Día 21: El rito de la paz: signo de comunión y reconciliación
“Deja tu ofrenda ante el altar, y ve primero a reconciliarte con tu hermano” (Mateo 5,24)
Justo antes de comulgar, la
Iglesia nos invita a darnos la paz. Este gesto, breve y sencillo, expresa
una verdad profunda: no podemos recibir al Príncipe de la Paz si nuestro
corazón está dividido o si estamos cerrados al perdón.
La paz no es cortesía, es conversión.
1. La paz nace de Cristo
El sacerdote, después de
invocar la paz del Señor, nos dice:
“Daos fraternalmente la paz.”
No es nuestra paz, ni una emoción pasajera. Es la paz de Cristo resucitado, que
nos reconcilia con Dios y entre nosotros.
“La paz os dejo, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo” (Juan 14,27)
2. Un signo de reconciliación real
Este gesto no tiene sentido si hay rencor, enemistad o indiferencia en nuestro corazón. Dar la paz implica un compromiso: acoger al otro, perdonar, pedir perdón, construir comunión.
“Felices los que trabajan por
la paz, porque serán llamados hijos de Dios”
(Mateo 5,9)
El rito de la paz nos prepara para recibir al Señor con un corazón limpio y fraterno.
3. Nos hacemos Iglesia unida en el amor
La paz no se da solo a quien está a nuestro lado físicamente, sino que es un gesto litúrgico que expresa la comunión de todos los miembros del Cuerpo de Cristo. Es decir: “estamos en paz… porque Jesús está entre nosotros”.
“Soportándoos mutuamente con
amor, esforzándoos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz”
(Efesios 4,2-3)
Pensamiento del día
Dar la paz no es un
formalismo.
Es el examen final del corazón antes de comulgar.
¿Estoy dispuesto a amar, a perdonar, a unirme con sinceridad a mis hermanos?
Compromiso del día
Antes de la próxima Misa, haz
examen de conciencia:
¿Hay alguien a quien necesitas perdonar o pedir perdón?
Haz ese paso, aunque sea interiormente.
Y cuando llegue el rito de la paz, da ese gesto con verdad y alegría, como
discípulo de Jesús.
Oración final
Señor de la paz, haz de mí un
instrumento de reconciliación.
Sana mis heridas, disuelve mis rencores, abre mi corazón.
Enséñame a vivir en comunión con todos mis hermanos.
Que, al darte la paz, aprenda también a construirla fuera de la Misa.
Amén.
Frase para meditar
“¿Quieres la paz verdadera?
Entonces comienza por amar. Donde hay amor, hay paz. Donde hay perdón, está
Dios.”
— San Francisco de Asís
Para profundizar hoy
Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1345, 1398–1401
Sobre la unidad del Cuerpo de Cristo y el signo de la paz como expresión de reconciliación.
La Imitación de Cristo, Libro III, cap. XII
“Vive en paz con todos si puedes, pero sobre todo mantén la paz interior. Porque quien no tiene paz en el alma, no puede darla a otros.”
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