Día 17: La Plegaria Eucarística: centro y cumbre de la Misa
“Este es mi Cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en conmemoración mía”
(Lucas 22,19)
La Plegaria Eucarística es el momento más alto y sagrado de la Santa Misa. Es el corazón vivo de toda la celebración: allí, el pan y el vino se convierten en el Cuerpo y la Sangre de Cristo, y toda la Iglesia, unida al cielo, ofrece el sacrificio de Jesús al Padre.
No es un simple recuerdo, sino un misterio real y presente. La Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo se actualizan sacramentalmente para nuestra salvación.
1. Una acción de gracias solemne
La palabra “Eucaristía” significa “acción de gracias”. En esta gran oración, el sacerdote, en nombre de toda la asamblea, bendice a Dios por su obra de salvación, y lo alaba por habernos dado a su Hijo.
“Te damos gracias, Señor Dios
todopoderoso… porque eres santo y misericordioso”
(cf. Apocalipsis 4,8–11)
2. El Espíritu Santo transforma los dones
Durante la epíclesis, el sacerdote invoca al Espíritu Santo para que descienda sobre el pan y el vino. Es el poder del Espíritu quien los convierte en el Cuerpo y la Sangre del Señor.
“Envía tu Espíritu… y
renovarás la faz de la tierra”
(Salmo 104,30)
Esta transformación, llamada transubstanciación, es real: Jesús está realmente presente.
3. La consagración: el sacrificio de Cristo se hace presente
Cuando el sacerdote pronuncia las palabras de Jesús en la Última Cena, se actualiza su sacrificio en la cruz. El altar se convierte en el Calvario, y la asamblea se une al sacrificio redentor.
“Cristo se ofreció una sola
vez para quitar los pecados de todos”
(Hebreos 9,28)
4. Una oración por toda la Iglesia y el mundo
La plegaria continúa con intercesiones por el Papa, los obispos, los vivos, los difuntos y todos los presentes. Es un momento de comunión universal. En cada Misa, el mundo entero es abrazado por el amor de Dios.
“Os exhorto… a que hagáis
oraciones por todos los hombres”
(1 Timoteo 2,1)
Pensamiento del día
Cada vez que se celebra la
Misa,
el cielo y la tierra se unen,
Cristo se entrega, y tú estás allí…
no como espectador, sino como parte viva del misterio.
Compromiso del día
En tu próxima Misa, permanece
en profundo silencio interior durante la Plegaria Eucarística.
Sigue con el corazón cada palabra del sacerdote.
Y al oír: “Este es mi Cuerpo… Esta es mi Sangre”, adora en silencio y
haz un acto de fe y amor.
Oración final
Jesús, eterno Sacerdote,
gracias por renovar en cada Misa tu entrega por amor.
Gracias por quedarte en la Eucaristía.
Hazme adorador consciente,
testigo agradecido y alma dispuesta a vivir en ofrenda.
Que nunca me acostumbre al misterio. Amén.
Frase para meditar
“En la Santa Misa, el altar es
el Calvario, el sacerdote es Cristo, y la víctima eres Tú, Señor… ¡Hazme digno
de este misterio!”
— San Pío de Pietrelcina (Padre Pío)
Para profundizar hoy
Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1352–1355 y 1356–1381
Sobre la estructura y contenido de la Plegaria Eucarística y la presencia real de Cristo en la Eucaristía.
La Imitación de Cristo, Libro IV, cap. IV
“Tú eres, Señor, mi salvación y mi redención. En el altar te entregas de nuevo por mí. ¿Qué soy yo para merecer tal gracia? Me postro ante ti con humildad y amor.”
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