Octavo Domingo del Tiempo Ordinario - 2 de marzo de 2025
"Crecer en Sabiduría y Gracia: Un Camino hacia el Jubileo"
Queridos hermanos y hermanas en Cristo,
En este Octavo Domingo del Tiempo Ordinario, nos reunimos para reflexionar sobre la autenticidad, la perseverancia y la esperanza, temas que resuenan con nuestra caminata espiritual hacia el Año Santo Jubilar. Las lecturas de hoy, desde Sirácida hasta San Lucas, nos ofrecen una guía invaluable para cultivar un corazón verdadero y un espíritu renovado, mientras nos preparamos para recibir las abundantes bendiciones del Jubileo.
1. La Verdad del Corazón: Sirácida 27,5-8 El libro del Sirácida nos recuerda que "como en un tamiz se quedan los desechos, las faltas de un hombre aparecen en sus discursos". Esta poderosa metáfora nos invita a examinar la pureza de nuestro corazón a través de nuestras palabras. Este tiempo de gracia es una invitación a purificar nuestro diálogo, asegurándonos de que nuestras palabras sean un reflejo fiel de un corazón convertido y consagrado a la verdad.
2. La Estabilidad en Dios: Salmo 91 "¡Qué bueno es darte gracias, Señor!", proclama el salmista. Esta expresión de gratitud es fundamental para nuestra estabilidad espiritual. Al agradecer, reconocemos que todo bien proviene de Dios y nos recordamos que nuestra vida está segura en Su providencia. Este año jubilar, profundicemos en la práctica de la gratitud, haciendo de ella el cimiento de una vida espiritual madura y estable.
3. La Victoria de la Resurrección: 1 Corintios 15,54-58 San Pablo nos habla elocuentemente sobre la victoria sobre la muerte, proclamando que "la muerte ha sido devorada en la victoria". Estas palabras no solo prometen la resurrección futura, sino que también nos llaman a vivir una vida resucitada aquí y ahora. En cada acto de amor y compasión, participamos en esa victoria pascual. Que este año nos inspire a ser personas de esperanza, firmes e inconmovibles en la obra del Señor.
4. La Autenticidad del Discípulo: Lucas 6,39-45 El Evangelio nos advierte sobre la ceguera espiritual y subraya la necesidad de discernimiento. Jesús nos reta a ser discípulos que ven claramente, capaces de guiar a otros hacia Él. Este año jubilar es un tiempo para sacar lo mejor de nosotros mismos y ser esa "buena persona que saca el bien del buen tesoro de su corazón".
Invitación a los Sacramentos: Aprovechando este tiempo de gracia, les invito a redescubrir la riqueza de los sacramentos, especialmente la Eucaristía y la Reconciliación. Estos encuentros con Cristo son fuentes de gracia y renovación espiritual que fortalecen nuestra fe y nos integran más profundamente en la vida de la comunidad.
Documentos del Magisterio:
Que estas reflexiones y prácticas nos guíen y fortalezcan en nuestro camino de vivencia del Jubileo, ayudándonos a crecer en sabiduría y gracia. Que el Señor nos bendiga con un corazón puro y un espíritu dispuesto a seguirlo, no solo durante este año jubilar sino durante toda nuestra vida.
En Cristo y María,
Pbro. Alfredo Uzcátegui.
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