Día 12: La oración colecta: resumen del misterio del día
“Oremos…”
(Liturgia de la Misa – antes de la oración colecta)
Después del saludo inicial, el acto penitencial y el Gloria, el sacerdote invita a la asamblea a orar en silencio, diciendo sencillamente: “Oremos”. Es entonces cuando pronuncia la oración colecta, que recoge las intenciones de toda la comunidad y resume el espíritu de la celebración litúrgica del día.
1. Una oración presidencial y comunitaria
La oración colecta no es una plegaria privada del sacerdote. Es una oración oficial de la Iglesia, pronunciada por él, pero en nombre de todo el pueblo de Dios. Por eso, al final de la oración, todos responden con un “Amén” que expresa la adhesión del corazón de los fieles a lo que se ha pedido.
“Donde dos de vosotros se
pongan de acuerdo en la tierra para pedir algo, les será concedido por mi Padre
que está en el cielo”
(Mateo 18,19)
2. El silencio: espacio para elevar el corazón
Antes de pronunciar la oración colecta, el sacerdote guarda unos instantes de silencio. No es una pausa vacía, sino un tiempo sagrado para que cada uno presente a Dios sus intenciones, su acción de gracias, su súplica interior.
“Guarda silencio ante el
Señor, y espera en Él”
(Salmo 37,7)
Este silencio, lleno de fe, prepara el alma para unirse a la oración común.
3. Un resumen teológico del día litúrgico
Cada oración colecta está cuidadosamente redactada por la Iglesia y contiene en pocas palabras el misterio que se celebra: una enseñanza sobre Dios, una petición específica y una referencia a la obra salvadora de Cristo.
“Todo lo que pidáis en la
oración con fe, lo recibiréis”
(Mateo 21,22)
Por eso, rezar con atención esta oración es una manera de conectar nuestra vida concreta con el calendario litúrgico, y de acoger espiritualmente la gracia del día.
Pensamiento del día
La oración colecta no es un
trámite para pasar al siguiente momento.
Es una puerta abierta al misterio de Dios,
una súplica común elevada desde el silencio creyente del corazón.
Compromiso del día
En la próxima Misa, vive
conscientemente el momento del “Oremos”:
guarda un breve silencio interior, presenta tu intención personal,
y escucha atentamente la oración colecta.
Une tu voz al “Amén” como quien dice: “Señor, esto también es mío”.
Oración final
Padre Santo, que escuchas la
oración de tu pueblo,
enséñame a orar con la Iglesia,
a hacer silencio interior para hablarte con el alma,
y a acoger con fe lo que la liturgia propone a mi corazón.
Haz que mi “Amén” sea verdadero y comprometido. Amén.
Frase para meditar
“Un alma recogida en Dios no
necesita muchas palabras; sabe unir su voz al clamor silencioso de la Iglesia.”
— Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein)
Para profundizar hoy
Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2626–2627
Explica el valor de la oración de alabanza, de petición y de intercesión dentro de la liturgia.
La Imitación de Cristo, Libro III, cap. XVI
“No desprecias tú, Señor, el susurro humilde del alma recogida, ni la súplica sencilla del corazón contrito. Tú sabes unir en uno solo nuestros deseos dispersos.”
Página web desarrollada con el sistema de Ecclesiared