para profundizar hoy
Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1378 y 1418
Sobre la adoración a Cristo en la Eucaristía y la actitud del corazón ante su presencia.
La Imitación de Cristo, Libro IV, cap. XV
“Permanece en silencio y deja que el Amado te hable. No hay mayor consuelo que la presencia de Jesús después de la Comunión.”
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