Día 13: Liturgia de la Palabra: Dios nos habla hoy
“La Palabra de Dios es viva y eficaz”
(Hebreos 4,12)
Cada vez que se proclaman las lecturas en la Misa, no estamos recordando un hecho pasado, ni escuchando una simple lectura sagrada: es Dios mismo quien nos habla, aquí y ahora. La Liturgia de la Palabra es un encuentro real con el Señor, que nos enseña, nos consuela, nos corrige y nos transforma.
1. Dios sigue hablando a su pueblo
Dios ha hablado a lo largo de la historia, y hoy sigue haciéndolo por medio de su Palabra proclamada en la Iglesia. En la Misa, no leemos textos al azar: escuchamos lecturas cuidadosamente seleccionadas que revelan el plan de Dios y que, unidas al Evangelio, nos preparan para acoger su voluntad.
“Tu palabra es lámpara para
mis pasos, luz en mi camino”
(Salmo 119,105)
2. Escuchar con fe y corazón abierto
La Palabra de Dios no actúa mágicamente; necesita de nuestra fe. Por eso, es fundamental escuchar con atención y con el corazón abierto. El Señor tiene un mensaje personal para cada uno. No hay homilía sin destinatario: tú estás en los pensamientos de Dios.
“Hoy, si escucháis su voz, no
endurezcáis vuestro corazón”
(Salmo 95,7-8)
3. El Evangelio: la voz viva de Cristo
Cuando se proclama el Evangelio, es Cristo mismo quien nos habla. Nos ponemos de pie, trazamos tres cruces sobre la frente, los labios y el pecho, y cantamos el “Aleluya” como signo de alegría.
“El cielo y la tierra pasarán,
pero mis palabras no pasarán”
(Mateo 24,35)
Después viene la homilía, donde el sacerdote, como maestro y pastor, explica el mensaje de Dios y lo aplica a nuestra vida concreta.
Pensamiento del día
La Liturgia de la Palabra es
un diálogo entre Dios y su pueblo.
¿Estás escuchando? ¿Estás respondiendo con fe?
Compromiso del día
Antes de cada Misa, lee las
lecturas del día y pídele al Espíritu Santo que te hable.
Durante la proclamación, escucha con atención.
Después de la homilía, pregúntate qué te ha dicho el Señor hoy… y qué te
pide.
Oración final
Señor Jesús, que eres la
Palabra viva del Padre,
ábreme los oídos y el corazón para escucharte en cada lectura.
Que no pase indiferente ante tu voz,
sino que me deje transformar por ella.
Hazme discípulo atento, sediento de tu Verdad. Amén.
Frase para meditar
“Desconocer las Escrituras es
desconocer a Cristo.”
— San Jerónimo
Para profundizar hoy
Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 103–104 y 1349–1351
Explica la presencia de Dios en su Palabra y la importancia de la Liturgia de la Palabra en la Misa.
La Imitación de Cristo, Libro I, cap. V
“Escucha con humildad las palabras de Dios. Muchos las oyen, pero pocos las entienden y aún menos las viven.”
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