Honrarás a tu padre y a tu madre es un mandamiento muy importante, que lleva consigo esta promesa: te irá bien y vivirás largo tiempo en la tierra. Ef 6,2-3
La esperanza que transforma: Alabemos al Señor con alegría y fidelidad
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
Hoy reflexionamos sobre las lecturas que la liturgia nos ofrece, iluminadas por la memoria de los santos mártires Octavio, Solutor y Adventor, quienes con su testimonio de vida nos invitan a vivir con esperanza y valentía.
La visión del cielo: Apocalipsis 4,1-11
En este pasaje, San Juan nos presenta una escena gloriosa: un cielo abierto donde Dios reina en majestad. Alrededor de su trono, seres vivientes y ancianos proclaman: "Santo, santo, santo es el Señor, el Todopoderoso, el que era, el que es y el que ha de venir."
Esta visión, cargada de simbolismo, nos recuerda nuestra meta final: unirnos al coro celestial para alabar eternamente a Dios. El Catecismo de la Iglesia Católica (n. 1136-1139) describe la liturgia celestial como el modelo de nuestra liturgia terrena. Cada Eucaristía es un anticipo de ese encuentro eterno, una invitación a reconocer que Dios es el centro de nuestra vida.
Alabemos al Señor con alegría: Salmo 150
El Salmo 150 es un canto lleno de entusiasmo, una exhortación a alabar a Dios con todo lo que somos y tenemos: instrumentos, danza, y sobre todo, con alegría. Esta invitación nos recuerda que la alabanza no es solo un acto individual, sino comunitario. Es el corazón de nuestra relación con Dios, como lo señala el Concilio Vaticano II en Sacrosanctum Concilium (n. 10): la liturgia es la cumbre hacia la cual tiende la acción de la Iglesia.
El desafío de la fidelidad: Lucas 19,11-28
En el Evangelio de hoy, Jesús nos presenta la parábola de los talentos. En esta historia, los siervos que multiplican lo recibido son recompensados, mientras que el que oculta su talento es reprendido. Este relato nos llama a ser administradores responsables de los dones que Dios nos confía, trabajando por el bien común y el crecimiento del Reino de Dios.
Los santos Octavio, Solutor y Adventor, mártires del siglo IV, fueron ejemplo de fidelidad al multiplicar su testimonio cristiano en tiempos de persecución. Ellos nos inspiran a dar frutos con valentía, incluso en medio de las adversidades.
Toda nuestra vida es un regalo de Dios; al multiplicar nuestros talentos, construimos un mundo que refleja su gloria.
Gratitud y confianza en el Señor, que nos capacita para cumplir nuestra misión en la tierra.
Visualicemos el cielo como un coro eterno de alabanza, donde nuestras obras en la tierra resplandecen ante el trono de Dios.
Identifica un don que Dios te ha dado, ya sea tiempo, habilidades o recursos, y busca una forma concreta de usarlo hoy para el bien de los demás.
El legado de los mártires
Los santos Octavio, Solutor y Adventor nos recuerdan que la esperanza en Cristo no defrauda. Ellos entregaron sus vidas con la certeza de que la alabanza a Dios trasciende el tiempo y el sufrimiento. Su ejemplo nos impulsa a vivir con valentía, mirando al futuro con fe y esperanza.
Que esta reflexión nos inspire a alabar al Señor con alegría y fidelidad, confiando en que, al final de nuestros días, nos espera la gloria eterna junto a Él. Alabemos a Dios con nuestras palabras, acciones y corazones.
Yo los he elegido del mundo, dice el Señor, para que vayan y den fruto y su fruto permanezca. Jn 15,16
¡Que Dios les bendiga!
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