Día 19: La doxología y el gran Amén: todo para la gloria de Dios
“A Él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.” (Romanos 11,36)
Al concluir la Plegaria
Eucarística, el sacerdote eleva el cáliz y la hostia consagrada y proclama
solemnemente:
“Por Cristo, con Él y en Él, a ti, Dios Padre omnipotente, en la unidad del
Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos.”
La asamblea responde con un “Amén” vibrante y convencido, conocido como el Gran Amén, porque expresa con fuerza y fe la adhesión plena de toda la Iglesia al sacrificio de Cristo ofrecido al Padre.
1. La doxología: alabanza trinitaria
Esta fórmula final de la Plegaria Eucarística es una doxología, es decir, una alabanza solemne al Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo. Toda la Misa, y en especial este momento, tiene como fin último la gloria de Dios.
“Porque de Él, por Él y para
Él son todas las cosas”
(Romanos 11,36)
En esta breve pero intensa oración, se resume todo el misterio de la fe y de la salvación.
2. El Gran Amén: la respuesta del Pueblo de Dios
El “Amén” no es una simple palabra de cierre. Es una profesión de fe, un “sí” total, alegre y agradecido. Con este “Amén”, la asamblea ratifica y hace suyo el sacrificio ofrecido, y se entrega con Cristo al Padre.
“Así sea, Señor Dios nuestro,
que todo este pueblo te diga: Amén”
(1 Crónicas 16,36)
El Gran Amén es la voz del Pueblo de Dios adorando, creyendo, amando y glorificando a su Señor.
Pensamiento del día
Todo en la Misa se dirige a
Dios:
su gloria, su amor, su obra salvífica.
Y en el Gran Amén, la Iglesia entera responde:
“¡Sí, Señor! ¡Todo para tu gloria!”
Compromiso del día
Hoy, vive con especial
atención el momento final de la Plegaria Eucarística.
Cuando escuches: “Por Cristo, con Él y en Él…”, une tu corazón al
sacrificio de Jesús.
Y pronuncia el “Amén” con fe, como quien entrega su vida con y por
Cristo.
Oración final
Padre Santo, todo viene de ti
y todo vuelve a ti.
Recibe la ofrenda de tu Hijo y nuestra humilde participación.
Haz que cada Eucaristía sea un acto de gloria y de entrega.
Y que nuestro Amén sea verdadero:
¡Amén de amor, de fe, de adoración y de vida!
Por Cristo, con Él y en Él. Amén.
Frase para meditar
“Nuestro Amén une el cielo con
la tierra. Es el sí de la Iglesia al amor de Dios que se nos entrega.”
— San León Magno
Para profundizar hoy
Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1352–1354 y 2855
Sobre la estructura de la Plegaria Eucarística y el sentido del Amén como respuesta plena a la oración litúrgica.
La Imitación de Cristo, Libro IV, cap. IX
“Todo lo que tengo y soy te lo ofrezco, Señor, por ti y contigo. Sea tuya toda la gloria. Y diga mi alma: Amén.”
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